¡donde esta mi talento!

Capitulo 17: un favor para Gael

Me mire fijamente en el espejo, bueno lo miro a él, Gael me mira o yo me miro, estoy confundida, y mi cara lo demuestra al parecer este cuerpo si tenía otros gestos además de enojado y agrio.

Toqué mis mejillas y me acerqué porque wow mis ojos son bonitos, son verdes cristalinos, bueno no los míos los de él y parecían expresivos, me gustaron la ceja y la boca parecía atract… mierda, el intercambio me había arruinado el sentido del gusto.

Vi la hora, era casi medio día, el abuelo de Gael ya hacía rato había gritado que debía ir al pueblo y que regresaba en la tarde, había estado desde entonces mirando a mi alrededor.

El cuarto no era tan amplio, tenía un estilo simple de paredes blancas, tenía un poster de una banda llamada la Maravillosa Orquesta del Alcohol, un banjo en la esquina y un pequeño escritorio donde reposaba una computadora y lapiceros en perfecto orden. La parte del baño, estaba limpia y ordenada y tenía un espejo en el cual me había estado viendo como por dos horas, tratando de asimilar que esta era yo.

Ah olvide, mencionar que adivinen había un armario y si… estaba ordenado, eso me recordaba el desastre de mi habitación, todo eso tan organizado casi me producía escalofrío, Gael por su parte lo único que tenía hecho un lio era la parte de la biblioteca era pequeña y descansaban varios libros en desorden como si tomara uno cada día y olvidara donde ponerlo de nuevo, estaba a punto de mirar por ahí cuando algo vibro en la cama, era un teléfono que supuse era el de Gael:

Me había guardado como Lilith del infierno

Que hijo de…

Contesté

—Ho…—jadeo

Me asuste se escuchaban jadeos

—¿Hola?  ¿Gael?

—Estoy… —se oían respiraciones fuertes como si se estuviera muriendo.

Colgaron.

Entonces, imaginé cada escenario y si mi cuerpo en realidad fue condenado a que cada mañana se lo comiera un Águila como en el mito de Morfeo… No esperen era como Prometeo, y si ya se estaba descomponiendo y si me quedaba por siempre en este cuerpo y si me chantajeaban para recuperar mi cuerpo porque iba a prostituir…

Vale, vale, me imagine un montón de cosas hasta que sonaron golpes en la puerta principal ¿ya vienen a chantajearme?

—¿Por qué… —jadeo —tu cuerpo es tan inútil? —dijo Gael en mi cuerpo sin aliento

Lo mire o me mire

—¿estas criticando mi cuerpo? —mi voz sonaba demasiado gruesa, aun no me acostumbraba

—Este cuerpo se cansa demasiado, siento que me voy a morir —dicho eso se tiro en el corredor de la casa y se golpeó la cabeza

—¡Oye! Cuidado conmigo, idiota

—¿Por qué no viniste en la mot… —lo recordé —¡demonios! ¡Mi MOTO!

Empecé andar por todos lados, y a caminar en dirección a la casa de la bruja, porque mi moto debió quedarse allá, no podía perderla, mamá me mataría.

—¿A dónde vas? —dijo Gael —tengo que ir a presentarme en mi trabajo

—Pues ve —contesté

—Tu tienes que ir, genio —me pare en seco, porque por un momento lo había olvidado

—¿Yo? Pero como… debes ir tú, yo ¡agh! Primero vamos donde la bruja

—Ya no hay tiempo, es casi la una, debemos ir ahora —era medio día y no había comido nada.

Mi estomago crujió, Gael me miro:

—Comamos algo antes —entro en la casa como si nada, lo mire fijamente mientras buscaba para preparar un sándwich o bueno me mire se sentía tan extraño mirarme, parecía distinta, con un  aire amargado, pero más bien segura de mí misma.

—No me mires fijamente, pareces psicópata

—por que te pusiste esa ropa de indigente —pregunte a cambio

—En ese desorden de tu habitación es lo único que hallé, antes agradece que no salí en pijama

¡Mierda! Miro mi desorden, palmada mental

—En el trabajo… —dijo dudoso —puedes sentarte y pararte mas derecha, y puedes hacer que tu…yo, bueno tú puedes intentar parecer menos asustada, parece que has visto un espanto

—Pues lo primero que he visto es a ti, que es peor, por eso mi expresión

—Ja-ja-ja muy graciosa

—Parezco amargada, contigo como huésped

—Creo que así le gustas más a Martin

Amplié los ojos

—¿Quién?

Guardo silencio y termino de hacer los sándwiches

—Primero aliméntame —dijo y puso el plato encima de la mesa

Lo mire mal

—¡eso! Que me odies hace ver más normal mi cara

—¿Qué le dijiste a Martin?

—No mucho, solo lo miré fijamente y fui yo mismo o tu misma, pero en versión Gael

—¿Qué? —Se encogió de hombros y comenzó a masticar con la boca abierta

—¡Deja de hacer eso! —le dio igual

—No voy a comer dejaré que tu cuerpo muera de hambre —grite con fastidio —es más ni siquiera iré a ese estúpido trabajo

—Claro que iras

—¿Me obligaras tú?, con mi cuerpo debilucho —dije jocosa

Me miro mal

Lo mire mal

Era lo que mejor hacíamos

No comí porque a veces puedo ser testaruda, aunque tenía mucha hambre.

Gael resignado desde mi cuerpo decidió que era hora de irnos, dijo que no podía perder el trabajo.

—Debes cambiarte

—Me niego rotundamente, a mirar más allá de tu cara, no quiero traumas en mi vida.

—¿Cuántos años tienes dos?

—Uno, de hecho—respondí con sarcasmo —así que me voy a ir así  —me cruce de brazos

Suspiro

—Mira de verdad necesito este trabajo y no estas ayudando, te debo un favor si lo haces, por favor, prometo cumplirte. Que tal si yo me cambio mientras tu cierras los ojos ¿te parece bien?

—Me debes un GRAN favor, entonces

Fuimos a su habitación busco algo de ropa:

Un pantalón de tela negro y una camisa básica blanca con mangas largas.

Cerré los ojos

Sentí sus manos comenzar a quitar la camisa de pijama que tenía, ¿Por qué tenía que usar camisas de pijama con botones?

Se sentía extraño como si hubiera partes nuevas que deseaban ser tocadas, como si todo fuera por primera vez, luego siguió con los pantalones.




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