Dónde comienza el latido.

Voces que pesan más que el silencio.

Capitulo 13

El sonido de la lluvia golpeando contra las ventanas del penthouse familiar en Gangnam parecía un acompañamiento perfecto para la discusión que estaba por estallar.

Sol-a se había sentado en la cabecera de la mesa de reuniones del piso dieciocho, donde solo se hablaba de cifras, ventas y proyecciones de la empresa cosmética familiar. Su padre, señor Kim, lucía impecable en su traje oscuro, y su madre, como siempre, vestía con un aire de perfección que parecía imposible de alcanzar.

-Ya es momento de que tomes tu lugar en la empresa -sentenció su padre sin rodeos.

Sol-a bajó la mirada a sus manos. No podía contar las veces que había escuchado esa frase. No importaba cuánto talento demostrara, cuántos idiomas hablara, o cuán buena fuera componiendo. Para ellos, su lugar estaba detrás de un escritorio, administrando contratos y planeando campañas publicitarias.

-Papá... Mamá... ya les dije que estoy concentrada en mi carrera. Apenas estoy comenzando -replicó con serenidad, aunque su voz tembló un poco al final.

Su madre suspiró, exasperada.

-¿Carrera? ¿Cantar? ¿Bailar en un escenario? Eso no es una carrera para alguien como tú. Tu apellido pesa, Sol-a.

-Por eso uso otro nombre -soltó ella, sin pensar.

Los dos padres la miraron. Su madre frunció el ceño.

-¿De qué hablas?

Sol-a mordió su labio inferior. Ya no podía dar marcha atrás.

-Sae. Ese es mi nombre artístico.

Su padre golpeó la mesa con la palma abierta.

-¡Nos estás ocultando cosas! Te críamos para liderar, para mantener este apellido en lo alto, y tú... ¡juegas a ser cantante!

-No estoy jugando -respondió ella, su voz firme al fin-. Esto es lo que soy. Lo que quiero ser.

La tensión en la sala se podía cortar con un suspiro. Sol-a sintió una presión familiar en el pecho, ese nudo que se formaba cada vez que intentaba defenderse. Ya estaba cansada de tener que explicar su pasión.

-Ya me fui a vivir sola -anunció, levantándose de la silla-. No les estoy pidiendo permiso. Solo vengo a informarles.

Su madre se levantó de golpe.

-Mientras tengas este apellido, cumplirás con tu deber.

Sol-a la miró a los ojos, imponente. La herencia latina en su sangre le daba ese carácter fuerte cuando era necesario.

-Ya no. Voy a decidir por mí.

Sin esperar más, salió de la sala, sus tacones resonando contra el mármol.

Esa misma noche, en su apartamento, Sol-a dejó caer su bolso en el sofá y se recostó, mirando al techo. Las palabras de sus padres aún rebotaban en su cabeza, pero la grabación de esa tarde, el encuentro con los chicos de BTS, la manera en que Jungkook la había mirado... todo era como una corriente cálida que la mantenía a flote.

Su teléfono vibró. Un mensaje.

Jungkook: Buen trabajo hoy. Tienes una voz que duele bonito.

Ella sonrió, dejando que esa frase simple borrara, aunque fuera un poco, el eco de la pelea con sus padres.

Abrió su libreta y escribió:

"Aunque el mundo me grite, yo voy a cantar."

La guerra apenas comenzaba. Pero Sae -o Sol-a, o la chica de los ojos verdes rasgados que no encajaba en ninguna jaula- ya no pensaba rendirse.



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En el texto hay: romance drama, bts fanfic, bts jk

Editado: 01.06.2025

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