Donde nacen los lirios

Capítulo 3: La grieta en el espejo.

 

Una melodía brillante y dulce se enroscó en sus tímpanos. Eran acordes de guitarra que la arrancaron del sueño con suavidad. El sonido provenía de la habitación de al lado, la de su hermano mayor. Era una bonita forma de despertar pero que al mismo tiempo removió algo en su interior, al fondo de su corazón. Abrió los ojos y notó que ni siquiera se filtraba por su ventana la luz del sol en su habitación. Por el contrario, la atmosfera era grisácea y opaca. Miró la hora en su reloj despertador rojo, que reposaba en su mesita, al lado de la cama. Eran las cinco de la mañana.

Su hermano solía despertar muy temprano y tocar la guitarra antes de comenzar sus actividades del día. Por lo general no molestaba a nadie, se encerraba en su cuarto y el sonido era imperceptible, pues no se filtraba por las paredes. Además la mayoría de las veces salía de la casa, llevando consigo su guitarra, se iba en su auto con rumbo a algún sitio tranquilo y no muy alejado.

Se desemperezó entre las sábanas, se levantó, buscó sus pantuflas de conejo y tras calzárselas salió. Cuando estuvo en el pasillo comprendió por qué alcanzó a escuchar la música de su hermano. Su puerta estaba entreabierta así que se asomó. Keythan estaba acostado en su cama, con la espalda apoyada en las almohadas y con la guitarra en el regazo. Rasgaba las cuerdas con mucha concentración mientras entonaba una canción. Lucía muy relajado y absorto. No tenía camisa pero no se apeno por ello. Estaba acostumbrada a que anduviera así en la casa. No se atrevió a interrumpirlo, así que se quedó ahí, muy quieta y alcanzó a escuchar un fragmento de su canción. De forma involuntaria movió su pie al compás de la canción y lo contempló con embeleso, como si la dominara una especie de hechizo.

She seems so distant and strange

Such a star behind the moon

She is dancing in my brain

Firefly shine

Lights forests in darkness

And then disappears like the fog

Oh, so precious and far away.

I want to touch the sky of her eyes

But she is a dream

And when I wake up is gone

She walks so fast by my side

And I would like to reach her.

Her translucent wings

They caress my sleeping soul

The hours are running

And she becomes

Firefly glow...

—Hola, grillito cantor—Dijo cuando él terminó la canción. Keythan levantó la mirada, no se había percatado antes de su presencia. Sarah deslizó en la habitación y se acostó al lado de él, en la orilla de la cama

—Hola, pequeña—Sonrió a modo de saludo, le hizo gracia verla despeinada y aún adormilada—¿Te desperté? Lo siento, me olvide de cerrar la puerta.

Acababa de llegar del departamento de Juliette y decidió en vez de dormirse otra vez podría aprovechar el tiempo. Cantar le hacía sentirse muy bien y sentía que en ese momento necesitaba más que nunca algo para apaciguar su mente y calmar su incertidumbre y sus dudas que se alzaban como gigantes.

—No importa—Sarah movió la cabeza en afirmación pero sonriendo—¿Alguien está romántico? ¿Cantas en inglés para que no descifre tus letras?

Keythan se echó a reir.

—Pues déjame decirte que sí se me da bien. Solo una pequeña observación—Continuó ella, con una mirada sagaz— los ojos de Juliette son verdes, no azules, y tu mencionaste "el cielo de sus ojos".

—¿Y quién dice que cantaba sobre ella?

—Ah, ¿no?

—Azul, verde, morado, qué importa. Es una canción sobre la vida, no sobre el amor.

Sarah sonrió con una risa escéptica y socarrona. Keythan también se rio.

—Es solo mi percepción subjetiva—dijo palmeándole la cabeza.

Sarah entornó los ojos.

—Sí, claro. Es que cantabas con tanto abandono aquello de eres como un sueño y el brillo de las luciérnagas—soltó una pequeña carcajada—Qué cursi y tierno eres.

—No te burles—Le despeinó el cabello—De hecho era una metáfora a cerca de la vida, de lo rápido que pasa. Cuando cumples veinte parece ir a otra velocidad. Te das cuenta que no puedes detenerla y que todos vamos hacia un mismo camino, el fin es inevitable y mientras llega lo único que nos queda es tratar de aprovecharla. Cada decisión que tomes, por más simple que parezca, es crucial y determinante para el futuro y eso a veces...asusta.

Sarah que lo había escuchado con completa atención soltó un bostezo fingido:

—Oh, que serio te ves ahora que te has puesto en ese plan filósofo. Olvida lo que dije antes, no eres tierno, eres aburrido.

—Tengo mis momentos—Sonrió y después siguió tocando. Pulsaba las cuerdas con precisión, como si hubiese ensayado miles de veces la misma canción, y estas respondían a su presión sin esfuerzo, vibrando en el aire hasta enredarse en sus oídos.

Su melodía tenía un ritmo lento pero era, en su mayor parte y a diferencia de la anterior, muy melancólica, luego cuando comenzó a cantar una nueva canción las notas de música y su voz mezclada erizaron los vellos de Sarah.



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En el texto hay: adolescente, romance, drama

Editado: 19.03.2019

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