Dónde comienza el latido.

Una cena, confesiones silenciosas y un momento al borde.

Capítulo 25

Sol-a se había integrado con naturalidad a los espacios de HYBE.
Los miembros de BTS la habían aceptado con una calidez que no esperaba.

Taehyung siempre la molestaba con sus bromas suaves.
Jimin admiraba su técnica vocal.
Yoongi respetaba su capacidad para componer desde las emociones.
Namjoon disfrutaba charlas profundas con ella en los descansos.
Jhope impactado por los movimientos de sae.
Y Jungkook... bueno, Jungkook simplemente la observaba.

A veces con una media sonrisa.
Otras, con una mirada tan intensa que le revolvía el estómago.

Aquella tarde, después de un ensayo vocal con Yoongi y Jungkook, Sol-a se armó de valor.

- ¿Te gustaría cenar en casa esta noche? -le dijo a Jungkook al salir del estudio.

Él, sorprendido, la miró de reojo.

- ¿En serio?

Ella se encogió de hombros, fingiendo normalidad.

- No es gran cosa, pero... llevo días queriendo cocinar algo decente y me vendría bien compañía.

Jungkook sonrió, con ese gesto que hacía que sus ojos se cerraran apenas.

- Vale. Me apunto.

8:30 p.m.
Sol-a se apresuraba en su departamento.
Una playlist de jazz coreano sonaba de fondo.
El aroma a kimchi jjigae y bulgogi llenaba el lugar.

Se había puesto ropa cómoda, un conjunto oversize color crema que la hacía ver relajada y delicada.

Cuando el timbre sonó, el corazón le dio un salto.

Jungkook apareció en la puerta con una botella de vino y una sonrisa ladeada.

- Por si hace falta.

- Eres más decente de lo que pensé. -bromeó ella, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

La cena fluyó entre risas, anécdotas de sus peores presentaciones, los primeros conciertos, y canciones que desearían haber escrito.

Jungkook se sorprendió al descubrir que Sol-a también escribía letras melancólicas en sus libretas personales.

- Pensé que eras más de cosas luminosas.

- Nadie es lo que parece, Jeon Jungkook. -dijo ella con una media sonrisa, alzando su copa.

Los silencios se hacían más largos. Más cómodos. Más peligrosos.

Cuando terminaron de cenar, se quedaron en el sofá viendo videos viejos de comebacks.

De pronto, una canción lenta llenó la habitación.

La mirada de Jungkook se desvió hacia ella.

Sol-a lo notó.

- ¿Qué?

- Nada... es solo que... luces bien cuando estás relajada.

Ella sonrió, bajando la mirada.

- Tú también cuando no estás huyendo de tus emociones.

El ambiente cambió.
El aire se cargó de una tensión dulce, suave... inevitable.

Ambos quedaron en silencio.
Y sin pensarlo, se acercaron un poco más.

Las manos se rozaron sobre el sofá.
Ni uno de los dos se movió.

Sol-a sintió cómo el pecho le martillaba.
Jungkook tragó saliva.

- No deberíamos... -murmuró él, como si fuera una excusa débil.

- No lo estamos haciendo. -susurró ella, sin apartarse.

Sus rostros a centímetros.

Un instante.
Un segundo de locura.

Los labios de él rozaron los de ella.
Un roce leve, casi accidental.
Pero suficiente para dejar la piel ardiendo.

Ambos se apartaron apenas.

Jungkook se puso de pie, pasándose la mano por el cabello.

- Tengo que irme. -dijo, sin mirarla.

Sol-a asintió, mordiéndose el labio.

- Sí... nos vemos mañana.

Y sin más, él salió.
Dejándola sola en una sala donde el eco de ese contacto fugaz seguía golpeando con fuerza.

Sol-a se recostó en el sofá, llevándose una mano a los labios.

- Genial, Sol-a... ¿en qué te estás metiendo?

Pero por primera vez, no quería salir.



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En el texto hay: romance drama, bts fanfic, bts jk

Editado: 22.06.2025

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