Bajo la luz que quema.

Capitulo 2

Los gritos afuera del edificio eran ensordecedores.

"¡Jungkook, saranghae!"
"¡Oppa, mírame!"

Flashes. Carteles. Voces mezcladas con lágrimas de emoción.
Él bajó del auto negro con lentes oscuros, abrigo largo y la cabeza ligeramente agachada. Saludó con una leve inclinación, esa que sus managers le enseñaron a perfeccionar desde los quince años.

La sonrisa estaba ahí, pero sus ojos... sus ojos estaban lejos.

El ascensor del edificio de HYBE subió lentamente. A su alrededor, los pasillos parecían más fríos que nunca. Todo era blanco, pulcro, exitoso. Como él.
Una marca, una figura, un ídolo.

Pero Jungkook, el verdadero, estaba enterrado bajo capas de contratos, fama y soledad.

Entró a su sala de ensayo privada. El silencio lo recibió con más calidez que cualquier persona. Se quitó el abrigo y los lentes. Su reflejo lo miró desde el espejo enorme frente a él: tatuajes, mirada cansada, cuerpo marcado por años de esfuerzo.

A pesar de la gloria, algo no estaba bien.
Cada canción nueva le sonaba igual.
Cada presentación le dejaba un sabor amargo.
Y cada noche... se quedaba mirando al techo, preguntándose cuándo se había perdido en todo esto.

Jungkook tenía millones de seguidores. Pero sentía que nadie lo conocía de verdad.

Se sentó en el suelo del estudio, con la espalda apoyada contra el espejo. Sacó su libreta negra, donde escribía lo que no se atrevía a decir.
Canciones que nunca mostraba.
Líneas incompletas.
Frases como:

"¿Quién soy cuando nadie me ve?"
"¿Y si no quiero ser perfecto hoy?"

Respiró hondo. Apoyó la cabeza en sus rodillas.
No lo sabía, pero en otra parte de Seúl, una chica estaba componiendo una melodía que lo haría volver a sentir.