Ser o no ser. (Parte II)

Capítulo VI.

Vamos en el auto y me molesta que Jacob ni se molesta en hablarme y más después de lo de hace media hora con mis padres, aunque lo entiendo de alguna manera y seguramente estoy siendo muy injusta porque él se acaba de enterar que mi padre es su padre y soportar las impertinencias de mi mamá no es nada agradable.

Es mejor darle su espacio.

Después de varios minutos, se detuvo frente al instituto y me baje sin despedirme, iba caminando ya hacia la entrada y antes de llegar me voltee y corrí de regreso al auto y me detuve en el lado del conductor.

—Te quiero mucho Jake—le di un beso en la mejilla.

—Yo tambien haz—besó mi frente y se fue.

Yo retome mi camino y llegué a donde está mi amigo.

—¿Que fue eso?—pregunta desconcertado y yo le sonreí.

—Camina, que no podemos llegar tarde—no se movió ni un centímetro y sé que si no le cuento se va a quedar alli—te cuento mientras caminamos, vamos.
Le relate todo, bueno solo lo que sé y sus expresiones faciales me causaron mucha gracia, pasaba de la sorpresa al desconcierto para luego quedarse totalmente en shock, ya estábamos sentados uno al lado del otro en la clase y sólo estaba mirando fijamente alfrente pero no oía la clase.

Todavía sonó el timbre y él seguí sentado viendo alfrente, lo removí y fue que reaccionó, le di con la palma abierta en la nuca y se sobresalto pegando un grito.

—Deja el drama y asimilalo ya—me reí por su cara de dolor y comencé a salir del salón.

Camine sola por los pasillos y vislumbre a Emiliano a la distancia pero no es hasta que me acerque mucho más que me di cuenta que no está solo, tiene a un chica pegada a su casillero  besándola como si la vida se fuera a ir en ello.

Detuve mi andar para llevarme las manos a los labios y ahogar un sollozo traicionero que salió de lo más profundo de mi ser.

Sentí como corrían lágrimas por mis mejillas y me obligué a parar de llorar, respire profundo y seguí mi camino  y pase por su lado siendo ignorada y sintiendo que mi corazón se partía en dos.

Se acomodó al lado de ella con una pose despreocupada y miró a todos lados menos a mi y eso dolió mucho más, simplemente por el hecho de que no solo es el chico que me gusta sino que también es uno de mis amigos más cercanos y eso jamás cambiaría.

Aceleró un poco mi andar para salir de ese pasillo rápido pero en mi mente se sigue repitiendo aquella imagen que deseo borrar de mi cabeza. 

*****

La semana paso y con ella todo lo que sentía, después de ese día todo cambio, ahora me escribe todos los días y cada mensaje tiene un apodo que hace aletear mariposas en mi estómago pero me obligó a no pensarlo mucho, mientras lo hago duele más y no quiero ser masoquista.

Su actitud cambio drásticamente, ahora aprovecha cada momento para acercarse, me sonríe todo el rato, se pone nervioso cuando nos encontramos solos y eso solo logra enfurecerse porque, si de verdad siente algo por mi debería decirlo y no tenerme en esta incertidumbre. 

Yo di el primer paso y no hizo más que evitarme, irse a besar con otros y luego a no querer despegarse de mi y me confunde, me decepciona el hecho de que no sea capaz de afrontar esto de una vez por todas y que actúe como si no pasará nada. 

Todo esto es tan caótico que mi corazón no resiste tanta presión, me basta con la presión que tengo diario con los padres.

Estoy entre el ser o no ser.

Ser la estúpida enamorada de su amigo y aguantar todo esto lo que implica. 

O no ser la amiga enamorada y dejarlo ir, aunque eso no cambia el hecho de seguir enamorada de él.

Estoy en un laberinto en donde buscar la salida me está costando mucho y me está dejando sin ninguna esperanza de encontrar la salida, aunque suene estúpido, el estar enamorada de Emiliano me está costando mucho más de lo que pensé y más al ver que él no está dispuesto a hacer nada.

Si tan sólo no hubiera mandado ese mensaje nada de esto hubiera pasado, pero no es hora ni de arrendamiento ni lamentaciones, así que si él no está dispuesto a hacer nada viendo lo triste que me encuentro día tras día.

Quisiera luchar por este sentimiento que pelea por mantenerse estable día con día pero es tan difícil que ya me quedo sin energías.