Connor
Deseaba tanto el poder estar con mi familia...
... o por lo menos verlos una sola vez más y así poder despedirme de ellos.
"Vas a estar bien"
¡Esta no podía ser mi realidad!
¡Yo no soy un esclavo!
¡Soy un obrero!
¡Vivo en una familia muy numerosa!
¡Siempre le he sido leal al Sexo Perfecto y al régimen!
¡Hice todo lo que me dijeron durante años!
¡Nunca les falte al respeto!
¡Seguí todos los protocolos!
¡dejé que el miedo me obligara a cumplir con cada regla porque ese era mi deber!
¡Yo no debería estar aquí!
Mi lugar era estar con los de mi genero.
Obligado a seguir la rutina al despertar dentro de mi sucia y muy reducida habitación; arreglarme para un día de trabajo e ir al comedor a desayunar lo que pudiera antes de que Tyler lo devorada todo.
...oh Tyler...
El idiota que devoraba cuan comida encontrara, como sí fuese el único miembro merecedor al alimento, sin importarle otra cosa.
Siempre juré que disfrutaría de ver el día en que nunca regrese porque sería el momento definitivo en que ese estúpido desaparecería de mi vista para siempre, pero ahora las cosas eran muy distintas.
Tyler fue obligado a servir o lo asesinaron, de la misma forma que pasó con los demás...
—Ya despierta —...miembros desaparecidos obligados a sufrir de una sinica tortura en la que ahora estaría obligado a tener que formar parte—, mi pequeño príncipe.
Ya no importaba lo que iría a ocurrirme porque ahora me sentía como sí estuviese muerto.
¿Qué más iba a dar sí lo estaba o no?
—Que bueno que despertaste —ni siquiera tenía control sobre mis parpados— . Ya me tenías muy preocupada. —era como sí alguien me hubiese obligado a despertar.
Lo primero que contemplé fue la presencia de un miembro del Sexo Perfecto.
Un miembro que aparentaba una edad parecída a la de Padre, pero su piel era demasiado blanca y tiersa, como sí no tuviese las manchas o arrugas que delataban la edad. Su cabello era oscuro, sin señales de canas, y esos ojos grises con los que me dirigía la mirada me hacían sentir como sí estuviese ante la presencia de un verdadero demonio.
—¿Dormiste bien? —La miembro solamente me sonreía y acariciaba mi mejilla derecha con demasiada delicadeza.—No tienes que preocuparte, recuerda que ahora mami te va a cuidar. —¿Pero de qué estaba hablando?—Shhh, Shhh, Shhh —Quería hablar pero no podía—, no tienes que decir nada —algo me impedía mover los labios—, recuerda que mami no desea oír tu voz —. De la misma forma que me obligaron a despertarme.
¡No podía hablar ni moverme!
Todo mi cuerpo estaba tieso.
Ni siquiera podía cerrar los parpados o mirar a otra parte que no fuera el rostro de ese miembro que acariciaba mi piel con demasiada sutileza.
Eso sí lo podía sentir.
—Eres hermoso —Una mano tocando mi mejilla y descendiendo con cuidado a mi cuello y mi torso— Wow, haces ejercicio.
¿Un segundo...?
¿Mi torso?
—Tu piel es tan suave —¡Estaba desnudo!
¡Y frente a un miembro del Sexo Perfecto!
Eso se tomaba como un delito cuyo castigo era ser ejecutado.
¡No podía ser posible!
La miembro solo acarició con cuidado mi torso.
—No tienes porqué preocuparte. Nadie te va a hacer daño mientras que Mamí te cuide —. Pero eso no me inspiraba confianza.
Sus palabras sonaban como las de Padre, cuando intentaba calmarnos, pero la mirada con la que me dirigía era muy distinta.
¿Quién era ese miembro?
¿Y por qué me llamaba "Principe"?
—Wow — al sentir la primera caricia en mi entrepierna noté que mi cuerpo comenzó a ser victima de una extraña sensación, como sí mis sentidos estuviesen encendidos, pero yo no tenía control sobre nada—, se nota que tu estas preparado para lo que sea, pero no te preocupes, recuerda que mami te va a cuidar ahora.