Donde Coincidimos

Capítulo | 14

P.O.V: Edward Lewis

Salgo de la ducha y me visto rápidamente porque me siento mal de dejar sola a Nebraska, sé que los chicos la pueden empezar a seguir con preguntas. Termino de vestirme y salgo peinando mi cabello con la mano. Los busco con la mirada y veo a Nebraska sentada en uno de los bancos de descanso y a los chicos frente a ella, por su postura noto que está nerviosa y trata de mantener una sonrisa que se nota no es verdadera.

—¿La pueden dejar tranquila?

—Sí claro —ceden ambos y Nebraska me mira con sus ojitos brillando.

Ayer luego de saber su historia reciente en el amor, me sorprendí al notar que su mirada seguía brillando y con las esperanzas aún intactas, su ilusión no desapareció, tiene un corazón de oro, ella es única.

—¿Vamos? —pregunta tomando sus cosas.

—Sí, vamos.

Avanzo con calma y ella me sigue, la escucho bufar frustrada porque viene en tacones y tiene que caminar bastante porque dejé el auto bastante lejos ya que no había donde parquear. La espero y me mira mal, pero yo no tengo la culpa de su outfit, además tampoco podía dejar mi auto sobre otro.

—Ya falta poco.

—Eso espero —acusa y yo trato de no reírme de ella.

Llegamos al auto y desactivo la alarma antes de ir a abrir su puerta, me sonríe y toma su falda desde donde tiene la abertura y entra con cuidado, sonrío de lado y dejo que se acomode antes de cerrar la puerta e ir a mi lado. Luego me voy a mi lado y hago lo mismo que ayer, lanzo mis cosas hacia atrás y me siento tras el volante, dejo mi celular en mi pierna porque tengo que estar atento a mensajes sobre mi hijo, a quien dejé con Niall.

—Tu cinturón —aviso yo abrochando el mío.

—No puedo —dice alzando los hombros—. Siquiera ten las cosas.

Tomo su bolso y la cena que pidió para ambos, se acomoda y cruza el cinturón, le tiendo las cosas y enciendo el auto, me mira mientras toma un sushi. Salgo de donde estaba parqueado y espero que los semáforos estén igual que ayer. 

—¿Quieres? —asiento y ella se inclina para darme de comer—. Pero siquiera gírate un poco.

—No puedo, si lo hago podemos tener un accidente —digo sonriendo mientras me inclino un poco hacia ella.

Lo recibo y escucho su risita toda tierna, ella causa lo mismo que mi hijo, me hacen ser la persona más vulnerable del mundo, y a Nebraska, hace muy poco que ha aparecido en mi vida. Necesito algo de agua, me inclino buscando mi botella dentro de la mochila y se queja diciendo que voy a causar nuestra muerte.

—Tranquila, que puedo.

—Claro —ironiza—. Maldición frena.

Río por lo nerviosa que está, yo ya tenía todo completamente controlado, no iba a chocar al auto que va frente a mi. Alcanzo la botella y en eso cae mi celular, mierda. Bebo del agua y noto que Nebraska sigue comiendo, la chica me recibe la botella cuando necesito recoger mi teléfono.

—Te ayudo —propone y yo niego, ya lo tengo.

—Dame otro.

—¿Otro qué?

—Sushi —asiente sonrojada y ya entiendo que le dio otro sentido, la verdad si se lo recibiría—. Entonces ¿Tienes hermanos?

—Sí, dos. Tengo un hermano mayor que yo y una hermana menor, ellos viven con mis papás en Connecticut, Mi hermano es profesor en Yale y mi hermana estudia Leyes en la misma Universidad.

—¿Tú estudiaste ahí?

—Sí, papá es profesor y nosotros teníamos mayor oportunidad de entrar gracias a él, además de que la matrícula y así eran beneficios de nuestro padre, aunque sí teníamos que rendir las pruebas para entrar —me molesta tener que ir conduciendo, porque debo ir viendo la calle en lugar de poder viéndola.

—Son inteligentes.

—¿Tu tienes hermanos?

—No, pero si me hubiese gustado. ¿Tu madre qué hace?

—Entrometerse en nuestras vidas —dejo salir una carcajada y escucho su risita adorable.

—¿De verdad?

—Sí, de hecho creo que ha obligado a papá para que la acompañe a invadir mi vida —frunzo el ceño.

—¿Entonces están en tu departamento?

—Sí, o sea, realmente el departamento es de papá pero lo compró para mi para que yo no tenga tantos gastos y pueda vivir tranquila —explica mirando la comida.

—¿Quieres estar con ellos? Puedo ir más rápido —señalo mientras desvío la vista hacia ella.

—No, tranquilo. Realmente me pueden esperar todo lo que quiera, los envié a cenar fuera para tener más tiempo contigo, te hice una promesa —dice y es increible como puedo escuchar la timidez en su voz.

—¿Segura? —asiente y vuelve a comer.

—Tú ya dijiste que eras solo tu. ¿Qué se siente vivir solo?

—Pues tampoco muy solo, mamá ha invadido mi casa queriendo los beneficios de mi padre, por suerte se divorciaron antes y todo lo que hay es mio —menciono tratando de que la imagen de mi hijo no me perturbe, no me gustaría mentirle, sobretodo cuando ella dijo que su anhelo es ser madre.

—No te llevas bien con ella —musita y es el mismo tono de estudio que utilizaba papá.

—Tienes razón, no me puedo llevar bien con alguien que me abandonó sin razón aparente —aprieto la mandíbula y veo por el espejo lateral para adelantar.

—Lo siento, no quería implementar ese tono, es que ya estoy acostumbrada al trabajo.

—Tranquila, a papá igual le solía pasar.

—Es raro —menciona con su risita—. Es que por lo general no noto cuando lo hago, por eso me llevé mal con Montana cuando nos conocimos.

—¿Las amigas estados?

—Muy gracioso —río con tranquilidad—. ¿Quieres sushi?

—Compraste demasiado —digo riendo más relajado.

—Lo sé, pensé que comería más —giro a verla y está sonrojada viendo la comida en sus piernas—. ¿Qué tanto miras?

—A ti.

—¿A mi? —cuestiona respirando por los labios.

—Sí.

—Pues, si vas conduciendo deberías ver hacia la calle —dice girando para verme a los ojos, sonrío y hago lo que indica.




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