Donde nacen los lirios

Epílogo (Parte 2)

EPÍLOGO PARTE DOS

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Hola, ¿alguien estuvo esperando por la segunda parte? Sorpresa: serán tres partes. Quedó tan, pero tan largo (en serio) que tuve que dividirlo en dos y explica el tiempo que tarde en escribirlo. No más interrupciones.

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Al día siguiente Megan asistió más ansiosa que de costumbre a la escuela. De hecho nunca antes se había sentido tan ansiosa de ir a la escuela. Su castigo matutino seguía intacto y la señora Robles, la bibliotecaria pestañeó varias veces al verla llegar con un nuevo look.

Megan se sentía diferente, no solo en lo físico, también en lo emocional. El día anterior, tras salir de la escuela, se dirigió a un salón de belleza, un sitio modesto que pudiera pagar; Su mamá contaba con el dinero que Sebastián le daba, pero ella no tenía nada además del poco que le enviaba su padre, en si era una miseria ya que la mayor parte estaba destinada a los gastos del colegio.

La estilista arregló su cabello, emparejando los mechones en un estilo bob y aunque quedó ligeramente más corto de lo que ya estaba, se veía estético y moderno, le asentaba. Le daba un aire fresco y aún era extraño para ella mirarse en el espejo. Era como mirar a una chica desconocida.

Jamás se imaginó llevando así el cabello, antes lo tenía por debajo de los hombros, tampoco era una aficionada a cuidarlo, nunca le gustó demasiado largo porque tardaría en peinarlo. Así que eso simplificaba mucho las cosas para ella. Bastaron unos cuantos minutos para arreglarse aquella mañana. Estaba muy contenta y satisfecha con el improvisado cambio. Su madre no pareció percatarse, estaba muy ocupada viendo un programa de comida saludable y para su fortuna Sebastián había estado ocupado últimamente con sus negocios, fuera de la casa.

Si era posible recibió más miradas que el día anterior, tanto de quienes ya la odiaban como de unos cuantos admiradores curiosos. A la hora del receso, guardó sus cosas y estaba por salir del salón cuando dos chicas se le acercaron.

—Hola, Megan—Una de ellas, la que lucía menos tímida, se atrevió a hablar primero.

—Hola—Respondió extrañada.

—Queríamos saber—Prosiguió la primera chica, observándola como si realizara un examen sobre ella—¿Cómo se te ocurrió cortarte el cabello así?

—Luces genial—Añadió la otra.

—¿Dónde conseguiste ese efecto?

Megan puso un dedo en su mentón y sopesó su respuesta. Las dos aguardaron un poco impacientes.

—Puedes ir a cualquier estética y pedir que te lo hagan. No es cosa del otro mundo.

—¡Pero si estas al último grito de la moda! Oye, ¿te gustaría venir con nosotras después de clases? Así podemos platicar y me dices qué piensas, si me queda o no.

Era una propuesta tentadora. Contar con unas nuevas amigas que la consideraran importante, que se impresionaran con cada cosa que hiciera y que pidieran su opinión.

—No puedo, lo siento—Negó y luego para aligerar un poco su rechazo añadió:—Creo que sí te quedaría bien—Esbozó una sonrisa y salió del salón. Ya no quería amistades que la siguieran como ovejas perdidas a un pastor. No más copias suyas hechas por ella misma.

Dylan y Kim la asediaron con sonrisas extrañas e Ian no paraba de perseguirla con los ojos, ya estaba acostumbrada así que no le dio mayor importancia. Si querían fulminarla con la mirada podían hacerlo así como ella podía ignorarlos.

A la hora del recreo, se dirigía a comer su almuerzo al patio, en su sitio favorito detrás del roble, pero Dylan y Kim se plantaron frente a ella. Menos mal Ian no estaba con ellos, sino que se quedó en el pasillo, observándola desde lejos.

—¿Qué fue todo eso de ayer?—Kim se cruzó de brazos disgustada—¿Qué querías probar?

—Interprétalo como más te guste—Respondió Megan.

—Tal vez solo quería acaparar la atención—Comentó Dylan mirándola feo.

—Claro, con todo ese ridículo espectáculo. Típico de ella—Kim hizo una mueca de desprecio.

Megan alzó la mirada.

—¿Por qué me fastidian?—Estaba hasta la coronilla de que se la pasaran echándole miradas resentidas.

—Tal vez porque aparentabas ser algo que no eras—Kim enrolló un mechón de cabello en su dedo índice como solía hacer—Hipócrita.

—Las personas cambian ¿si?

—¿O alguien te hizo cambiar?—Insinuó Dylan. Kim lo miró interrogante.

—No tiene nada que ver.

—Entonces, las personas cambian solo porque sí, ¿Y abandonan a sus amigos?—Dylan clavó sus ojos sobre ella—¿Y comienzan a actuar raro?

—Y yo ¿Debo seguir fingiendo ser algo que no soy solo para agradarles y ser una de ustedes? ¿Debo hacer lo que ustedes quieren? ¿Ser lo que esperan de mí? Eso no es amistad, es cumplir sus expectativas y me cansé. Solo quiero ser feliz y ustedes también deberían probar serlo.



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En el texto hay: adolescente, romance, drama

Editado: 19.03.2019

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