Donde Coincidimos

Capítulo | 2

P.O.V: Nebraska Grey.

—Me llevaré el auto —dice Dan, mientras me ayuda a ordenar las cosas en las alacenas.

—Está bien, yo no lo utilizo y a ustedes les hace falta, sobre todo si los horarios de Kans ahora serán más variados.

—La enana menor te extraña.

—Yo igual sobre todo sus conos —digo sonriendo mientras me refiero a su cabello.

Nos despedimos a la tarde noche, yo tengo que preparar todo para volver a trabajar. Dan y Mont están en desacuerdo con que vuelva a retomar mi rutina tan rápido luego de lo que pasó pero tengo claro que avanzar es mejor que lamentar y con algo necesito despejar mi mente. Además ser psicóloga y psiquiatra ayuda bastante porque los chismes no faltan, no mentira, no trabajo por eso aunque muchos piensen que soy chismosa y por eso estudié tanto, cuando la realidad es que amo observar la conducta humana. Muchas veces colaboré con la policía para crear perfiles psicológicos de criminales, son experiencias que amo.

Decido preparar la cena mientras espero a Mont, quien vendrá por unas horas a hacerme compañía. Mañana será mi último día para ordenarme y ordenar mis cosas antes de volver a trabajar, obviamente la agenda la lleva el sitio donde trabajo, pero igual me gusta tener espacios para mis pacientes siempre que me necesiten, por lo que debo avisar de mi regreso, sé que soy importantes para cada uno de los que se atienden conmigo, pues como psicólogos hacemos por ellos casi como sostén a la sociedad.

Preparo algo simple, fetuccinis Alfredo y con eso tengo tiempo de sobra para revisar mis outfits de la semana, así tengo claridad de cuándo lavar la ropa. Ahora tengo menos ropa, pero es algo que voy a solucionar cuando me paguen, por desgracia creo que dejaré eso para cuando termine el mes, por ser verano hay demasiadas personas con vacaciones en la ciudad.

Sirvo un poco de vino blanco que es infaltable cada que hay pastas de comida, soy amante del vino y pues, agradezco al Dios del Vino por la buena provisión y también por esa nevera única para los vinos. 

Mont no tarda en llegar, le abro la puerta y pasa sonriendo con muchas bolsas en sus manos. De seguro son las nuevas prendas y tiene que promocionarlas en la página de Instagram de la boutique.

—Demasiado trabajo.

—¿Prendas nuevas? —ve las bolsas de basura y frunce el ceño.

—Algo así, es lo próximo de la temporada otoño invierno —responde y deja pasar que no le respondí a su pregunta mental.

—Pero estamos a comienzos de agosto.

—Lo sé, pero las cosas son así —voy hacia la cocina y ella me sigue—. ¿Qué hiciste para cenar?

—Fetuccinis Alfredo.

—Mmh, se me hace agua la boca —admite tomando asiento en uno de los taburetes frente a mi.

—Sirvete —le entrego el plato y sirvo un poco de vino.

—Gracias.

Me sirvo a mi también y me siento a su lado mientras reviso mi celular, es algo que nunca suelo hacer porque no es de mi agrado, pero es por las agendas que debo acomodar. 

—¿Cómo piensas del divorcio? —pregunta cuando por fin suelto mi celular.

—Ahí estoy, quiero tener la mente clara y serena, un plan se piensa en frío —menciono bebiendo un poco de vino.

—Claramente pensabas en caliente cuando metiste todo lo suyo en esas bolsas —señala sonriente.

—Y lo que me recordaba a él está en los containers del callejón.

—Ya —asiente abriendo los ojos y alzando una ceja.

—Debo comprar nuevas prendas —hago una mueca arrugando la nariz, comprar no me hace feliz.

—Te ayudo con eso, no te preocupes —dice sonriente, para ella el asesorar la imagen de una persona, es un baile.

Con eso en mente terminamos de cenar charlando sobre su día y lo que se nos viene. 

—¿Cómo le harás para llegar al trabajo? Ya no tienes chofer.

—No lo sé ¿Transporte público? —ni siquiera yo sueno convencida y mi amiga de atora por eso que dije.

—¿Tú? La que siempre tiene vehículo propio y con suerte usa taxi.

—Sí, yo —admito—. Ha de ser extraño y tal vez me confunda muchas veces, pero es lo que pasa cuando no aprendes a conducir.

—Aprendería por ti, pero no lo sé —señala Mont mientras se encoge de hombros.

Río relajada y descubro cuánto me agrada estar acompañada de ella, sobre todo ahora que me siento sola, es la primera vez en meses que voy a pasar una noche sola. Terminamos de cenar y nos vamos al living con una copa de vino para poder ver las nuevas prendas, por desgracia ninguna es de mi estilo así que no me puedo quedar con nada.

—Podrías venir a cenar todos los días —murmuro viendo hacia el puerto, el perfil de mi amiga se ve muy bien así—. No te muevas.

—¿Por? 

—No lo hagas —busco mi celular y cuando lo encuentro voy hacia la cámara y tomo varias fotos desde distintos ángulos—. Ya.

Mi amiga vuelve a respirar y le muestro las fotos, me mira sorprendida y obviamente me pide que se las envíe para colgarlas en su ig. Mi celular entra una llamada y la contesto cuando noto que es del juzgado de mediación y custodia de menores, puede ser uno de los casos que he visto.

—Diga.

Hola Nebraska. Lamento interrumpir tu luna de miel, pero es que tenemos un nuevo caso de mediación y una parte ha pedido asistencia psicológica por daños, el juez quiere tu participación, hay bastante plazo porque hay demasiada demanda. ¿Te interesa?

Claro, obviamente me avisas con tiempo.

Sí, al parecer todo tendrá comienzo el primer día de octubre.

Está bien, me das los datos para poder agendar las citas y estamos.

Gracias, Nebraska. Ya sabes cómo funciona lo del pago, pero si tienes consultas, no dudes en llamar.

Está bien, muchas gracias.

Corto la llamada y lo señalo en mi cuaderno de notas para no olvidar. Mi amiga me mira con atención y le menciono lo nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.