Dónde comienza el latido.

Esa mirada.

Capitulo 10

La segunda sesión de grabación empezó diferente.

El aire se sentía más denso, no por incomodidad... sino por tensión no dicha.

Sol-a llegó con una carpeta llena de letras. Había trabajado durante la madrugada, inspirada por la rabia, la tristeza y una necesidad de cambio que le ardía en la piel. Vestía sencillo, como siempre: pantalones anchos, una camiseta blanca de algodón, chaqueta negra. Sin maquillaje, sin adornos. Solo ella.

Jungkook ya estaba en el estudio, afinando su guitarra. La miró cuando entró.
Y entonces, ocurrió.

Ella le sostuvo la mirada. Y por primera vez... algo se encendió en sus ojos.

Lo reconoció.

No como una celebridad, no como el idol de millones.
Sino como ese chico de la calle, la noche de la lluvia, el que se agachó a ayudarla a recoger el cafe. El que le dijo "¿Estás bien?" mientras el agua caía sobre ambos.

Parpadeó. Respiró hondo. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
Pero no dijo nada.

-¿Todo bien? -preguntó él, notando el cambio en su expresión.

Ella dudó. Pero luego asintió.

-Sí. Solo... me parece que ya nos hemos cruzado antes -dijo, casi como quien lanza una moneda al aire.

Jungkook la miró fijo. No lo esperaba tan pronto.

-Yo también lo pensé... -respondió, dejando la frase en el aire, como si no quisiera asustarla con la verdad.

Pero bastó esa línea para que el ambiente cambiara.
Ya no eran dos extraños que colaboraban.
Ahora había historia, aunque fuera breve. Y aunque no se haya dicho toda.

---

Después de la sesión, Sol-a salió del estudio con el teléfono en la mano.
Tenía una lista de departamentos marcados con estrellitas.
No podía soportar otra noche bajo el mismo techo con sus padres.
No quería pelear más. Ni explicar quién era.

Quería espacio. Libertad.
Una cocina solo suya. Un escritorio con vista al cielo. Una cama en la que pudiera llorar sin ruido.

Tomó un taxi y fue a ver el primero.

La agente inmobiliaria la recibió con una sonrisa falsa.
Era un edificio alto, de diseño moderno, cerca del río Han.
Cuando Sol-a subió al piso 12, entró a un pequeño loft con grandes ventanas y paredes blancas.

Apenas lo vio... supo que ese lugar sería suyo.

-Es tranquilo. Tiene doble aislamiento acústico. Muchos artistas viven por aquí -comentó la agente.

Sol-a apenas escuchaba. Caminó hasta el ventanal. Cerró los ojos.
Y por primera vez en mucho tiempo... pudo respirar hondo sin sentir dolor.

-Lo quiero -dijo sin pensarlo más.

---

Días después, Jungkook llegaba a casa tras una práctica de baile. Sudado, agotado, con audífonos puestos. Entró al ascensor, presionó el botón de su piso y apoyó la espalda contra la pared.

Antes de que las puertas se cerraran, alguien entró apresurada.

Chaqueta oversize. Pelo claro.
Audífonos gigantes y una mochila colgando de un solo hombro.

Ambos se quitaron los auriculares al mismo tiempo.

-¿Tú? -dijeron al unísono.

Sol-a abrió la boca, confundida.

-¿Vives aquí?

-Desde hace años. ¿Y tú?

-Me mudé hoy. Piso doce.

Jungkook se rió bajito.
-Vecinos, entonces.

Ella se cruzó de brazos, mirándolo de reojo, con una mezcla de sorpresa y... algo más.

-Qué coincidencia.

-¿Sí? -respondió él, mirándola directo a los ojos-. Yo lo llamaría destino.

Ella lo miró un segundo. Y, aunque no sonrió, sus ojos lo hicieron.

Esa noche, cada uno en su espacio nuevo -ella entre cajas abiertas, él entre guitarras y tazas de café- pensaron en lo mismo:

¿Qué significaba todo esto?

No había promesas.
No había confesiones.
Solo esa energía que empieza a girar cuando dos almas están destinadas a tocarse... aunque aún no lo sepan.



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En el texto hay: romance drama, bts fanfic, bts jk

Editado: 22.06.2025

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