Capitulo XI.
2010
Han pasado meses intensos en donde he intentado aprender muchas formas de combate para defenderme cuando llegué el momento y aunque en algunas ocasiones se me dificulta mucho, es simplemente emocionante tener la capacidad de golpear con maestría. También aprendí a utilizar todo tipo de armas con Jacob y los hombres de mi abuelo. Sandra no ha hecho nada pero últimamente me he sentido vigilada y es una sensación que no me gusta.
Pocas veces coincido con mi papá y Sofi por la protección de Jake para ambas, en este momento sería una tontería arriesgarla a ella, así Sandra no hará nada en contra de ella.
Falta una semana para noche buena, realmente no es algo que me llame la atención por mis experiencias pasadas pero sé que compartir esta fecha con mi abuelo y con mi padre no lo hará tan duro, además es la primera vez que estaré en una fecha como estas con él y debo aprovechar tanto como pueda, no sentirme sola siempre será algo que querré.
Igor ha sido un gran apoyo para mí, viene visitarme cuando se cree conveniente y eso me llena de felicidad, no me gustaría que se viera implicado en todo esto y por eso decidí irme al departamento que me compró mi padre hace algunos meses atrás.
Termino de guardar todo en el bolso y escribo una nota para él, pensar que durante tanto tiempo me concentré más en Emiliano, teniendo a Igor junto a mí, dando todo de él para mí y yo simplemente me recargaba en él sin importarme sus sentimientos como alguien insensible que solo piensa en su dolor y si, así fue por un tiempo hasta que me di cuenta que de verdad no le estaba haciendo bien a él y por eso decido irme ahora, además de por su seguridad.
Yo lo quiero, de verdad lo hago con una intensidad muy fuerte pero ahora solo anhelo conseguir la paz que desde niña quiero y sé que lograré conseguir. Dejó la nota en el mesón de la cocina y agarro mi bolso para salir de ese lugar pero en ese momento se escucharon unos golpes en la puerta, mi corazón comenzó a palpitar acelerado y yo me acerqué lentamente hasta poder asomarme por la mirilla y ver a un hombre alto, fornido y vestido de negro que pudo identificar rápidamente por un corte en su ceja derecha.
Di dos pasos hacia atrás y tomé mi celular, marco el número de mi papá con desesperación mientras poco a poco me acerco a la ventana que milagrosamente tiene unas escaleras de emergencia.
—Papá...papá necesito ayuda—susurró tratando de pasar un pie por la ventana sin tener éxito por los nervios que sentía en ese momento.
— ¿Que ocurre princesa?—se escucharon golpes más fuertes en la puerta que la hizo temblar de pavor—Hazel por favor, habla de una vez y dime que ocurre—exclamó asustado levantándose de su escritorio.
—Hay un hombre aquí, un hombre de Sandra—dijo sintiendo que el corazón se le iba a salir—es el que tiene el corte en la ceja papá, estoy asustada—se me escapó un sollozo.
—Cálmate hija—trato de respirar antes de que logre abrir la puerta—Jacob ya va en vía al departamento, por favor ten calma—ella negó sacando por fin una pierna por la ventana.
—Papá...no lo puedo esperar—otro golpe—voy a salir por la escalera de emergencias—terminó de salir con su bolso a cuesta y suspiro—te amo papá.
—Hazel por favor, necesito que no cuelgues hasta que estés abajo—ella sollozo sintiendo el terror en todo su cuerpo—hija confía en mí.
Comencé a bajar con cuidado, escuche un golpe más fuerte y me sobresalté pero no perdí la concentración y con cuidado fui descendiendo hasta que llegué abajo.
—Ya estoy abajo—informé a Cristian.
—Sal a la avenida y entra a un local que está justo en la esquina—caminé atenta a cualquier ruido—allí espera a tu hermano que ya está cerca—asentí aun sabiendo que no me puede ver.
—Está bien—colgué y comencé a caminar con prisa para poder llegar al lugar, doble una esquina para entrar a la avenida y vi pasar varias camionetas negras, me oculté entre varias personas y pude ver el rostro de Sandra en una de las ventanas de la camioneta, mi corazón se aceleró y sentí como una presión extraña crecía en mi pecho, además del sudor frio y el temblor de mis manos.
Sabía que de alguna forma esto iba a pasar pero aún no me creo que mi propia madre quiera acabar conmigo. Luego de que pasaran alrededor de diez minutos llegó Jake y sin decir nada me abrazó para, de esa forma, llevarme al auto y sacarme de ese lugar.
No dije ni una palabra, solo tenía mi mirada clavada con fijeza en la ventana para poder distraer mi mente de eso que acaba de pasar porque se me hacía muy despreciable creer que la persona que me dio la vida me quiera muerta. He sabido desde siempre que me odia pero llegar a asesinarme, es algo realmente enfermo y bueno, ella está enferma de poder y ambición.
Luego de una hora, llegamos a una casa enorme a las afueras de la ciudad; mientras nos bajamos del auto pude observar que lo que la hacía extravagante era el tamaño porque es una casa con una decoración muy sencilla, era realmente hermosa. Jacob me guio y entramos, sorpresivamente sentí unos brazos envolverme con fuerza y al reconocer su aroma me deje arropar por su abrazo, podía sentir en medio de eso una fuerte angustia que me llevó a rodearlo con mis brazos porque yo me sentía igual, porque no sé qué habría sido de mí.
—Hija...—sollozo y yo lo seguí—Dios mío, me asuste tanto ¿estás bien? ¿No te pasó nada? ¿No te hizo nada?—sonrió en medio de las lágrimas y lo abrazo más fuerte.
—Estoy bien, ya estoy aquí—me alejó posando sus manos en mis hombros y sonrió lloroso.
—Mi linda niña, te amo tanto.
—Y yo a ti papá, no te preocupes más—él asintió y me llevó a la cocina con Jacob y Sofi.
...
Una semana después ya estaba más tranquila, me quedé en esa casa custodiada por muchos hombres, mi papá venia cuando podía, Sofi y Jacob igual. Sentía que todo estaba más calmado y podía respirar con normalidad. Camino por el jardín perdiéndome en los rosales que allí estaban sembrados y podía admirarlos como quisiera.