Capitulo 4
Esa noche, Sol-a no podía dormir.
El sonido de la lluvia aún retumbaba en su cabeza como si siguiera cayendo fuera de su ventana.
Había intentado distraerse componiendo una nueva canción, pero cada nota terminaba pareciéndose a él.
A esa voz.
A esa mirada.
A ese accidente tonto que la había hecho sentir... ¿qué, exactamente?
Se levantó de la cama, se puso una sudadera amplia y fue directo a su estudio. Encendió las luces tenues, se sentó frente al piano y dejó que sus dedos comenzaran a hablar.
El resultado fue una melodía suave, con notas flotantes que parecían buscar a alguien.
Como si el piano también estuviera recordándolo.
Del otro lado de la ciudad, Jungkook estaba solo en su estudio.
Repetía los mismos acordes por quinta vez, pero no lograba conectar con la canción. Era una de esas noches donde todo le parecía hueco... hasta que la imagen de ella volvió a su mente:
su voz diciendo "Está bien",
sus ojos verdes, rasgados y profundos,
y la forma en que lo miró, como si lo conociera de antes.
Apoyó la cabeza contra el respaldo del sillón, frustrado.
Entonces, de la nada, le vinieron tres líneas.
Las anotó en su libreta:
"Tu silencio me habló más que mil voces.
El café cayó, pero algo despertó.
¿Quién eres, y por qué no te puedo olvidar?"
Suspiró. Cerró los ojos.
Afuera, la ciudad dormía.
Pero ellos no.
Y sin saberlo, componían la misma historia... desde dos extremos distintos de una melodía.