Capitulo 11: La carcel

Estando en la cárcel aprendí muchas cosas, me hice un tatuaje, mi vida cambio, nahh estoy exagerando de nuevo.  

Ahí estábamos atrapados con Tiburcio del bar, Gael el nuevo bartender que probablemente despedirían, una mujer rubia y de aspecto desaliñado, un chica con un ojo hichado y morado ¿se había metido en una pelea? y yo que estaba a punto de echarme a llorar. 

—Así que yo soy Deicy, —dijo la rubia, —estoy aquí porque es como mi segundo hogar cuéntanos chica nueva ¿por qué estas aquí? 

Okay parecía un grupo de ayuda y la que lo dirigía estaba peor que todos.  

Pensé en no responder pero respondí: 

—Me acusan de maltratar un gato —pronuncié y comencé a contar toda la historia  

Luego Deicy, que al parecer era la líder no designada le pregunto lo mismo a Gael, quien se negó hablar, luego a Tiburcio quién dijo: 

—Estoy aquí por amor —declaro con voz dramática y procedió a contar su historia y como termino aquí 

 Finalmente, quedo solo la chica que no había pronunciado palabra y se veía igual de asustada a mi y adolorida por su ojo, comenzó a hablar: 

—Mi historia no es muy interesante, en realidad todo comenzó porque mamá quería arreglar unas viejas fotos así que decidí ayudar a limpiar, use tapabocas y guantes porque soy muy alérgica al polvo parecia que todo iba bien. 

—Okay, en qué momento te golpean o se te cae una caja encima —pregunto Gael el señor imprudente  

—No paso nada de eso chico, por el polvo me empezaron a picar los ojos así que me los talle con las manos sucias y al día siguiente comenzó a ponerse rojos  

—¿Por qué estas aquí y no en un hospital? —dije 

—Porque no quería ir, me aterran las agujas y bueno los hospitales  

—¡Así que viniste a la cárcel para no ir al hospital! —exclamó Tibu 

Es en serio  

—¡No! dijo la chica —ya exasperada —fui a la droguería del barrio, le dije a doña Juana que hizo dos semestres de enfermería  

—Super confiable —agrego Gael ella lo miro mal harta de ser interrumpida. 

—Chicos dejen hablar a Blanquita —dijo Deicy con calma 

—El caso es Juana me dijo que era un orzuelo,  y que debía conseguir el huevo una gallina recién puesto y ponerlo sobre el ojo o mirar un chulo y picarle un ojo. 

—¿qué clase de enfermera recomienda eso? ¿tu le creíste? —se incorporó Gael incrédulo  

—Pues si, siempre nos ha recetado bien para las gripes 

—Si, yo también he oído lo del chulo —dijo Tibu 

—En serio, hablas en serio —dije  

—Si, así que fui a buscar el huevo de la gallina, pero no encontré así que busque un chulo, hace poco había muerto un animal así que creí que ahí lo encontraría, y lo hice pero guiñarle un ojo a un chulo es muy difícil chicos —dice con seriedad —se los digo por experiencia.  

—La voz de la sabiduría —dice Gael  

Blanquita lo mira mal 

—En fin, traté de guiñarle un ojo pero no hacía contacto visual y además olía horrible así que me fui; pero con los días mi ojo empeoraba así que se me ocurrió atrapar el animal para luego obligarlo a mirarme para guiñarle el ojo  

Sonaba y se veía loca  

—Suenas psicópata —dijo Gael mientras se paseaba por la celda —me recuerdas a alguien que conocí hace poco —y me miró el muy maldito 

—¡No estoy loca! el caso es que lo atrape, pero adivinen ¡es ilegal!  

—Sorprendente —todos volteamos a ver a Tibu que fue quien pronuncio aquello —has luchado por lo que quieres  

—¡Por fin alguien que me entiende! —dijo entusiasmada —pero me atraparon y ahora estoy aquí por privar de la libertad a aves silvestres y lo peor no pude guiñarle el ojo ahora nunca me curare. 

—En serio creo que no deberías estar aquí —le dijo Deicy y me susurro muy bajito:  

—Debería estar en un manicomio —Sonreí porque también lo creía  

—Exactamente cuando te volviste loca —Le pregunto Gael  

Pero Blanca ya no le contesto estaba en su mundo de nuevo 

—Y tu Deicy de verdad porque estás aquí —pregunté  

—Es parte de mi trabajo  

—¿En qué trabajas? —inquirió Tibu 

Iba a contestar cuando escuchamos que la celda se abrió