Doble Nacionalidad

CAPÍTULO 41

—Déjame leer el mensaje.—son las diez de la mañana y nos encontramos André, Leonardo y yo sentados alrededor de la mesa del desayuno discutiendo sobre los posibles involucrados.

—Lo has leído ya tres veces.—replico cansada pasándole el teléfono de nuevo. 

Cuando ayer volvimos a casa, Leonardo me obligó a irme a la cama y me prometió que lo hablaríamos por la mañana pero en ningún momento mencionó el nombre de André. Cosa por la que estoy ligeramente molesta. 

—La persona que te envía estos mensajes ha de conoceros y ha de saber la relación que tenéis y dónde os encontráis.—lo dejo decir ya que no tengo fuerzas suficientes para discutir con él a estas horas.

—No me digas Sherlock.—suelto irónica. Él decide ignorar mi comentario y vuelve a centrar su concentración en la pantalla.

—O puede que conozca solo a uno de los dos y el otro sea tan solo un daño colateral.—interviene Leonardo sorprendiéndonos a los dos. 

—¿Que quieres decir?—dice André dejando momentáneamente de lado el teléfono para mirarlo con curiosidad.

Abro los ojos, sorprendida por saber hacia dónde va la conversación. ¿De verdad va a contarle su pasado a mi hermano? Vaya, esto si que es sorprendente. 
Como si me hubiera leído el pensamiento, Leonardo fija la vista en la mía y puedo ver miedo a opresión. Toma una profunda bocanada de aire y apoyo mi mano en la suya para darle fuerzas.

—Vale, ¿alguien me puede decir que está pasando y por qué todo se ha vuelto tan misterioso?—pregunta André con una media sonrisa insegura señalándonos con el dedo.

—André, antes de nada quiero sepas que yo quiero a tu hermana y nunca haría nada para hacerle daño.—se apresura a justificar antes de contárselo. Es en ese instante cuando se le cambia la cara a André y entrecierra los ojos.

—Habla de una vez, Gobbi.—replica seco, cruzándose de brazos.

—Estuve casado hace unos años.—suelta de golpe.—Y creo que mi ex-mujer está detrás de esto.—esperamos algún tipo de reacción por parte de mi hermano, pero esta nunca llega. Se ha quedado clavado en el sitio mirando fijamente a Leonardo sin pestañear.

—¿André? Di algo, por favor.—suplico en voz baja. Eso parece que lo hace reaccionar y pestañea repetidas veces.

—Lo siento, es que creo que tengo un problema auditivo y he escuchado mal.—habla irónico rascándose la oreja, como si tuviera algo dentro.—¿Puedes repetirlo?—el susodicho se aclara la garganta y lo repite.

—Ya estuve casado.—aunque su tono es firme, puedo ver como tiembla casi imperceptiblemente al volver a decirlo en alto, y más delante de mi hermano. Aunque lo niegue y no o quiera aceptar, sé que Leonardo siente un gran respeto por mi hermano.

—Joder...—se pasa la mano por la cara, soltando un fuerte suspiro.—Necesito tomar el aire.—suelta de repente.—Ya hablaremos más tarde.—se apresura a recoger sus cosas y se pone en marcha, pero está loco si cree que voy a dejarlo marchar sin decir nada después de lo que Leonardo le ha contado.

—No, hablamos ahora.—digo contundente. Por un momento me mira sorprendido por la intensidad de mi voz, pero acabe negando con la cabeza y dirigiéndose a la puerta.—¡He dicho que ahora!—repito impidiéndole el paso.

—Angie, en serio déjame pasar.—me habla con cansancio, pero no me voy a rendir tan fácilmente.—No estoy de humor para escuchar nada más. Ya he escuchado suficiente.—su voz es baja y controlada, señal de que está enfurecido.

—Pues yo creo que no, y no vas a salir hasta que lo sepas todo.—estoy dispuesta a seguir peleando cuando la voz de Leonardo interrumpe. 

—Angelique, déjalo. Deja que se marche.—habla con voz cansada y está recostado en la mesa, rascándose la nuca. 

¿Que? ¿Dejarlo marchar y que se vaya hecho una furia? Eso ni soñando.

—¡Tú no me dices lo que tengo que hacer!—grita André volviéndose en dirección a Leonardo. Inmediatamente contengo la respiración, a la espera de lo que vendrá. Sabía que su paciencia no iba a durar mucho.

—¡André, cálmate! ¿A caso quieres despertar a nuestros padres?—exclamo enfadada por su reacción. En todo caso la que tiene derecho a ponerse así soy yo, no él.

—Puede que sea lo mejor, y así también le contamos a ellos las suposiciones de tu querido "novio".—me rebate poniendo comillas en la última palabra. Me quedo sin palabras y aprovecha al momento para soltar una risa irónica y dirigirse a la puerta negando con la cabeza.

—¿Por que reaccionas así?—exclamo ya del todo alterada. No lo entiendo.

—Angelique...—me advierte Leonardo pero yo no le hago caso. 

Ante la pregunta André para en seco y se da la vuelta bruscamente para quedarse mirándome con incredulidad.

—¿Que por qué reaccionó así?—repite mi pregunta como si no lo creyese.— ¡Por que mi hermanita pequeña está siendo acosada por la loca de la ex-mujer de su novio! ¡Por eso!—en el instante que voy a contestar entran mis padres, alborotados por el jaleo.




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