FLORENCIA, ITALIA
DOMENICO
Cada día que pasa, puedo sentir la energía más fuerte de mis hijos formándose en Giulia, ellos aún no le dan más síntomas que un poco más de sueño de lo normal, por lo que estoy al pendiente de que tome sus siestas cuando el cuerpo se lo pide y descanse.
Si debo ser honesto, en todos estos días Giulia ha estado más tranquila que en cualquier otro momento de nuestras vidas y no porque no esté activa, porque sí lo está y más con nuestras hijas y conmigo, pero me refiero a su sentir y a su estar, su energía se percibe tranquila y no combativa. Sin contar que la he visto siendo conmigo más dulce y atenta que nunca, mi hermana dice que es porque los bebés y su energía la atraen mucho más a mí, que eso le pasa a ella con Salva, así que lo tomo como normal.
Me gusta, no puedo negarlo, se siente bien recibir todo ese afecto y atención de su parte. Soy hombre de mimos y contacto físico, pero cuando estoy en desbalance es cuando más lo necesito. Me recargo mucho con nuestras hijas porque ellas siempre están buscando algún tipo de contacto, ya sea tomarme la mano, recostarse en mi pecho, abrazarme o simplemente quedarse dormidas tocando mi rostro o el cabello. Zita está en esa etapa donde toca mi cicatriz por la sensación de la piel en sus deditos.
Siempre he sabido que tener hijos no es algo sencillo, pero cuando los hijos son deseados y no paternas o maternas desde el sacrificio y el victimismo, el viaje en familia es mucho más placentero, porque estás criando hijos desde el ser y desde el amor, no desde la dependencia ni el sufrimiento, no desde el sacrificio para que ellos más adelante lo devuelvan todo. Si decides tener hijos esperando que sean tu salvoconducto de la vejez, no los tengas. Los padres se honran por decisión no por obligación.
Y en nuestro hogar pesan más las lealtades que la sangre.
—Ya estoy lista, ¿nos vamos a tu chequeo?
El toque de mi esposa en mi hombro me trae de vuelta al momento, sonrío al verla y le doy un beso.
—Ni te sentí entrar, amor.
—Ya sé, estabas absorto mirando por la ventana, ¿te sientes bien? —apoya su mano en mi pecho.
—Sí, solo me distraje pensando, pero ya vámonos.
Salimos de mi oficina en el Corporativo para ir al hospital, ahora sí me corresponde mi evaluación cardiovascular completa, los exámenes de sangre me los hice hace un par de días al igual que la prueba de esfuerzo y hoy me darán todos los resultados. He estado usando las pastillas que me recomendó el doctor, no todos los días, pero sí me han ayudado a conciliar mejor el sueño.
—¡Luego dice mi papá que es el tío quién las consiente, mira! —Giulia me muestra en su teléfono unas fotos de nuestras hijas con el tío Franco en la tienda de gafas para escoger monturas nuevas.
—Bueno, queríamos hijas fashionistas, ahí tienen a su abuelo. —le recalco y ella ríe.
—Ahora quién las aguanta usando un color distinto cada día. El próximo mes iremos por la prótesis de Zita, ¡qué emoción! —Ella se abraza a mi costado mientras vamos caminando al auto.
—Sí, nuestra princesa lo merece. Te amo, esposa. —Dejo un beso en su cabeza.
—Te amo más, Dome.
Subimos al auto y Giulia se abraza a mí durante todo el trayecto, me gusta sentirla así de cerca. Todo pareciera estar tan bien, que de momentos siento que es una bomba de tiempo a punto de estallar, ya sé que no me hace bien pensar así, pero es casi incontrolable.
No esperamos mucho para que el doctor nos haga pasar, lo primero es que revisen mi desfibrilador con el dispositivo y luego el ecocardiograma para medir el tamaño de mi corazón, el grosor de sus paredes y ver las válvulas.
—¿Cuánto podría aumentar la probabilidad en mi caso con los hijos, doctor? He estado leyendo algunas cosas y quería verificar eso con usted. —cuestiono volviendo a sentarme junto a mi esposa.
—Es una enfermedad autosómica dominante, con alto porcentaje de incidencia en varones, la probabilidad de que tus hijos la desarrollen es del 50% cada uno y un 25% de que sean portadores, en tu caso predomina al ser varón, los hombres tienden a poseer más variantes patológicas de esta enfermedad que las mujeres. Los estudios que se hicieron en tus hermanos muestran que no poseen la variante patológica, pero de igual forma alguno de sus hijos puede o ser portador o desarrollar la enfermedad. —me explica.
—¿Alguno de los hijos de Manuela y mi hermano podrían desarrollarla? —pregunta Giulia sorprendida.
—El porcentaje es bajo, aun así, existe una probabilidad de que alguno de los niños pueda tenerla o los hijos de algunos de esos niños.
—Sé que si nosotros tenemos uno ese bebé puede tener tu enfermedad y lo tengo claro, pero no sabía eso con los demás, al menos no lo tenía claro ni lo había pensado. —señala mi esposa y tomo su mano—. Salva nunca me dijo nada ni Manuela tampoco, mucho menos Sofía, ¿la tía y tú siempre han sabido eso?
—Sí, por supuesto, todos los bebés de la familia han sido sometidos a pruebas genéticas, Thena, Gianfranco, incluso Sabina en su momento. Faby le hizo pruebas a Sienna y Fabrizio por si había algo del lado de Mariano e Isolina que pudiera afectar a los niños. Creo que la razón por la que no se habló más del tema es porque las pruebas salieron normales y todos conocemos los síntomas como para reconocerlos en caso de presentarse.