Capitulo 12.

Yuko.

—¿Cuál es el plan de esta noche?

Acomodo mi cabello hacia atrás mientras observo a Alana terminar de prepararse, va con un atuendo bastante elegante y lindo, aunque sencillo. Un vestido negro sin mangas ni tiras que deja al descubierto sus hombros pálidos, llega un poco más abajo de sus rodillas y la apertura en la parte trasera le da el toque sexy que suele caracterizarla, stilettos negros con adornos en dorado y el cabello largo cayendo por su espalda. En definitiva hay que reconocer la belleza cuando la miras.

Sus ojos azules, más intensos gracias al maquillaje, me miran a través del espejo.

—Cumplir con el deber —selecciona algunos accesorios— con Amelie herida es mejor no llamar la atención del vejestorio. Además el anuncio de hoy me coloca en el ojo público y prefiero pasar desapercibida mientras pueda.

La celebración de hoy tiene dos motivos, involucrar a la alianza con personas ajenas a la mafia y nombrar a Alana como la encargada del enorme casino, después de todo ya es hora de ensuciarnos un poco las manos. Con suerte esto puede ser algo conveniente en el futuro.

—Asi que hoy solo se trata de disfrutar —digo mientras calzo mis tacones. Su cuerpo gira en mi dirección.

—Esperemos que no hayan problemas —suspira sin mucho ánimo, con la usual expresión de disgusto en su rostro— Sobretodo sin Amelie vigilando a Jenks.

—Prefiero no intervenir —despego mi culo de su cama— Es un rompecabezas demasiado difícil de armar.

Asiente en acuerdo y con un movimiento leve me despido de ella, salgo hacia el pasillo que por suerte aún se encuentra iluminado, así que sin mucha prisa me dirijo hacia la planta baja.

—El señor Nakamura preguntaba por ti.

Patrick, más conocido como mi prometido, sin saber de donde rayos salió se posiciona a mi lado mientras me sigue el paso. Aunque nuestro matrimonio también es parte de esta enorme farsa llamada familia, nos llevamos bien, siempre fuimos compañeros de entrenamiento y al ser niños solitarios supimos apoyarnos en el otro.

Patrick es producto de la alianza, al igual que yo, su vida está decidida momento a momento, hasta el día en que muera. Si compartimos el mismo destino es difícil no entendernos.

Es un tipo simpático, muy relajado y en general poco conflictivo, no anhela ser un líder, tampoco un lacayo destacado, para él es suficiente no ser el foco de los líderes; mi opuesto por completo.

—Espero que hayas inventado una buena excusa, porque no pienso hablar con él dos veces en un día.

Extiende su brazo hacia mi y enredo mi mano sin pensarlo mucho, la mansión es grande y decidimos tomarnos nuestro tiempo hacia la salida, donde nos esperan los autos.

—Que mala nieta eres. —el tono burlón que usa me hace sonreír un poco.

Nacer en este estúpido circo es un tema complicado y todo empeora si a eso le sumas ser la nieta primogénita de un viejo anticuado, incluso antes de que mis padres murieran ya debía actuar como la líder perfecta; no llorar, no flaquear, actuar siempre con dureza, ser pulcra, mantener la calma, no mostrar debilidad y seguir las reglas. Demasiado trabajo para una niña que acababa de ser huérfana, pero no era de extrañar si eso venía del abuelo. Maldito viejo inhumano.

Intento mantenerme a flote en medio de tanto caos, debo demostrar que soy util para la organizacion, debo cumplir las expectativas del abuelo, más su estupido plan de sacar ventaja con Jenks o Amelie y por supuesto seguir mi propio plan sin ser descubierta en el intento. Un descanso no vendría mal

Mientras viajamos agradezco que mi compañero se encuentre en silencio, las conversaciones innecesarias son tediosas y si todo el tema de la inauguracion me resulta fastidioso, es peor fingir decencia con las demás personas. He tenido una semana pesada, los entrenamientos me mantienen adolorido el cuerpo y el hecho de llevar un utero funcional lo empeora, si no quiero engendrar para que demonios me sirve menstruar.

A lo lejos logro ver a Aaron bajar del auto, no se fuerza en sonreir pero su usual expresion amable le sale muy natural, no logra molestarme su cercania con Hanako, despues de todo es normal que quiera hacer sentir comodos a todos. No seria él si no fuese atento con los demas.

Aunque me encuentro varios autos atrás es una distancia conveniente para detallarlo, no negaré nunca que es atractivo, eso seria estúpido e infantil. El traje que usa no es nada especial, tres piezas color negro con algunos adornos plateados y la corbata que combina con el atuendo de su compañera, en realidad no es nada del otro mundo, pero su cabello bien peinado, la barba arreglada, las piernas largas que resaltan muy bien con ese pantalon y los brazos fornidos, todo eso hace que se vea malditamente bien. Puede usar una bolsa y seguir luciendo guapo.

—Mi querida prometida, es hora.

Tomo la mano que me extiende Patrick ayudandome a salir del auto, por supuesto no me molesto en sonreir, me limito a tomar el brazo de mi acompañante, caminar sin caerme y pasar a todos los intentos de celebridades que quieren ser fotografiados. Esta es la peor parte de mezclar los negocios con la farandula.

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La noche se siente como una eternidad, las personas parecen tener energia de sobra y el ambiente va en aumento, es extraño que la velada pase tan tranquila.

—Pareces mas relajada hoy, lindura. —La molesta voz de Fabricio llega a arruinar el ambiente.

—No te me acerques, no me hables y si es posible no respires cerca de mi —sus ojos me miran con diversion, pero mantengo la misma expresion— Lo unico que haces es traer problemas.

—Esa rudeza tuya me encanta, ¿ya te lo había dicho? —no me molesto en mirarlo— Siempre he querido que seamos amigos, pero pareces un tempano de hielo, mujer.

—Idiota.

—Entiendo perfectamente el japonés.

A lo lejos logro ver a Giselle, se abre paso hacia nuestra posición, es demasiado dulce y hermosa para un cerdo como Fabricio. Estos compromisos son un verdadero desperdicio.