Isabella:
Me desperté con pocas ganas como todas las mañanas, eran alrededor de las 6 de la mañana, me levanté y fui directo al baño. Me di una pequeña ducha, después de eso me miré al espejo con la toalla en la cabeza, me veía horrible, tenía una cara de fantasma y para el colmo me estaba saliendo un grano. Me vestí rápidamente con un pantalón de vestir, una blusa, un saco negro y unos tacones, me encantaba usarlos en todo momento, dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, bueno es este caso estos bebés son los de la mujer, me maquillé un poco natural, ahora si estaba preciosa, me aprecié y pose un poco en el espejo del pasillo. Recordé que Elias seguramente estaba y mi cara se volvió color carmesí. Me percate de que no había escuchado volver a Elias, deduje que simplemente no lo escuché así que fui a revisar si estaba durmiendo. Abrí la puerta silenciosamente para no despertarlo si estaba dormido, pero él no estaba, bajé la cabeza y se me borró la sonrisa, pero preferí no preocuparme aunque me pareció raro pero no le tomé importancia, tal vez quiso llegar un poco más temprano al trabajo, me preparé un café y lo tomé rápidamente, ya eran las 7:30 y yo entraba a las 8:20, no podía llegar tarde y menos siendo la gerente de la empresa, que prácticamente aunque no lo fuera era más jefa de mi jefe que él de mí . Me dirigí a mi auto carmesí y subí, me acomodé en el asiento y prendí la radio, justo se escuchaba That's So True de Gracie Abrams, me encantaba esa música. Encendí el motor y me concentré en el camino mientras cantaba a todo pulmón mi canción favorita, que suerte que no tenía que llevar a Elías ese día.
Al llegar al trabajo no ví a Elías por ningún lado, me pareció muy extraño ya que el nunca faltaba, intenté llamarlo pero no contestaba, decidí llamar a Timothy, su mejor amigo, me había pasado su número por si necesitaba algo, claramente me estaba coqueteando, por suerte él respondió enseguida.
-Dime.
-Timothy, ¿Elías está contigo? Hoy no vino a trabajar, no lo ví en casa y no me contesta las llamadas.
Escuche cómo hacía ruidos pensativos con la boca cerrada.
-Que raro, no, no está conmigo lo siento. Si quieres puedo intentar llamarlo.
Fruncí el ceño, eso ya era demasiado raro, ¿dónde podría estar?
-Está bien gracias
-Denada Isa
Lo último que recordaba es que ayer estaba muy inquieto y distraído pero no quise meterme en sus asuntos, ¿será por su familia que estuvo así? No lo sé pero tenía que encontrarlo. Cada vez me sumergía más en mis pensamientos hasta que me llegó una llamada, tomé el teléfono rápidamente con la esperanza de que fuera él pero no lo era, era mi madre, le contesté y hablamos por un tiempo, me invitó a mi y a Elías a comer, ya que ya le había contando que se había mudado por temas personales, acepte y después de la llamada me centré en mis tareas.
Pasaron las horas hasta que llegaron las 5 de la tarde, salí de mi Oficina y me dirigí a la salida, estaba ansiosa por llegar a casa así que me subí al auto y conduje hasta casa mientras pensaba en cómo contarle a Elías lo de la cena con mi mamá.
Al llegar a casa toda la emoción que tenía se esfumó al sentir un vacío silencioso antes de abrir la puerta, al entrar dejé mis llaves sobre la mesada y mi bolso lo tiré sobre el sillón, recorrí toda la casa en busca de su presencia pero nada. Se me retorció el estómago, sabía que algo malo estaba pasando, no se si estaba enojado conmigo y me estaba ignorando o si pasaba algo más, que desapareciera de la nada no era normal. Pero entonces lo vi. Su celular, escondido bajo el almohadón del sillón.
Ese objeto pequeño y sin vida me rompió por dentro.
Elías jamás salía sin él. Nunca.
Ahí fue cuando lo supe de verdad. Algo iba terriblemente mal.
Al instante mi teléfono sonó, era Timothy y me mandaba mensajes compulsivamente. Decidí responderle sin titubear.
-¿Qué pasó, Timy?
Lo escuche agitado y con un hilo de voz se escuchó del otro lado
-E-Elias… Está… Muy herido en el hospital…
Silencio…. Se me aceleró el corazón al instante que escuche esas palabras y casi me caigo, me senté de golpe e intenté responder a la noticia.
-¿Está…bien? ¿Dónde estás? Iré de inmediato…
Mi cabeza me daba vueltas, el miedo de que le hubiera pasado algo me estaba apoderando.
-Si, te paso mi ubicación, solo no te preocupes.
¿Que no me preocupe, dice? Agarré mi bolso y las llaves y me subí al auto a toda velocidad. No podía ni imaginarme todo lo que había pasado. Necesitaba apresurarme y rogaba por no llegar tarde.
Las luces del camino se sentían más brillantes aunque la vista se me nublaba, las manos temblaban en el volante y aunque el mundo girará, sentía que el mío en cualquier momento se iba a estrellar si le había pasado algo.
Llegue al hospital a tiempo récord, más rápido de lo que hubiera pensado. Apenas me estacione, me bajé rápidamente del auto y salí corriendo , me tropecé con la alfombra de la entrada, unos de mis tacones se quebró y me torcí el pie, dolía mucho, pero Elías era más importante. Una enfermera me miró sorprendida y agitada comencé a balbucear.
-¿Dónde está el paciente Elías Devereux? Me llamaron y vine.
-¿Usted es familiar?
-Soy…soy una amiga cercana, por favor dígame que se encuentra bien.
Comenzó a buscar el nombre y sentí que no me escuchaba, como si no le importara, sentí que fue una eternidad, lentamente me señaló un pasillo y me indicó el número de habitación . Salí corriendo lo más rápido que me daba el tobillo, aunque me gritaron que no lo hiciera. Llegué al pasillo y vi sentado a Timothy en una de las sillas, con la cabeza entre las manos. Cuando me vio se levantó de golpe. Me acerqué y él me puso una mano en el hombro para tranquilizarme.
-Tranquila, está bien , lo acaban de estabilizar.
Sin más mi cuerpo se aflojó y lágrimas inconscientes comenzaron a recorrer mis mejillas.