P.O.V: Nebraska Grey
—Soy padre, tengo un hijo —suelta su agarre pero me sigue rodeando—. Quería decirlo antes, pero es difícil si tratas de conocer a alguien y todas corren cuando lo saben, por primera vez quería algo contigo y me daba miedo confesarlo.
—Te confesé que yo quería un hijo y tampoco dijiste nada cuando te pregunté por tu familia —musito aún sintiendo su calor porque no me he alejado—. ¿Sabes? Jamás te hubiese juzgado por eso, pero ahora sí por algo te juzgo es porque lo ocultaste y prácticamente negaste a tu hijo.
—Es difícil cuando todas te rechazan por tenerlo, soy joven y padre cuando todas buscan a ese soltero para tener el hijo —señala y en realidad tiene razón—. No lo quería negar, sólo buscaba un momento para decirlo.
Asiento y retrocedo un paso, aun viendo sus ojos y el dolor en ellos, se nota que si me voy y no quiero volver el no me va a buscar, porque si le dolió cuando le dije que negó a su hijo. Tomo mi bolso y salgo de la habitación, necesito pensar y para eso necesito estar sola. Hay una confusión enorme en mi, pero no me puedo molestar ni nada.
Salgo del gimnasio y llamo un taxi, por suerte pasa uno y subo rápidamente, luego le indico la dirección de a dónde es que voy. Su confesión se repite en mi cabeza, es que también es un dolor porque yo quería y quiero un hijo, él ya lo tiene y no lo supe hasta ahora, pero también entiendo que no es como que vayan por ahí con un letrero diciendo que son padres. Pero si es padre ¿No tiene madre ese niño?
—Señorita, llegamos —asiento y bajo luego de pagar, siempre que me pierdo en mi cabeza me olvido del tiempo.
La brisa por estar a la orilla del Río hace que se sienta frío y por ellos decido ir a mi departamento porque así puedo beber y no perder calor corporal por los nervios. Carmen me ve entrar pero le hago una seña de que no me siento bien, ella asiente y puedo ir directo al ascensor. Reviso el celular y tengo mensajes en el chat de él.
*
Edward
E: Lamento no haberte dicho ese gran detalle.
E: Cuando dije que tenía solo a una persona en mi familia, me refería a él
E: Mi mamá no la considero.
E: Mi prioridad también es mi hijo.
E: Quiero que sepas que lo amo y nunca lo negaría, nunca lo niego.
E: Espero quieras hablar este tema más luego.
E: Me gustaría que no te guardes nada y si ya no me quieres hablar, que me lo digas a la cara.
E: Que tengas buena noche, Nebraska Grey.
*
Sonrío y salgo del elevador yendo a mi departamento, en realidad sí confío en que para él ha de ser difícil el tema de ser padre y tener que explorar el tema de las citas, claramente él me lo dijo pero lo disfrazó con eso de la enfermedad de su padre.
Entro al departamento y está tan vacío como cuando llegué ayer, tomo una botella de vino junto con una copa y caliento la comida que mi mamá dejó en uno de los tantos tapers que tengo. Me lanzo al sofá y viendo la hora decido que tal vez puedo llamarlo porque ha de no estar trabajando.
—No esperaba que llamaras tan rápido —suena sincero y de seguro va conduciendo por el sonido de fondo.
—Yo no esperaba llamar —se hace un silencio enorme—. ¿Cómo se llama?
—Justin —asiento asimilando la información.
—¿Su mamá?
—¿Recuerdas a la chica con la que nos encontramos? —la verdad es que no, pero hago una afirmación nasal para que continúe hablando, saco la comida y como sólo un poco porque mamá le echó mucho ajo y no me gusta—. Ella es su madre, fue un accidente y ella luego vino con el bebé con ADN y todo. Es mi hijo y es la luz de mis ojos, ahora estamos peleando por la custodia del niño.
—Entiendo, hay varios casos de esos ¿Cuantos años tiene?
—Tiene 2 años —es muy pequeño, es la edad linda de los niños.
—Es pequeño —mi voz suena más tierna y dulce de lo que presentía.
—Sí, ese es mi bebé.
—¿Se parece a ti?
—Es mi copia —señala y se que debe tener una sonrisa en su rostro.
—Lo siento —musito con pesar, de verdad me siento mal por lo que le dije antes.
—Descuida.
—No, mi reacción fue desmedida y entiendo tu punto.
—Gracias.
—Si quieres, mañana podemos tener una cita, yo invito.
—¿De verdad? —no se escucha su auto desde la otra línea, debe haber llegado a su casa.
—Siempre y cuando no estés con tu hijo, no quiero que lo dejes con alguien más sólo por salir conmigo. Él es tu prioridad.
—Eres la primera que lo entiende y además pospone por querer saber si mi hijo estará bien —sonrío entre nerviosa y ansiosa, incluso me sonrojo.
—Entiendo su lugar en tu vida, así como también entiendo que el mío puede ser pasajero.
—Hoy se fue con su mamá, nos vemos mañana.
—¿No quieres cenar hoy? —pregunto con esa ansiedad de verlo antes.
—Señorita Nebraska Grey, usted no entiende que las personas que están destinadas para quedarse en su vida, no importa la hora de llegada.
—¿Quién dijo que te quedarás en mi vida?
—Simple, porque yo sí te quiero en mi vida —ese calor invade mi cuerpo y me cosquillean las manos igual que el estómago.
—¿Sabes? Mejor hablamos luego.
—Oye.
—Dime.
—¿Por qué no bajas?
—¿Qué? —frunzo el ceño porque no entiendo nada, yo ya estaba por cortar la llamada ya que él se aprovechó de mis nervios.
—Te espero con pizza y vino —muerdo mi labio inferior.
—¿Por qué mejor no subes? Piso 25, puerta 01. Te espero.
Corto la llamada y miro a mi alrededor, por suerte todo está ordenado, guardo la botella de vino que había abierto. Guardo el taper en la nevera donde no la vaya a ver. Lavo la copa y la dejo sobre la mesada luego de secarla en tiempo record. Muevo mi pie repetitivamente contra el suelo, necesito dejar de estar ansiosa por verlo, pero es imposible.