Dónde está Carmen?

Capitulo XLII

Keydrien

Dormí bien, en mis sueños las palabras: “hay silencios especiales, más interesantes que cualquier conversación”, se repitieron una y otra vez.

Me despierto contento por algo, no le presto mucha atención a mis sentimientos, últimamente sufren de trastornos de bipolaridad

Me ducho, cepillo mis dientes y voy por una ropa que me haga ver bien, pero que la pueda desechar, me miro al espejo, “me gusto”, me rocío perfume y mes cuestiono porque arréglame tanto si lo que voy es a ensuciarme, suena el timbre y se contesta automáticamente mi pregunta

-traje chocolate caliente y panes recién hecho con queso-

Son las palabras que escucho al abrir la puerta

-pasa y siéntate, iré por unas tazas-

Nos sentamos en el comedor, ella aparta un libro para colorear y unos colores esparcidos sobre la mesa, enmarca las cejas y yo encojo los hombros.

-siento que me quieres engordar para navidad- rompo el silencio

-serias un cerdito muy sexi- se ríe pareciendo uno

Ok, trataré de no hacerla reír, su sonrisa es horrible, me rio calmada y pausadamente para no hacerla sentir mal.

Terminamos rápido debido al silencio incomodo que creó el escucharla reír como una cerda con ataque de asma, friego lo ensuciado, organizo todo y nos dirigimos al jardín

- ¿trabajaras con esa ropa? -

-sí, ¿qué tiene? -

-se te va a dañar-

-o, eso no lo pensé-

-buscaré algo de mi esposa, no se enojará cuando sepa que fue para ayudarme con una de las tareas que me asignó-

Gracias a Dios tienen la misma talla, le busco jeans y zapatilla gastadas y una de mis franelas con mangas, de cuando estaba más delgado, se la pone y bajamos al jardín a cumplir con la misión

Pasamos la tarde trabajando como bueyes, el sol nos fatigas, estamos todo colorados y sudorosos, pasado el mediodía pedimos comida, tardamos dos horas comiendo y reposando y retornamos la tarea como a eso de las 3, seguimos trabajando y hablando solo para darnos ideas de cómo quedaría mejor, terminamos y el resultado es increíble

-iré por la manguera para regarlas-

Asiento y dejo que lo haga mientras voy recogiendo los utensilios que utilizamos

Limpio y guardo todo en el garaje y vuelvo al jardín.

-ya estaba por terminar, solo falta regar la flor más bella de este jardín- dicho eso me moja con la maguera

-¡oye!- me quejo entre risas

Intento coger la manguera, pero escapa de mí, se cae al resbalar con barro

-el karma mi querida empleada-

Me contesta con un chorro de agua en mi cara y acto seguido escucho el loco sonido de su risa

“diablos, se hace más feo mientras más lo escucho”

Me río de su risa, sí que es horrible, lo que hace que se ría aún más fuerte, logro arrebatarle la manguera y mojarla, ella coacciona tirándome barro y yo hago lo mismo dejando la manguera a un lado, tenemos una batalla campal de lodo, no tenemos una parte del cuerpo que no esté sucia y la ropa definitivamente no se salvará.

Damos tregua y con la misma manguera nos sacamos el lodo antes de entra a la casa por la puerta trasera

-fue muy divertido, haberte ganado fue la mejor parte- me dice descaradamente

-¿en qué momento ganaste?-

-desde que iniciamos el juego-

-supongo que ganaste experiencia-

-no, gané verte sonreír-

La miro perdido en sus ojos y llegan a mi mente las palabras de mi psiquiatra “hay cosas que sé que no has visto por estar encerrado, ten paciencia, lo que tienes que ver será más espectacular”

-entremos, podemos refriarnos con la brisa- salgo de mi pensamiento y evito el momento lleno de tensión que se está formando

Entro a mi alcoba a bañarme y cambiarme, mientras ella lo hace en la habitación para huéspedes, listos bajamos a la sala y por agradecimiento la invito a cenar, ella accede y abordamos mi coche, rumbo a los restaurantes que adornan el puerto de Villa Hermosa

-estoy cansada, pero es un cansancio que no cambiaría por nada- me dice -me gustó tu compañía-

Asiento si palabras que decir

Nos decidimos por comida italiana, hablamos de todo un poco acompañados de una botella de vino, su vida me va pareciendo importante, me cuenta de las veces que coincidimos en los mismos lugares, pero que nunca nos vimos o por lo menos no prestamos atención cuando estuvimos uno frente al otro

-es como si el destino forzara para que nos conociéramos-

-el destino está loco- le contesto, cuando ciertamente reconozco que es verdad lo que dice mi psiquiatra he dejado de ver muchas cosas por estar encerrado.

-¿te apetece algún postre?- le pregunto



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En el texto hay: amor, odio, depresión ...

Editado: 15.12.2021

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