Después de que Sofía dejará a Ernesto en medio de la sala corrió al auto y subió a todo lo que daba sus piernas.
Encendiendo el mueble comienza a manejar lento, pero con prisa, avanzando al bufet que le heredaron sus padres.
No sabe lo que le espera a Ernesto, no, solo es el comienzo, su tortura solo apenas comienza.
Llegando al estacionamiento se baja del vehículo, poniendo en este la alarma junto a los seguros se retira dejandolo atrás.
A paso lento y agraciado entra al edificio saludando a la secretaria con una dulce sonrisa avanza al elevador y poniendo en este el piso que correspondía al de Steven, no se arrepentirá de lo que se viene por delante claro que no.
Cuando las puertas del elevador se comenzaban a cerrar un chico llegó corriendo y gritando.
- Porfavor no dejes que se valla - Sofía alcanzo a escuchar y detuvo el elevador antes de que iniciará su camino.
El chico entra a el elevador dándole una sonrisa a Sofía y está como siempre fue sociable a pesar de que no salía de su casa y un poco tímida con quién no conocía y este era uno de los casos.
- Hola me llamo Adrián - la sonrisa del tipo era encantadora, Sofía siente simpatía por este muchacho.
Ella estirando su mano para saludarle le contesto con mucha simpatía y amabilidad - mucho gusto Sofía.
- El gusto es mío.... - sus ojos fueron directo a las manos entrelasadas y este vio el anillo de matrimonio y soltó - ah...señora Sofía.
Los orbes de Sofía solo fueron a los de él y después a sus manos, retirando la mano de su agarre como si allá agarrado carbón caliente. El tipo se quedó confuso pues no entiende la razón por el cual hizo eso sofia.
- Si - responde apenas audible mientras su vista se clava en el anillo con incrustaciones de diamantes - lo estoy, lastimosamente estoy casada.
Después de terminar su oración no hablo más y el silencio que los acompaño asta el momento en que el elevador dejó de moverse y estacionarse en el piso donde quería Sofía - Nos vemos luego - menciona sin voltearlo a ver a los ojos y seguir su camino.
Con un nudo en la garganta camina por los pasillos lento y cuidadosamente, viendo por cada una de las puertas buscando una en particular.
Bingo dice su mente ha encontrado lo que necesita, encontró la oficina de quien la ayudará para librarse de su estúpido esposo.
Entrando sin respeto alguno pues ya sabe que estará sin compañía alguna y cerrando tras de sí dejando en vista la placa de quien es el dueño de la oficina Steven Turner el mejor amigo de Ernesto.
- Hola Steven - comenta Sofía yendo a sentarse a una de las sillas que se encontraba frente s el escritorio del chico.
- Hola Sofía en que te puedo ayudar - dice aquel chico que no deja de ver la manera en que se mueve detenidamente la mujer frente a sus ojos.
- Bueno lo que te quiero pedir como amiga es que.... - las palabras no le salían, las tenia atoradas en un nudo en su garganta que evitaba que hablara, y de nueva cuenta se presenta esas ganas, esas estúpidas ganas de llorar mas no se lo permite y levantando la vista con palabras fuertes y decididas - Steven necesito que me ayudes a divorciarme de Ernesto.
Los ojos de Steven se abren con asombro ante las palabras dichas por ella, pues el creía que se llevaban bien pues Ernesto siempre alardeaba que estaban que se encontraban de lo mejor sin ningún tipo de riña en medio.
- Como!? - aun seguía sorprendido por as palabras que salieron de los labios de la dama.
- Lo que has escuchado me divorciare de Ernesto, por lo que veo en tu expresión no sabias ni comprendes ni un poco ¿verdad?.
- Exacto, ¡no entiendo nada!, nada de nada, me puedes explicar que demonios esta pasando -con los ojos mas abiertos que nunca dice aquello casi dando un grito al cielo.
- Primero cálmate - su voz sonaba tan serena, tan tranquila - segundo el tiene novia....
- ¿Que?! - levantandoce de su silla dando un grito muy poco masculino.
- Que no grites demonios, si el idiota me engaño con su ex novia durante 10 años y yo como tonta creí que un día lo tendría con migo, que ilusa, lastima ¿verdad? - sus palabras de un momento a otro salieron de su boca tenían un tono monótono, aburrido, cansado y mas y no menos importante cargado de rabia y enojo - ah se me olvidaba una cosa - hizo una pequeña pausa recargando sus codos en el escritorio y poniendo en sus manos su cabeza aplastando su cara tal cual niña de 8 años - esta embarazada.
Y así es como se escucho un golpe en el suelo de nuestro querido Steven que callo desmayado al escuchar tanta estúpida barbaridad que a hecho su amigo.
Y allí se encuentran Sofía con dos compañeros de trabajos levantando a Steven y acomodando lo en el sofá de la oficina.
- Tu cual es tu nombre? - pregunta Sofía al hombre que la ayudo a subir a Steven al sillón.
- Angel señora.
Olvidando que le dijo señora solo ella soltó - ve por algo de alcohol y algodón, rápido.
El hombre asiente y se va a todo lo que su paso da, mientras tanto Sofía está un poco nerviosa por el tipo que se quedó con ella.
Los minutos pasaban lentamente y ella sentía su corazón salirse de su pecho pues el mastodonte como ella le denominó no le deja de ver, siente como si con sus ojos taladrara, y la incomodidad la comenzó a invadir, el pánico ya que sentía que la tomaría en ese preciso momento y como si dios escuchará sus plegarias Ángel llegó.
- Aquí están las cosas señorita.
- Muy bien pueden retirarse de aquí en adelante me encargaré yo y gracias por ayudarme.
Cuando el sonido de la puerta abriendo y cerrando para ella fue lo mejor se sentía un poco tensa con el tipo, pero ahora ya no.
Soltando un suspiro abre el alcohol entre sus manos y la pequeña bolsa de algodón tomando un poco de este y remojando lo en el liquido, hacercandoselo a su amigo para que esté despierte y así lo hizo.
Editado: 05.09.2020