Noa estaba entusiasmado. La luna de miel de Jack finalmente había terminado, y después de tanto tiempo, por fin podría presentarle a Ethan. No era que hubiera evitado hacerlo antes, simplemente no quería interrumpir la felicidad de su mejor amigo en uno de los momentos más importantes de su vida. Pero ahora, con todo en orden, parecía el momento perfecto.
Jack y Noa se encontraron en una cafetería tranquila, lejos del bullicio de la ciudad. Cuando Ethan llegó, Jack le dedicó una mirada analítica antes de sonreír.
–Vaya, así que tú eres Ethan. Noa me ha hablado bastante de ti.
Ethan sonrió con confianza y le extendió la mano a Jack.
–Espero que haya sido para bien.
–Depende de a qué le llames bien –Jack bromeó, mirando a Noa con diversión.
La conversación entre ellos fluyó con facilidad, aunque Noa notaba que Jack evaluaba a Ethan con ojos críticos. Jack no era de los que aceptaban fácilmente a cualquiera en su círculo cercano, pero parecía relajarse un poco con el tiempo.
Por otro lado, Ethan tenía una mirada que Noa no había notado antes. Cada vez que él hablaba, Ethan lo observaba con una atención especial, como si grabara cada una de sus palabras. En un momento, cuando Noa estaba distraído, Jack le lanzó una mirada a Ethan que pareció advertencia.
–¿Y entonces, cuánto tiempo llevas conociendo a Noa? –preguntó Jack, con un tono más serio.
Ethan le sonrió y se encogió de hombros.
–Desde hace algunos meses. Nos conocimos en la universidad. Me pareció una persona interesante desde el primer día.
Noa se rió.
–O sea, básicamente te obligué a ser mi amigo.
Ethan le dedicó una mirada cálida y negó con la cabeza.
–No exactamente. Digamos que me gustó la idea de tener a alguien como tú cerca.
Jack observó la interacción en silencio, pero no dijo nada.
**
Después de pasar la tarde juntos, cada uno tomó su camino. Noa y Ethan se subieron al autobús de regreso a casa, y, por casualidad, encontraron a Lucas sentado en la parte trasera. Noa saludó con naturalidad, pero Lucas solo levantó la mano en un gesto seco. Algo en su expresión hizo que Ethan esbozara una sonrisa discreta.
Cuando llegó su parada, Noa se despidió de ambos y bajó. Fue entonces cuando el ambiente en el autobús se tensó. Lucas y Ethan quedaron solos. Ethan desvió la mirada hacia la ventana, pero Lucas no apartó los ojos de él.
–Así que... tú y Noa.
Ethan giró el rostro con calma y sonrió.
–Sí, somos amigos. Nada más.
Lucas frunció el ceño.
–Te gusta.
Ethan lo miró con curiosidad y luego se encogió de hombros.
–Eso no es algo que tenga que discutir contigo.
Lucas cruzó los brazos y lo miró fijamente.
–Noa me gusta.
Por primera vez, Ethan mostró una expresión de sorpresa real, pero rápidamente se recuperó y sonrió con una diversión casi burlona.
–No lo sabía, pero, bueno, eso no cambia nada. Lo que sí sé es que Noa no siente lo mismo por ti, así que, en pocas palabras, estás fuera del juego.
Lucas apretó la mandíbula. Su mirada se volvió más oscura y sus palabras salieron más frías de lo que había planeado.
–No juegues conmigo, Ethan. Noa y yo tenemos historia.
Ethan lo miró con seriedad y sacó su teléfono, fingiendo revisar algo. Cuando volvió a levantar la mirada, su sonrisa se había desvanecido.
–Espero que no estés pensando en hacerme daño.
Lucas se inclinó ligeramente hacia él, su voz baja y firme.
–Si te metes en mi camino, lo lamentarás.
Ethan, sin decir una palabra más, presionó el botón de grabación en su teléfono, capturando esas últimas palabras. Sonrió, satisfecho.
El autobús llegó a su parada y ambos se levantaron. Lucas bajó primero, con la mirada fija al frente, mientras Ethan se quedó atrás, observando la pantalla de su teléfono.
El capítulo terminaba en suspenso. ¿Qué haría Ethan con esa grabación? ¿Lucas realmente había cruzado la línea?
La tensión entre ellos había alcanzado un nuevo nivel.