Domadores | #1 |

Capítulo 43. Solo me sirve la verdad

María recorría los pasillos entre sollozos, no había forma alguna de detener ese llanto. Se sentía tan vulnerable por haber confiado en Bruno...

—¡Eh, mira por dónde vas! —se quejó Nicole ya que la chica había chocado con ella —. Oh, eres tú —añadió al reconocerla.

Se quedó un segundo mirando como lloraba y no pudo evitar preguntar qué le ocurría.

—¡Tu hermano es un idiota!

¡Vaya con la chica! Qué confianzas. Había pasado de ser incapaz de hablar delante de ellos a insultarlos con total naturalidad...

—¿Qué ocurre?

Tampoco es que le interesase en exceso, pero no podía dejarla ahí sola llorando a lágrima viva.

—¡Es incapaz de ser sincero y admitir que tuvo algo con Bea! —chilló desolada.

Nicky arqueó una ceja. ¿Con Bea? Bruno jamás habría tenido nada con ella, además, de ser cierto ella lo sabría. Nate no se lo hubiese podido ocultar.

—No lo admite porque no es cierto. María, mira, no tengo tiempo y no sé de qué me hablas, pero mi hermano nunca ha tenido nada con ella. De hecho, que yo sepa, ni siquiera han cruzado más de cuatro frases seguidas —dijo encogiéndose de hombros.

La cara de María comenzó a palidecer. No tenía sentido, Bea siempre hablaba con tanto dolor y rencor que había dado por supuesto que había pasado algo con Bruno, pero si no era cierto acababa de meter la pata hasta el fondo. Poco a poco comenzó a sonrojarse. Estaba realmente avergonzada, ¿qué le iba a decir ahora a Bruno después de semejante numerito?

—María, no sé qué ha ocurrido y si te soy sincera ahora mismo no estoy para eso. Discúlpame, pero me voy a ir —dijo mientras se marchaba hacia el despacho de Óscar.

Bastante había tenido con lo de Nate como para preocuparse ahora de los líos amorosos de su hermano.

Entró en el despacho, le sonrió y tomó asiento.

—Hablemos —dijo seria.

Él sonrió divertido. Adoraba pasar el rato con ella a solas.

—Sí, respecto a lo de antes...

—No he venido a hablar de eso. Quiero saber que relación tenías con mi madre —exigió bastante cortante.

Estaba harta de que todos la tratasen como a una niña y nadie le contase la verdad. Óscar siempre decía que ella era importante para él, así que ahora era el momento de demostrarlo.

—Nicky, no creo que yo sea la persona indicada para hablar de tu madre. Creo que deberías hablarlo con tu padre.

Ella negó con la cabeza. No pensaba dejar el tema.

—Óscar, ¿yo te importo?

El profesor comenzó a sonrojarse. Apretó sus manos contra la mesa. Debía controlarse, no podía demostrarle lo que sentía.

—¿A qué viene eso Nicky? —preguntó tratando de sonar sereno.

—No lo sé, últimamente todo el mundo me miente y me oculta las cosas, es como si...

No pudo terminar la frase. Sus ojos se llenaron de lágrimas, aunque estaba claro que no permitiría que cayese ni una. Parpadeó varias veces y logró contenerlas.

—Nicky, por favor, no digas eso —respondió él roto de dolor mientras se levantaba y avanzaba hasta donde ella para coger sus manos de forma tierna.

—Entonces dímelo. Demuéstrame que en ti sí que puedo confiar —le rogó.

Él tragó saliva. No quería decírselo, pero no podía verla así.

—Tu madre era profesora cuando yo estudié aquí. Era la mejor, se esforzaba muchísimo por ayudarnos. De hecho, si no llega a ser por ella yo jamás hubiese conectado con mi kraken. Ella era el alma del Morsteen —le aseguró con una sonrisa.

Nicole le miró confundida, ¿qué había de malo en eso? Si eso era cierto, ¿por qué su padre lo odiaba tanto?

—No tiene sentido que mi padre te odie por eso —susurró.

Él cogió aire. Era el momento de contarle toda la verdad aunque eso significase que la joven no volviese a hablarle.

—Eso no es todo. Tu madre se convirtió en una persona muy especial en mi vida.

¿Una persona muy especial? Oh no... ¿Su madre y Óscar? No.

Al ver la cara de la joven el profesor se apresuró a explicarse.

—No, no ese tipo de especial. Más bien era como una hermana mayor, siempre estaba ahí para mí y yo no lo estuve cuando ella me necesitó —reconoció avergonzado.

—Explícate —le pidió ella.

—El día que tu madre falleció yo debería haber estado con ella, pero fue el día que le quitaron la conexión a mi hermano y no podía dejarle solo —Se quedó en silencio —. Pero si yo hubiese estado con ella ahora estaría viva. Mi kraken podría haberla salvado —añadió con un hilo de voz.

Habían pasado muchos años, pero seguía culpándose de la muerte de Diana, si él hubiese estado... Desde ese día no había vuelto a hablar con su hermano. Cada vez que lo veía recordaba que su decisión egoísta había costado la vida de la persona que más había hecho por él.



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En el texto hay: internado, romance, magia

Editado: 09.09.2018

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