Doloroso amor

16

Con los nervios a punto de piel sale sin percatarse de que cierta persona también sale de su habitación con la intención de bajar a un lugar más apacible.

Sin darse cuenta el uno del otro bajan con lentitud las escaleras, los pasos que dan no suenan por lo cual no se dan cuenta de que van acompañándose uno del otro.

Sofía es la primera que llega a la cosina y lo primero que haces el llegar a lugar donde está el apagador de la luz y así prenderla, enseguida llega Ernesto tras la chica con las mismas intenciones, y por si fuese poco al momento de e vendré la luz sus manos se tocan haciendo que a Sofía se le salga un grito de terror y por reflejo Ernesto le pone la mano en la boca sin percatarse el tonto de que también la toma de la cintura.

La chica con el pulso a mil por hora manotea para llegar al contacto y encender la bombilla que iluminará el rostro de quien la tiene presa de boca como de cintura, llegando a su objetivo la enciende, rápido gira su vista al dueño de las manos de quién la tienen presa y lo ve, ojos azules contá avellana.

Sus vistas no bajan ningún segundo, parece como si fuese eterno el momento, Sofía por su parte creo que solo es un sueño o su mente le está jugando una estúpida broma de mal gusto, pero para Ernesto es lo contrario, pues cabe destacar que el tipo no es tonto y está disfrutando del roce de cuerpo con cuerpo y sin contar que el tipo la tiene sujeta de la cintura.

Poco a poco libera sus labios, y quitando la vista de los ojos de la chica los dirijo a sus esponjosos belfos, Sofía de manera involuntaria los remoja con su lengua causando que Ernesto se le atore la saliva y trage duro ante la acción de ella.

Ella aún no entiende porque la castiga de esa manera, le duele en el alma que se comporte así pues tendrá un hijo y viene asta la cosina a seguirle solo para eso.

Por otra parte Ernesto está emblesado con ella no quiere apartar sus ojos de la chica, asta en este momento se comienza a arrepentir de todas las estupideces que le ha echo pasar a la chica, siente una paz inigualable al estar cerca de Sofía, siente tranquilidad, felicidad, ánimo de seguir adelante, pero este nunca se percató, quisiese de que este momento durará por mucho tiempo, pero no es asi.

Sofía cada minuto  que pasa en el agarre de Ernesto se siente más incómoda y acompañándole de la penetrante mirada que le dirige se pone nerviosa, así es está incómoda y nerviosa con la acción y presencia de él.

- Ernesto - soltó firmemente Sofía sin signos de nerviosismo.

Este la ignoro de sobremanera pues estaba tan bobo en ver las delicadas facciones de ella que hacía caso omiso a los llamados de esta.

- Ernesto - repitió de nueva cuenta, pues veía que no le hacía caso.

Mientras tanto en la obscuridad de la sala alguien veía no muy contenta la escena, cada vez más odiaba a Sofía, cada vez la soporta menos, ara todo lo posible por qué se balla de la casa y sin ningún peso del que será si futuro esposo, sin hacer algún tipo de ruido camina lento a las escaleras y así poder pasar desapercibida.

Con la pose y la situación incómoda que está pasando Sofía le vuelve a llamar.

- Ernesto - y solo recibio lo mismo silencio.

Ya se está cansando de la situación y eso que solo vino por un dichoso sandwich, valla que sorpresa les trajo el destino a esta pareja, por más que se quieran separar el destino se encarga de volverlos a juntar.

Asta el momento Ernesto no ha movido ningún músculo ni la mano que se encuentra en la cintura de Sofía.

La mano que se encontraba en la boca de ella la pasa a una de sus mejillas y con su dedo pulgar da leves caricias en el pómulo de su rostro, ella sintiendo esas caricias que tanto anhelo, que tanto añoro por tantos años, por aquellas manos que ahora la tocan, hizo tantas cosas por qué solo oa volteara a ver pero todo eso resultaba de que la insultaba, humillaciones por parte de él, burlas y en ocasiones ni siquiera llegaba a la casa y todo eso como terminaba, pues terminaba con una chica llorando en el sofá de la sala comiendo helado o cualquier comida chatarra mientras su espalda era sobada por la cosinera de la casa, que para ella fue un pilar por lo largo de estos años.

Ahora que las tiene solo siente coraje, siente asco por quién es el portador de dicho tacto, rabia contra el. Pues quien de cree el idiota este primero la pisotea, toca a otra mujer y después viene y la toma con confianza, este tacto solo hace que le duela que el simple hecho de que tenga encima sus manos su corazón sangra, su pecho se oprime ante el recuerdo de todo, y aún en un pequeño tiempo atrás se decía que lo perdonaría, pero ahora ya no.

Encima de ella se ha echo una capa, una pequeña coraza que la defiende su razón y las pequeñas emociones que se empeñaron a esconderse, su corazón dejó atrás sus sentimientos los encerró en un pequeño cofre que su razón, dignidad y amor propio tienen la llave y ni piensan sacarle en un buen tiempo.

Quiso volver a llamarle y así lo hizo.

- Ernes...- no término de hablar ya que el tipo la beso, Sofía abrió los ojos a más no poder esta sorprendida, sentía los labios de Ernesto sobre los suyos.

Cuanto deseo tenerlos solo para ella cuanto deseo su primer beso con la persona que amara.

No aguanto más y sus lágrimas comenzaron a caer por sus lagrimales, veía un poco borroso a Ernesto, pero no tanto como para darse cuenta de que este tenía los ojos cerrados disfrutando del contacto con los labios de ella.




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