Capítulo 23
El reloj marcaba las 10:00 am y el estudio de prácticas de HYBE estaba completamente reservado.
Sae se había despertado más temprano de lo habitual.
Había pasado gran parte de la madrugada ensayando mentalmente los pasos, las notas, las respiraciones. No porque no pudiera con ello, sino porque sabía que esa sería su primera vez practicando oficialmente como artista de la compañía.
La mirada de todos estaría sobre ella.
Al llegar, respiró hondo frente al enorme espejo.
Taehyung fue el primero en entrar.
- Buenos días... -dijo con su sonrisa cuadrada y ese aire sereno que lo caracterizaba.
- Buenos días, sunbaenim. -respondió ella haciendo una ligera reverencia.
Taehyung se acercó.
- Nada de sunbaenim, dime Taehyung. Aquí no venimos a ponerte nerviosa.
Sol-a sonrió un poco, aliviada.
A los pocos minutos entraron Jimin, Namjoon, Yoongi, Hoseok y Seokjin.
Todos fueron amables, algunos bromearon para relajar el ambiente.
Jungkook llegó de último.
Vestía oversize, gorra baja, auriculares colgando del cuello.
Le hizo un leve gesto con la cabeza a Sol-a, y ella le devolvió una pequeña sonrisa.
El productor a cargo explicó la dinámica.
Primero harían ensayos vocales, luego coreografía básica para el teaser del debut y finalmente grabarían unas tomas para contenido promocional.
Sol-a se colocó frente al micrófono.
Los chicos tomaron asiento al fondo, observando.
La pista comenzó.
Y entonces...
su voz inundó la sala.
Limpia, afinada, con una emotividad que puso la piel de gallina a más de uno.
Era evidente que había nacido para eso.
Cuando terminó, los chicos comenzaron a aplaudir.
- Wow... eso fue increíble -dijo Hoseok, visiblemente sorprendido.
- Tienes una voz muy especial -agregó Yoongi con su tono tranquilo.
Jungkook no dijo nada. Solo la miró.
Ese tipo de mirada que uno siente antes de voltear.
Sol-a lo notó y bajó la vista, sonrojada.
Al llegar la hora de los descansos, Jimin se acercó con unas bebidas.
- No sé qué te dijeron tus papás, pero tú naciste para esto. -le dijo sin rodeos.
Sol-a lo miró, sorprendida. Nadie lo había dicho tan claro.
- Gracias... a veces es difícil recordarlo. -contestó ella.
Los demás conversaron distendidos, Taehyung intentó enseñarle un paso de baile, Jin hizo bromas y Namjoon le ofreció libros de lectura. Poco a poco Sae se sentía parte de algo.
Ya entrada la tarde, los ensayos terminaron.
Sol-a se quedó recogiendo sus cosas, y cuando salió al pasillo, Jungkook la esperaba recostado contra la pared.
- Lo hiciste bien hoy. -dijo él sin preámbulos.
Ella se detuvo a su lado.
- Gracias... es extraño, no pensé que encajaría con todos tan rápido.
- Encajas donde tienes que estar. A veces los demás tardan en verlo.
Sol-a se quedó en silencio.
- ¿Quieres caminar? -propuso él.
Salieron por la puerta trasera y caminaron sin rumbo fijo por las calles secundarias de Seúl, lejos de los fans, los rumores y las cámaras.
Hablaron de cosas simples: de comida, de películas viejas, de cómo Jungkook había dejado de creer en ciertas cosas... y cómo, sin querer, alguien podía devolverle un poco de esa fe.
Fue la primera vez que se sintieron realmente cómodos juntos.
Sin nombres, sin presiones, sin familias de por medio.
Y aunque ninguno lo dijo, ambos sabían que ese lazo invisible que los había conectado desde aquel accidente del café, se estaba volviendo más fuerte.
Esa noche, en sus respectivos departamentos vecinos, se quedaron despiertos.
Cada uno mirando la misma luna desde una ventana distinta.
Pensando en lo mismo...
sin atreverse aún a nombrarlo.