Doloroso amor

8

Cuando todo estuvo silencioso, cuando no quedo ninguna alma haciendo alguna actividad en la casa y quedó totalmente callado  por haberse ido a dormir.

Solo una persona se le fue el sueño, solo ella no podría dormir y era nada más y menos que Ernesto, no lograba consiliar el sueño su subconsciente le reproducía en cada momento la textura de la piel de Sofía, le recordaba el cuerpo semi desnudo de ella.

Sin sueño y con pereza se levanta de la cama llendo directo al baño pues creé que con mojarse el rostro será suficiente, pero el no contaba que cuando se mirase en el espejo su mente le juega otra mala jugada pues en el se le revela el rostro de la mujer con la que se casó.

Solo recordarle su cuerpo se estremecía, su corazón comenzó a palpitar como si allá corrido un maratón.

Se sentía extraño pero no tomo importancia, así que se fue de nuevo a su lugar que comparte con su actual pareja.

Pero este se comenzaba a sentir incómodidad y con una corazonada que este por lo tonto y estúpido que es la ignoro.

Cerrando sus ojos que tanto hacen suspirar a Sofía.
Pero como su mente ni recuerdos le dejaran dormir esa noche soñó, soñó con unos ojos color avellana, un cabello cobrizo ondulado, una risa particular sin ser chillona ni aburrida, no soñó una risa dulce, una voz que tranquiliza con el simple echo de escucharla, un cuerpo que es de envidiar a quien lo porta.

En dicho sueño, siente que toca su delicada piel, besa delicadamente sus labios, se entregan uno al otro sin pudor alguno, pero con amor, solo una cosa siente que eso es arrebatado pues vuelve a ver a la chica en los brazos de otro que no es el, corre, corre con todo lo que sus piernas le permiten, pero es en vano no lo alcanza, no llega a la pareja que aparentemente están felices, el escenario cambia ahora es el con la chica, ve el rostro de ella durmiendo, sigue observando y abre los ojos avellana que lo miran con amor, amor de verdad sin falsedad alguna, están a punto de besarse cuando el despertador suena.

Abriendo los ojos de golpe molestandote un poco la luz, apaga el aparato viendo del lado derecho de la cama encontrándose el sitio vacío, restregando cada uno de sus ojos  siente su pulso, está un poco desconcertado pues se ocupa un lapso de tiempo a recordar cada suceso en su sueños, lo tiene un poco inquieto cada acto que sucede.

Después de un rato estar pensando y analizando cada uno de los actos se da cuenta que se le hace tarde, sin esperar más va hacia el baño a realizar sus actividades higiénicas diarias, saliendo de este abotonado los botones de las mangas de su camisa y tomando el saco del conjunto del traje baja a la cosina esperando encontrar a su "bella" novia, pero se lleva una sorpresa no está.

Llegando a la cosina escucha ruidos, no entendía la razón pero su cabeza le dictaba que fuere Sofía y bingo acertó con dicho pensamiento, su corazón comenzó a bombear rápido, sus manos sudaron por ver a la chica a pesar de que no estaba muy arreglada; solo llevaba su pijama y un chongo amparado con unas pinzas para el cabello, pero a este le pareció hermosa.

Cambiando de pensamiento sacude su cabeza y como es tan tonto se le ocurre preguntar.

- ¿No haz visto a...? - la pregunta queda en el aire pues Sofía ya sabía a quien se refería.

Dejando de cortar las verduras y haciendo su vista al frente topando con aquellos ojos azules que tanto ama le hace frente sin desviar su mirada - Mira si me vienes a preguntar por TU noviesita no se, y no me importa en lo más mínimo, si tú no sabes dónde diablos está menos yo que ni la palabra le dirigió. - volteo a dónde dejo pendiente su trabajo y continuó preparándose su desayuno.

Ernesto estaba más que sorprendido por como le respondió pues la chica siempre fue de hablar dulce y amable, siempre buscando la manera de ser directa pero sin molestar o herir con quién está hablando.

Espero tranquilo y pensando detenidamente que palabras usar para pedirle que si le daba un poco de lo que está cocinando.

- Em Sofi - le hablo en deminutivo haciendo que Sofía dejará de hacer lo que hacia.

Volteando a el le dijo - Si que necesitas.

- Lo que pasa es que no e desayunado y pues quería - hay comprendió lo que le trataba de decir.

Pues no hay que ser tan tonto para saber qué quiere de su desayuno soltando un suspiro le dijo.

- Está bien desayuna con migo, trae un plato para servirte.

Feliz y no entendía porque tomo uno de los platos hondos que había en la alacena. Como si no hubiese un mañana comía desesperadamente el alimento que le fue proporcionado por Sofía pues como no si ella cosina delicioso superando a los chefs de los restaurantes donde llevaba a comer a Rosa no sé comparaba en lo más mínimo.

Terminado de llenar el estómago y dejar vacío el plato le da las gracias a Sofía y llendo de a la puerta, ella toma los platos y utensilios de cosina que utilizo en el fregadero dispuesta a lavarlos.

Al final de su actividad vio el reloj vio que aún era temprano y no perdió el tiempo fue a cambiarse y de nueva cuenta salió a divertirse.




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