¡donde esta mi talento!

Capitulo III: Solo corré

Cuando oí esa voz sentí el verdadero terror, es broma, en realidad frente a mi había un chico que no había visto nunca por ahí.

Un gato negro se trepaba como demonio por mi pierna ¡joder! me estaba haciendo daño así que grité:

—¡Quítamelo! —pero no hizo nada solo me miro confundido y se quedó parado en el marco de la puerta —¡Auxilio!

—Bernardo ¡ven aquí! —llamó un momento después

Lo miré mal ¿por qué se había tardado tanto? Pero haciendo uso de mi paciencia (tal vez ese era mi talento) pregunté medio sorprendida:

—¿Vives aquí? 

—Repito, ¿Quién eres? —inquirió ya fastidiado

—Lilian lamento colarme en tu propiedad, es solo que las flores mariposas me parecieron interesantes y bueno ese no es el punto, mi hermana me ha dicho que debo salir y ella es como mi Edna Moda, entonces eso hice… y las mariposas —tuve vomito verbal

—¡Podría haber sobrevivido sin saber todo eso! —declaró con exasperación —ahora puedes hacer silencio, tu voz me fastidia ¿Qué haces aquí? —

—¿tu vives aquí? —inquirí fingiendo seguridad

—Obviamente no

Mire a mi alrededor parecía que había gente viviendo aquí, por fuera parecía abandonado, pero por dentro parecía decente.

—No tengo tiempo para esto, Lilith ¿Por qué estás aquí?

—No me llamo Lilith, r-i-d-i-c-u-l-o, me llamo Lilian —dije fastidiada —y estoy investigando —aclare y no dije nada más porque no le diría que quería escribir pero que era un fracaso

—¿Crees que este embrujada?

—No lo… —lo miré —espera, ¿tienes miedo?

—Claro que no, también ando investigando… —dijo dudando

Así que ambos mentíamos…

Lo mire con ojos entrecerrados:

—No soy un psicópata, relájate

—¡Oh! Gracias por la aclaración ya me siento más tranquila

—Como sea —dijo mientras comenzaba abrir las habitaciones como si nada, ¿este quien se cree para entrar a una casa así?

Lo seguí

—¿por qué entras a una casa que no es tuya? —dijo el desconocido

Irónico

—Vivo por aquí, soy más confiable que tú.

—Claro, quien me dice que tu bolso no es para guardar lo que robaras, l-a-d-r-o-n-a.

—No, i-d-i-o-t-a es para esconder cualquier evidencia después de asesinarte.

—¡Ja! Ladrona y psico…—deje de prestar atención

Miré detalladamente a mi alrededor, la casa que parecía desaliñada por fuera como si estuviera a punto de caerse por dentro en realidad parecía una bonita fortaleza, no era inmensa, pero era ordenada y tenía un ligero olor a madera, a bambú ¡no!, a eucalipto, con hierba buena, bien no identifiqué el olor, pero era como si a cada instante cambiara de olor, era un poco oscura y casi tenebrosa.

Recorrí la estancia, en la sala había un sillón, donde se había sentado aquel chico con su horrible gato demoniaco y su aura de soy el dueño de todo, mientras que en el resto de la sala había estantes, muchos, con pequeños frascos de colores, había demasiados ¿era la casa de una bruja? ¡Santa mierda!

Estaba ojeando todo cuando escuchamos un ruido, el chico se incorporó de la silla y su gato se puso alerta, el ruido provenía de lo que parecía uno de los desvíos que supuse eran las habitaciones.

—¿Qué fue eso? —pregunté nerviosa

—¿tienes miedo, psicópata? 

—No ten…—deje la frase a medias porque el ruido se intensifico y de repente se escuchó el sonido de lo que parecía un ganso, no eran dos.

—¡ah! A la malvada Lilith le asustan los gansos, ¡uh! Son aterradores —decía el extraño mientras el ganso nos miraba fijamente, cómo un ganso podía ver así.

Tenía una mirada demoniaca, lo juro.

—Cuidado puede matarte con la mirada —dijo el extraño en un susurro

—Que gracioso…

De repente lo gansos empezaron a graznar ¿Por qué alguien tiene gansos en una habitación? Comenzaron a acercarse, yo di un paso atrás y subí al sillón, el gato demonio se erizo y el chico vio todo con fastidio y burla.

 Entonces uno de los gansos se lanzó sobre el chico este cayo hacia atrás y golpeo su cabeza con uno de los estantes, tumbando algunos de los frascos.

Todo era una locura.

Yo estaba viendo todo desde mi preciado sillón cuando se escuchó como las botellas se despedazaba y el segundo ganso, quien había estado “tranquilo” (solo graznaba) se acercó a mi sillón y comenzó a tratar de alcanzarme ¡Santos dioses!

—¡Ah! Mi dedo, me arrancara mi dedo —gritó el chico mientras trataba de sacar su dedo del pico del ganso, mientras tanto yo esquivaba el otro ganso del mal.

En ese momento su gato demonio se lanzó hacia el ganso y logro ayudarlo, entonces como por arte del buen Dios del universo la puerta se abrió de golpe por una ventisca de viento, vi mi salida, mi salvación, iba saltar del sillón y correría sin mirar atrás.

Estaba a punto de hacerlo

—¡Suelta a Bernardo! —gritaba el chico al ganso y bueno era solo un gato, malvado, pero gato al fin, y temí que si los dejaba ahí estos bichos se los comerían.

Maldita conciencia.

Busque en mi maleta algo que pudiera lanzarle al ganso para que lo soltara, pero solo había un cuaderno, un lapicero, mi teléfono y mi mp3, mi ganso atacante estaba a punto de alcanzarme así que, si le lance mi preciado teléfono, le di en la cabeza y solto al gato.

—¡Hey! Toma tu gato demonio y corre —señale la puerta, mientras el ganso volvía en sí, después del golpe.

Sin esperar respuesta salte lo más alto que pude del sillón y alcance la puerta, me tropecé con otro estante que no había visto, voltee algunas botellas y emprendí mi huida, atrás mío venía el chico con el gato.

Él cerró la puerta de golpe, así que dejé de correr, estaba en la entrada junto al descuidado jardín, realmente creí haber corrido kilómetros.

—¡Mierda! que les pasa a esas cosas

Son solo gansos —imite su voz grave y sarcástica—¡No! ¡Se salieron!




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