Amor prematuro, sueños eternos

Me arrepiento una y mil veces de haberte amado,
de haber sido la primera niña en tu corazón.
Me arrepiento de no haber encontrado la forma
para que mi amor bastara por siempre.
Pero más me arrepiento de haberte querido sin límites,
de haberle dado alas a mi corazón, solo para verlo caer.

No me arrepiento de las memorias que guardo contigo,
de las noches que descansé en tu pecho,
ni de esos abrazos que llenaban los lugares que pisábamos.
No me arrepiento de ser parte de lo que un día fuimos.

Ojalá no te hubiera conocido en mi juventud,
y ahora no tuviera que fingir que somos desconocidos.
Desconocidos que saben hasta los secretos más profundos,
y que han compartido los pecados de la piel y el alma.
Ojalá te hubiera encontrado en un tiempo más sabio.

Pero ya no hay más que hacer; lamentarse no cura las heridas.
Solo queda esperar que el futuro nos reúna,
que la vida nos permita, siendo mayores,
vivir el amor que soñamos.
Cumplir aquel destino del que tanto hablamos,
cuando todavía éramos tú y yo.