Capítulo VII.
Ya han pasado dos meses en los cuales nada ha cambiado, todo sigue tal y como estaba la última vez pero es hasta hoy, lo he estado pensando esta última semana y decidí que es hora de afrontar el momento y hablar directamente con él.
Ya había durado mucho tiempo reprimiendo esto que bullía en mi interior con el pasar de los días y que sólo quería salir y ser libre.
Qué cada señal que percibí no haya sido inventada por mi subconsciente, que el sentimiento fuera reciproco y creciera cadia día más pero después de cada acercamiento venía un vacío gigante concerniente a su lejanía próxima.
Por eso mientras voy en el auto, busco las palabras adecuadas para decirle, cómo se las dire y en qué momento lo haré.
Entonces llegue a la conclusión de que sería rápido y sin tapujos, en el primer receso detrás de las gradas, le conté a Igor mi plan y estás de acuerdo, por eso él me va a esperar cerca de las gradas por si algo sale mal y espero con ansias que no.
Llegó y cuando bajé del auto pude ver a Igor hablando con Emiliano en la entrada del instituto, camino hacia ellos pero estos al verme se quedan en silencio y se miran con miedo.
¿Por qué será?
No le prestó mucha atención, me prometí que nada dañaría está alegría que siento hoy, lego a ellos y los saludo efusivamente para caminar luego dentro del instituto, siento mucha tensión entre ambos pero me hago la tonta y me dirijo a mi clase.
Después de una hora horriblemente eterna, salí fuera del aula para respirar algo que no sea libros y tareas, le mandé un mensaje a Emiliano para citarlo en el lugar que pensé sería perfecto para confesarme.
Camine con pasos agigantados por la cancha para llegar a las gradas, espere aproximadamente cinco minutos y al ver que no venía me levanté y comencé a alejarme de ese lugar.
—¡Hazel! —ewcuche que me llamaban y voltee.
Era Emiliano, camine hacia él y me detuve a unos pocos centímetros de distancia, preparándome mentalmente para cualquier cosa, respiré profundamente para fortalecer mis barreras y poder soportar lo que sea.
—Eh...bueno...yo solo...—volvi a agarrar aire y siento como la cobardía recorre mis venas llevándome a arrepentirme de hacer esta tontería, cerré los ojos y solté todo el aire contenido—Emi, yo...yo estoy enamorada de ti y... bueno—lo mire fijamente y pude ver tristeza en sus ojos.
Pero ¿Por qué? Esto es muy confuso ¿Acaso no siente lo mismo?
—Hazel, lo siento yo...solo te considero una gran y maravillosa amiga, te quiero demasiado pero solo como amiga.
Mi corazón cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos, lo volví a ver a los ojos y pude ver que él también se había roto por dentro, no pude soportarlo más y salí corriendo con lágrimas saliendo de mis ojos frenéticamente,choque con alguien y al levantar la cara vi a Igor delante de mí con sus manos en los hombros mirándome con una profunda tristeza.
Lo abrace y comencé a llorar como nunca antes, me desahogue en los brazos de mi mejor amigo por el cual siento algo inexplicable y me reprochó mentalmente porque no fue él, porque no me enamoré de él, tenía que ser tan ciega para no ver qué si mi corazón latía con su cercanía era por algo y que si él no se había alejado de mi era porque me amaba pero ya era muy tarde para arrepentimientos.
Ya era muy tarde para todo.
Respire profundo intenté recoger los pedazos de mi corazón y reconstruirlo para poder seguir, me separé de él, seque mis lágrimas y lo miré fijamente.
Igor me conoce mejor que cualquiera y debe saber el esfuerzo que está siendo empezar a actuar normal, comencé a caminar como que si nada hubiese pasado y senti como la mano de Igor se entrelazan con la mía, estaba respetando lo decisión de seguir sin hablar de lo sucedido y siguio caminando a mi lado sin importarle nada más.
El timbre sonó anunciando la última clase y los dos nos dirigimos a nuestra respectiva clase, para seguir mi lamento no podría ser nada mejor que esta clase porque a comparto solamente con Emiliano y somos compañeros de equipo.
Me mentalizo en no dejar que esto afecte mi rendimiento académico y no prestarle atención en toda la clase, no pensar en nosotros semanas a tras en esta misma clase tonteando como enamorados y riéndonos de todo. Suspiré y me senté en mi lugar, será mejor que deje de pensar y me desconecté de todo ese asunto, mientras más rápido la acepte, más rápido pasará y me sentiré mejor.
Me dolía terriblemente lo que pasó y aparentar el hecho de no lo hacía me cansaba pero deba ser fuerte, tan fuerte como todos estos años compartiendo techo con mi mamá.
No me di cuenta cuánto tiempo estuve sumergida en mis pensamientos cuando el profesor entro y a mi lado se sentó Emiliano, lo ignore y comencé a dibujar garabatos en mi cuaderno.
—Señorora Hazel, si no le gusta mi clase puede salir—lo mire disculpandome y dejé el cuaderno.
Intente prestar atención pero me era tan imposible teniéndolo a mi lado.
Sentí su mirada sobre mí y suspiré cansada.
—¿Qué?—pregunte en un susurro.
—Hazel...—lo corté antes de que siguiera, no lo iba a poder soportar y eso me desquebraja más, el no poder soportar estar a su lado.
—No, Emiliano no, no quiero escuchar nada más, no quiero sufrir ni pensar más—un sollozo se escapó de mis labios y él solo me abrazó, me aparte bruscamente de él, me levanté y camine hacia el profesor.
—Si, señorita—respire hondo.
—Necesito ir al baño ¿Puedo?—asintió y salí de ahí como una rayo.
Llegue a la puerta del baño y a lo lejos pude ver a mis amigas, ellas se miraron asintieron y siguieron caminando, yo entré al baño, me metí a un cubículo y cuando iba a salir escuché a mis amigas entrar pero lo que me hizo retroceder fue lo que escuché.