Donde el miedo nace

Cuando la fiesta termina

 

Alcohol.

 

Música.

 

Gente borracha bebiendo aún más.

 

Gente bailando.

 

Gente haciendo ambas cosas.

 

Lo que para unos es un ambiente de fiesta, para otros es un ambiente totalmente caótico. Así son los bailes de otoño del instituto, un completo desperdicio de dinero y de tiempo. A pesar de todo esto, yo estaba allí presente, sentada en mi silla, mientras los demás estaban en la pista de baile. Black Madonna estaba sonando por toda la sala, no es una canción que se suela escuchar en una fiesta, pero el alcohol les hacía bailar como locos, indiferentemente de la canción.

Lens, no seas una aburrida y ven a bailar tú también— Luna se acerca a la mesa en la que me sentaba. Una risa se escapa de su boca, mi amiga ha bebido mucho.

—¿Por qué debería hacerlo? — mi expresión facial no ha cambiado, sigo teniendo la misma cara de molestia y aburrimiento. Esta es la expresión que tengo en todos los eventos a los que atiende demasiada gente. Sinceramente, a mi me gusta la fiesta, pero solo cuando estoy con mis amigos, o como mucho unas pocas personas más. Los lugares con muchas personas me agobian, he allí mi odio hacia el instituto.

—¡Porque es divertido!

Nuestros conceptos de diversión son muy diferentes— dicho esto, Luna gira los ojos con falsa molestia y vuelve a la pista de baile, donde la espera Trevor. Yo sigo con lo mío.

Posiblemente todo lo que he hecho desde que he venido al baile ha sido comer y mirar a todos con cara de desprecio. Puede que les tenga envidia porque ellos se lo están pasando bien mientras yo estoy sentada de brazos cruzados, observándolos a todos como una amargada.

Luna vuelve a venir hacia mí, esta vez acompañada de Trevor. Antes de acercarse más a mí, se dan una mirada de aprobación entre los dos. Luna rodea la mesa por la derecha y Trevor por la izquierda, hasta posicionarse uno a mi lado derecho y el otro a mi lado izquierdo. Yo si fuera ellos ni lo intentaría, no obstante, lo hacen. Los dos me agarran de los brazos y tratan de levantarme. Pensaba que no lo lograrían, pero son dos y yo solo una.

No merece la pena que te pongas así por él, él no merece verte así— en el momento que escucho la palabra "él" le lanzo una mirada asesina a Trevor, lo menos que quiero ahora es escuchar a mis amigos mencionarlo.

De un empujón consigo soltarme de sus brazos y salgo a paso rápido afuera. Antes de venir aquí me dije a mí misma que nada ni nadie arruinaría esta noche, al parecer fui yo misma la que lo hice. Este baile era un pretexto para ahogar mis penas, aunque técnicamente sí lo hice, con la comida, pero lo hice. Ha durado tan poco el no pensar en él.

Toma amiga, se te ve a kilómetros de distancia que necesitas uno. — una chica que ni siquiera conozco se me acerca y me ofrece un vaso de plástico lleno de vodka hasta la mitad. La miro a los ojos, pensativa. Ella me sonríe y sin darle más vueltas, acepto el vaso.

Salgo al patio del instituto y para mi sorpresa, hay más gente afuera de la que me imaginaba. Me dirijo a un lugar apartado de los demás y empiezo a tomar del vodka. En el momento en el que me empecé a marear me di cuenta de que fue una mala idea haber aceptado el vaso. La chica se veía inocente, pero esta no es la primera vez que bebo vodka y no soy tan estúpida como para no darme cuenta de que esto lleva de todo menos vodka. En cambio, sí fui lo suficientemente estúpida como para aceptarle el trago a una desconocida.

Ay Diosito— la cabeza me está dando vueltas, creo que me voy a morir.

Me despierto en el suelo, donde esperaba encontrarme, pero no estoy en el mismo lugar en el que me desmayé, estoy en un aula. Un alarido escapa de mi boca al darme cuenta de que un cuerpo sin vida se halla a mi lado. No consigo identificarlo ya que su cabeza está girada hacia un lado, su cara está llena de sangre, al igual que la camisa de su traje. En cuestión de segundos me doy cuenta de que mis manos están rojas, y algunas zonas de la parte superior de mi vestido morado están teñidas de un color oscuro. Todo indica que esas manchas las han provocado sangre, su sangre.

Me acerco a él lentamente. Lo hago arrastrándome por el suelo, creo que si me intento levantar del suelo me volveré a caer, porque la cabeza me sigue dando vueltas. Lo agarro por el mentón, la cual también está manchada de sangre, y giro su cabeza hacia mí. Su cabello castaño oscuro peinado hacia un lado, sus diminutos ojos color miel entreabiertos, su fina y fría piel ahora llena de sangre. El corazón me empieza a latir fuertemente, a punto de salirse de mi pecho. Logro identificar a este chico. Es él, es Eden Zak.

El pánico me da las fuerzas que antes no tenía para levantarme del suelo. Voy directa a la puerta para intentar abrirla, pero no puedo, alguien me ha encerrado aquí con el cuerpo. Empiezo a hiperventilar, es la primera vez que veo un cuerpo sin vida lleno de sangre. No hay nada que pueda hacer, está muy muerto.

Decido sentarme en el suelo otra vez, un poco apartada de él. Abrazo mis rodillas y apoyo mi cabeza en ellas, mirando fijamente en dirección al cadáver. Trato de calmarme y buscar una solución a todo esto, pero no se me ocurre nada. Empiezo a llorar. Una crisis nerviosa se apodera de mí. Me vuelvo a levantar y me dirijo a la puerta. Comienzo a darle golpes, le siguen patadas, no me doy por vencida hasta que empieza a dolerme los hombros. Sigo estando emocionalmente inestable y un ataque de ira hace que agarre una silla y la lance hacia una ventana, creando una salida. En realidad podría simplemente haberla abierto, ya que no estaban bloqueadas, pero las emociones en estos momentos son muy fuertes. Me encuentro en la planta baja, por lo que no me pasará nada si salto por la ventana. Logro hacerlo, aunque aterrizo sobre las diminutas piezas de cristal, de mis manos manchadas de sangre brota aún más sangre, a pesar de esto, voy de camino a buscar ayuda a la sala donde todos están bailando felizmente, sin la preocupación de haber visto un cadáver.




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