Llego a casa y la pienso dos veces antes de entrar, pero al final decido hacerlo. Tengo que darle oportunidad a mi matrimonio y poner más de mi parte, estas semanas no han sido fáciles para Camila y lo peor es que la he descuidado haciendo que ella cambie su comportamiento. Solo espero que las cosas vuelvan a ser como antes, tener a mi dulce y amada esposa.
-Buenas noches, cariño- Me acerco al verla sentada sola en la terraza. Suspiro cuando llego a su encuentro y veo una botella de vino por la mitad y un cenicero lleno de colillas –Amor deberías dejar de fumar- Digo y veo que hace una mueca.
-No empieces por favor- Dice mientras llena de nuevo la copa de vino – Tú no tienes ningún derecho de recriminarme nada- Se levanta alejándose de mí –Me siento cansada de ser ignorada por tu presencia- Cierro los ojos suspirando, mi esposa tiene razón.
-Discúlpame amor- Me acerco a ella posicionándome a sus espaldas –Solo quería darte espacio- Susurro en su oído mientras empiezo a besar su cuello –Prometo ser más atento a ti- Empiezo acariciar su cuerpo, Camila voltea tomando posesión de mis labios.
Extiendo el cuerpo de mi esposa sobre la cama mientras la sigo acariciando y besando hasta que me detengo en su estómago. Me sorprendo al ver que ella no se retuerce a carcajadas cuando lo hago, paro y observo que su mirada es diferente a la que solía ser cuando se derretía entre mis brazos.
-¿Qué pasa porque te detienes?- Muerde su labio inferior envolviendo sus piernas en mi cintura, atrayéndome hacia su cuerpo.
-Nada…- Susurro a centímetros de su boca -¿Acaso no puedo admirar a mi esposa?- Ella me observa como si quisiera leer mi mente, me acerco pasando mi lengua por sus labios, sonríe y nos besamos.
De nuevo me deleito con sus senos por un rato y sigo bajando por su cuerpo, paso de nuevo por su estómago y de nuevo ella solo responde a gemidos. Bajo hasta sus piernas tomando de una de ellas para desabrochar las sandalias y así no salir herido con el tacón puntilla que tiene. Me tomo mi tiempo mientras lo desabrocho y empiezo observar su cuerpo y me doy cuenta de que Camila ha bajado de peso, empiezo a detallar cada parte de ella hasta detenerme en el otro tobillo de su pierna y veo una pequeña cicatriz al cual había pasado desapercibido hasta este momento.
-¿Cuándo te hiciste esta cicatriz?- Camila muerde su labio luciendo nerviosa.
-Me la hice hace unos años- Hace una pausa mirándome fijamente mientras sigo arrodillado en la cama -¿Te vas a quedar ahí parado observando cada detalle de mi cuerpo o vamos a seguir?- No me muevo, trato de recordar si en algún momento le había visto la cicatriz y en ningún momento me viene a la mente, es algo que no habría pasado desapercibido, después de todo había besado cada parte del.
Camila parece verme confundido, se levanta haciéndome recostar sobre la cama. Aún me encuentro divagando y recordando cada parte de su cuerpo mientras siento que mi esposa empieza a besar mi pecho, recorriendo con su lengua y mordiendo fuerte mientras baja hasta mi ingle. Definitivamente, no es la misma sensación que sentía con ella al principio.
-Espera…- La detengo antes que ella baje mi bóxer -¿Tienes los condones?- Ella me mira con desconcierto como si no supiera lo que le hablo –Recuerda que nunca lo hacemos sin condón- Murmuro y veo como su mirada cambia.
-Umm déjame ver si tenemos algo por acá- Se levanta y empieza revisar la mesa de noche mientras me levanto sintiéndome confundido y furioso.
-¡Maldición!- La escucho exclamar –Amor, no encuentro condones, pero…-La interrumpo.
-Sabes que jamás hemos tenido relaciones sin condones- Ella me mira con duda.
-Si amor sé que nunca hemos estado sin condones, pero podemos hacerlo sin ellos al fin…- Me levanto tomando la camisa que se encontraba en el suelo.
-No te preocupes, iré a comprarlos- Digo mientras salgo de la habitación completamente furioso.
Definitivamente, esta no era mi mujer. Bajo las escaleras, tomando las llaves de mi auto para salir lo más pronto de esa casa, iba a descubrir quién putas era esa mujer que se encontraba en mi cama y buscar a la verdadera. Esta impostora se metió con la persona equivocada.
Tomo el teléfono y marco a la única persona que me ayudara a descubrir la verdad.
-Nos vemos donde siempre- Cuelgo la llamada sin darle tiempo en responder.