En algún lugar de Francia.
La sangre es realmente bella si se la aprecia de forma correcta, eso solía decirle su padre.
Frente a ella yace su esposo, el hombre a quien juro proteger, amar y respaldar, ahora solo es un cuerpo inmóvil bañado en sangre, pronto será solo huesos y después... Nada.
Helenka era amable, cuidadosa, cálida y confiable, pero sobre todo, era una mujer calculadora y asesinar a su esposo era algo que había planeado desde su primer encuentro, ser obligada a ser su esposa fue solo un factor externo. No importaba como, ella tomaría el poder.
—Pueden dispararme ahora mismo —limpia las manchas de sangre de su vestido, sin éxito— o pueden unirse a mi y crear un imperio indestructible.
—Eres una mujer, ¿Cómo vas a lograr eso? —el líder la mira con burla— ¿Harás pastelitos, cariño?
El deseo de poder, la sed de venganza, la astucia de un depredador, todo eso dominaba los pensamientos de la dama. No importaba cuánto la subestimaran, siempre lograba lo que quería.
—Crees que un mundo dominado por hombres es un privilegio —su mano pasa por la cabeza de su esposo— he sobrevivido al infierno y he creado mi propio reino, prejuiciosos como tú no me detendrán ahora. Soy el futuro, la resurrección y si estorbas solo queda una opción.
Un coro de armas siendo cargadas se escuchó a su alrededor, Helenka no había asesinado a su esposo por impulso y ahora lo sabían. La mafia italiana, los rusos, los japoneses e incluso los ingleses estaban de su lado, el último eslabón estaba por verse.
—Estas conmigo o estás en mi contra —un cigarrillo subió a sus labios— la nueva alianza ha llegado y no dudaré en acabar con todo a mi paso.
Con brusquedad da un empujón al cuerpo ya frío de su esposo, toma asiento en su lugar y el humo del cigarrillo se esparce por todo el lugar, es la nueva reina del infierno y lo sabe, todos lo saben.
—Recuerda esto —señala todo a su alrededor— este es mi legado, los cimientos de mi reino han sido cultivados y pronto veré sus frutos, elige si quieres servir de abono.
—El viejo si que te enseñó bien, ¿Eh?
Su mano se extiende y la reina la toma, entonces el ambiente se relaja.
La nueva matriarca ha tomado el trono.
La alianza ha nacido.