En noches como aquella Luca extrañaba mucho más su vida.
Él recordaba los veranos en Italia, con su madre y su padre, su hermana, el sol sobre la cabeza en el cielo azul, el calor en la piel y los días infinitos.
Recordaba su trabajo, primero en el bar de Giorgio todas las tardes. Se recordaba a sí mismo comiendo bocadillos mientras intentaba trabajar, a Giorgio que miraba sus movimientos como si quisiera cortarle la cabeza... A esos días los recordaba con tanta nostalgia que su corazón, ahora muerto, se sentía romper en su pecho.
Levantó su mano y tocó su pecho, pero no enontró nada. Su corazón había dejado de latir hacía casi cien años ya, en mil novecientos veintidós, eso él lo sabía, pero a veces lo olvidaba momentareamente.
Su segundo trabajo también lo recordaba bien, era su pasión. Recordaba todo, todos los días que había trabajado en el circo, sus compañeros, el espectátulo, las risas de la gente, la felicidad después de una noche llena que termina. Él quería vivir, dedicar la vida al circo, a la gente que trabajaba ahí, sus amigos. Él soñaba con las risas, los animales, los actos... Y entonces, una noche de invierno, había conocido a Adriano.
Con su sonrisa perfecta, Adriano tenía fácil el hablar con Luca.
Llegó una noche fría de invierno, Luca recordaba. Recordaba todos los detalles de ese día, recordaba despertarse en la mañana, recordaba la ducha, el desayuno de frutas y un vaso de leche, a sus amigos que practicaban los actos. El trabajo de Luca era encontrar nuevos talentos para el circo, eso era todo... Pero, maldita sea, era muy bueno en su trabajo. Todos lo sabían, y ninguno nunca había dicho que su trabajo era fácil... No podían, no después de ver como en los cinco años de él en el circo, la popularidad de este había crecido. Cuando debían dejar una ciudad, el nombre "Circo del Sol" lo conocían todos, y era gracias a Luca y su talento.
Incluso Adriano había escuchado el nombre. Un día, mientras el circo se encontraba en la ciudad donde él debía hacer algunas cosas, Adriano habia decidido ver el circo del que todos hablaban
Esa noche, Adriano y Luca se habían conocido.
Esa noche, los dos habían encontrado a su alma gemela.
Adriano había caminado y buscado su lugar con los espectadores, y durante los actos los talentos que Luca habia encontrado habian hecho su trabajo maravillosamente... Pero Adriano, quién sabe por qué, había mirada a otra parte. Las luces eran todas en los actores, Luca miraba todo desde los lados del escenario, en la oscuridad.
Con los ojos de un vampiro, no fue dificil encontrar a Luca. Sobre todo porque algo, él no sabia exactamente qué, lo había obligado a mirar ahí, a buscar algo, no sabía qué debía encontrar hasta que no lo había encontrado a él.
El cabello de Luca, largo y lacio hasta los hombros, oscuro como sus ojos, miraban el escenario sin sentir nada... Entonces, en un segundo, él recuerda, por alguna razón se había encontrado a si mismo mirando a los espectadores sin saber qué quería ver, qué esperaba encontrar allí.
Sus ojos habían encontrado a Adriano, que ya lo miraban a él. Luca no podía mirar en detalle a Adriano en la oscuridad, pero no podia dejar de intentar hacerlo. Él podía sentir los ojos de Adriano sobre el rostro, sus gestos y movimientos. No podía, no quería mirar a otro lado.
Pero Luca tenia que trabajar, y un compañero suyo lo había obligado a moverse.
Cuando el espectáculo ya habia terminado y los actores celebraban otra noche llena, Adriano intentó encontrar a Luca entre ellos, por horas intentó verlo, hablar con ese chico que lo había dejado sin palabras con su belleza. Adriano recordaba sus gestos, sus ojos que buscaban en la oscuridad, su rostro, su cabello castaño con tanto detalle...
Tres horas después de que el espectáculo había ya terminado, Luca habia salido de una de las tiendas, él reía de algo, no recordaba con certeza, pero eso que sí recordaba es la primera vez que su piel habia sido tocada por quien era, y es todavía, su alma gemela.
El mundo había dejado de moverse para los dos. La mano de Adriano habia solo intentado tocar su brazo para tener su atención pero, en ese segundo, en ese momento, Adriano confirmó eso que ya pensaba.
Adriano quería llorar, quería caer de rodillas, abrazar a Luca, llevarselo lejos con él y dejar al resto del mundo entero harder. ¿Cuánto tiempo habia esperado ese momento?¿Por cuántos siglos? Adriano estaba a punto de rendirse, comenzaba a pensar que quizás él estaba destinado a estar solo, a nunca vivir ese momento.
Y entonces habia mirado a Luca a los ojos allí, en la oscuridad a los lados del escenario, y su corazón había latido por primera vez desde que fue creado.
Y Luca... Luca no sabía qué socedía, el corazón le batía fuerte en el pecho, sus mejillas estaban rosas. En el momento en que los ojos de Luca habian encontrado los de Adriano, él sabia que estaba mirando a la misma persona que ya había visto con los espectadores algunas horas antes. Su cuerpo entero se sentía débil, su cabeza no podia explicar eso que sucedía en ese momento.
Sin decir nada, Adriano abrazó fuerte a Luca, lo alzó del suelo y comenzó a girar, lleno de felicidad. Luca, sin saber exactamente por qué, estaba repentinamente tan feliz que solo había intentado sujetarse, abrazarse a Adriano mientras reía entre sus brazos. La luna brillaba en el cielo lleno de estrellas, los amigos de Luca miraban, todos con una sonrisa sobre el rostro.
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Editado: 04.10.2021