Donde Coincidimos

Capítulo | 16

P.O.V: Nebraska Grey

Llegamos al gimnasio y beso la mejilla de mi amiga antes de irme a la sala de la paz o no recuerdo cómo dije qué le diría, pero me voy para allá a ver a Edward, cuando llego ya está con Avery en el cuadrilátero. Me acerco y me siento en el banco bajo la atención de las demás personas que me han visto llegar, por suerte me siento segura con su chaqueta cubriendo mi espalda.

—Nebraska —grita Avery cuando me ve desde el suelo.

—Hola, Avery.

—Nebraska, dile a tu novio que por favor no me vuelva a golpear por favor —sonrío y me quedo en silencio—. Aska.

—Estoy soltera, Avery —musito.

—Eso cambiará pronto ¿Cierto, Eddy? —el chico niega y la obliga a volver a concentrarse.

Termina con la chica y baja sudado mientras que Avery continúa en el suelo calmando su respiración. Me levanto y beso su mejilla mientras hace un gesto para que lo siga a la oficina. 

—Tengo un té helado para ti a manera de devolución del de ayer —me tiende un vaso del mismo lugar que yo lo pedí.

—Gracias —musito sonriendo nerviosa y de seguro sonrojada.

—¿Estás mejor?

—¿Lo dices por lo de mi ex? —cuestiono probando el té, asiente mientras guarda mi bolso en su casillero—. Creo que estoy mejor, no lo sé. En realidad me causa rabia que quiera seguir llegando a mi, es miserable. Me fastidia que mis padres le presten ropa así.

—¿No te apetece golpear un saco? —pregunta sonriendo porque en realidad creo que me he exaltado un poquito.

—Dijiste que nada de ira.

—Es para que botes tu energía negativa, no para que pienses que golpeas a cómo sea que se llame.

—Josh, se llama Josh —se encoje de hombros restando importancia al nombre del idiota—. Creo que no estoy vestida para la ocasión.

—Seguro llevas short debajo —me muerdo el labio inferior y niego, casi se le salen los ojos de la sorpresa—. ¿De verdad?

—¿Quieres comprobar?

—Me gustaría, sí, pero hay público —si quería ponerlo nervioso, pues, no me funcionó cómo quería porque más nerviosa estoy yo—. Le preguntaré a Avery si tiene algo para ti.

—Descuida, voy yo. Tienes un cliente —señalo un horario, asiente y yo llevo mi té conmigo.

Busco a la chica con la mirada y la encuentro golpeando una pequeña cosa que parece una gota de agua pero que está colgando del techo, con un mecanismo bastante extraño. Llego a su lado y ella sonríe con los ojos al verme, deja de golpear la cosa esa y toma agua.

—¿Tienes algo de ropa deportiva que pueda quedarme? Te la devuelvo, lo juro.

—Justo hoy sólo vine trotando, no traje nada más que lo que tengo puesto —hace una mueca algo nerviosa.

—Descuida, no te preocupes.

—Oye —me giro a verla nuevamente—. ¿Cómo van las cosas con Eddy? Es un buen chico y se nota que te haría bien una persona como él en tu vida.

—¿Te gusta hacer de cupido? —suelta una carcajada que hace que disminuya un poco mi nerviosismo.

—De hecho, mi hermano se casó y tiene una hermosa hija con la chica que yo le presenté en una tienda de discos a la que me gustaba ir. Mi mejor amiga está saliendo con el amigo de mi primo y adivina quien los presentó.

—Imagino que tú y presiento que la respuesta a mi anterior pregunta es afirmativa —asiente sonriendo.

—Piensalo, es un buen chico, guapo y mi hermano ha dicho que entre sus piernas hay casi otra persona.

—Demasiada información —digo siento más tomate que persona en este momento, la chica se ríe y yo niego queriendo escapar de ella—. Mejor te dejo que sigas con lo tuyo.

Me voy lo más rápido que puedo y busco a Edward hasta que lo encuentro indicando a un chico cómo golpear el saco de manera correcta para que no se haga daño, es el que estaba en la colchoneta de la paz hace un día. Observo a ambos y noto que de verdad ayuda a las personas con su terapia de Kung Fu Panda, me hace considerar la opción de enviarle posibles clientes.

—Me vas a desgastar si me sigues viendo así —dice sonriendo de medio lado con suficiencia, a pesar de estar viendo al chico y no a mi—. Me refiero a ti, Nebraska Grey.

—¿Me quieres dejar en evidencia, Edward Lewis?

—Definitivamente me gusta más cómo suena tu nombre —admite y me dedica su completa atención.

—Si quieren pueden besarse ahora, no tengo problema —dice el chico agitado por golpear el saco.

—Descuida, dijo que no besa hasta la quinta cita —musita Edward y dejo salir una risita de incredulidad—. Claro y eso sólo si es que llegas bien a esa.

—¿De donde sacaste lo de la quinta cita?

—Admítelo, no me dejarás besarte hasta luego de esos días —dice divertido por dejarme en evidencia.

—Ya entendí tu táctica, Edward Lewis. Me quieres poner nerviosa dejándome en evidencia frente a todos los que están atentos aquí, quieres que sienta la presión que ejercen ellos porque sabes que todos serían felices si nosotros nos besamos —digo utilizando mi capacidad de observar la conducta de cada uno de los perfiles que hay en este lugar.

—Por algo es psicóloga —me señala mientras habla con el chico que deja salir una carcajada relajada—. Claramente, haces bien tu trabajo, señorita Nebraska Grey.

—Lo sé.

—¿Avery no te pasó nada?

—No trajo nada.

—Eso está claro, su cerebro se le quedó en la casa —dice en un tono bastante elevado con la intención de que ella lo escuche.

—Te escuché, Eddy. Le diré a Niall que te corte el pito cuando vayas a alojar a su casa —grita ella a todo pulmón y escucho la risa de Edward llenar el lugar—. No te rías, estoy segura que no tiene miedo de cometer homicidio, es abogado.

—Avery, até a tu hermano a un auto estando yo ebrio y él sobrio —dice cómo si fuera lo más normal del mundo. 

—Claramente mi hermano es idiota —se queja ella.

—¿Quién es Niall? —pregunto extrañada y fuera de tema.




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