Domadores | #1 |

Capítulo 26. Comienzan los entrenamientos

Nicole no quería abrir lo ojos. Notaba el fuerte brazo de Nate rodeándola. Se sentía tan a gusto en ese instante junto a él que no quería tener que volver a la realidad y reconocer que no podían estar juntos.

—Buenos días dormilona.

Ella entreabrió los ojos y lo vio a él mirándola. Tenía la cara iluminada igual que un niño con juguetes nuevos.

—Buenos días —respondió Nicole entre bostezos.

Había dormido como un lirón.

Él besó sus labios de forma cariñosa.

—Tengo que irme a darme una ducha y prepararme. Hoy tenemos un día duro —le dijo él incorporándose de la cama.

Ella lo sujetó del brazo. No quería perder ese momento.

—O podríamos quedarnos aquí todo el día y pasar de los entrenamientos —respondió ella con cara de angelito mientras lo volvía a atraer a su cama.

Él se rió.

—¿Con nuestros padres aquí? —preguntó arqueando una ceja—. ¿Cuál crees que se presentaría antes en nuestras habitaciones? ¿Tu padre o mi madre? —añadió entre risas.

Sabía que tenía razón. Si había alguien que se tomase los entrenamientos en serio, y más con la conexión tan próxima, eran sus padres. Nicole torció el labio, no estaba conforme con dejarlo marchar.

—Está bien... Pero no te creas que te va a salir gratis esto de anteponer los entrenamientos a mí —bromeó ella.

El joven se rió, pero en el fondo sabía que ella "se vengaría". La besó y salió de la habitación.

Los cinco Domadores de último curso estaban frente a la puerta del Morsteen esperando su nuevo entrenamiento. Todos estaban bastante nerviosos pues no sabían que les tocaría hacer.

La directora, el profesor Quemada, el señor Jaquinot y la señora Vargas aparecieron pocos minutos después y se colocaron frente a ellos.

—¡Atención! El entrenamiento de hoy va a ser muy diferente a todos los que hemos realizado hasta ahora, pero tiempos extremos requieren medidas desesperadas —anunció la directora.

Todos se miraron entre ellos.

—Muy bien, como somos cuatro profesores y cinco alumnos cada uno de vosotros escogerá un entrenador y conmigo vendreis dos.

Los Domadores comenzaron a cuchichear para ver cómo se repartían.

—¡Silencio! Los que tenéis un familiar aquí, obviamente, no podéis optar a ir con él. Tenéis un minuto para decidiros —sentenció la directora.

Nicole dio un paso al frente y se colocó con la directora. Todos la miraron asombrados. Su padre estaba furioso, él había hablado con la señora Vargas para que "cuidase" de Nicky. Nate se colocó también junto a ella, no quería dejarla sola. Bruno observó las opciones. La señora Vargas o el profesor Quemada. Este último no le caía especialmente bien, así que... Los dos restantes escogieron las dos opciones que sobraban.

—¡Perfecto!

La directora miró al resto de sus compañeros. Todos cerraron los ojos. Las conexiones comenzaron a brillar. Los alumnos tenían muy claro lo que iba a suceder, y no sabían si estaban aterrados o emocionados.

Una cabeza de kraken de unos seis metros se asomó por el lago del internado. Su color era una mezcla entre verde y marrón, y su enorme ojo rojo provocó que todos diesen un paso atrás. El pobre chico que había escogido al profesor estaba verdaderamente atemorizado.

Un golpe seco en el suelo provocó que todos se girasen. Una especie de híbrido entre un león, un macho cabrío y una serpiente se encontraba golpeando el suelo con una de sus patas. Se trataba de la quimera del señor Jaquinot. La cabeza de serpiente los observaba a todos atentamente. La de león no dejaba de rugir.

A su lado se encontraba la hidra de la señora Vargas, una criatura con apariencia de reptil y con múltiples cabezas. Todos miraron hacia arriba para contemplar los afilados colmillos del animal. Bruno miró a Nate, él conocía más a la criatura, quizás le podía dar algún consejo.

Solo faltaba el dragón de la directora. Nicole y Nate se miraron expectantes. De pronto un majestuoso dragón con el cuerpo recubierto de plumas azules metálicas aterrizó junto a ellos. Ambos miraron embelesados la belleza de sus ojos verdes esmeralda. Sin duda, era lo más hermoso que habían contemplado en su vida. Era un Dragón plumado, la especie más difícil de encontrar.

—Que cada uno siga a su respectivo entrenador. ¡Suerte! 



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En el texto hay: internado, romance, magia

Editado: 09.09.2018

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