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Capítulo 12: La belleza no lo es todo.
Megan sintió que el corazón se le salía al encontrarse frente a frente con Sarah.
—No pasa nada—Respondió con nerviosismo. Trató de ocultar el cigarro pero Sarah ya lo había visto.
Sarah no reparó demasiado en ello pero una mueca de contrariedad cubrió sus facciones. Aún había una estela de tabaco aún en el aire y su nariz se frunció en desagrado. Detestaba el aroma a cigarrillo. Le provocaba querer toser.
Se puso de pie, limpió la parte trasera de sus pantalones y recogió los libros tiradosque acababa de pedir en la biblioteca. Por lo general prefería usar el internet; Era mucho más practico para recolectar información, sin embargo había ciertos datos que solo los libros podían reportar con confiabilidad.
—Así que fumas...—Cuando tuvo todas sus pertenencias apiladas se armó de valor y apuntó con un dedo el cigarro. No le gustaba nada. Nunca había comprendido que incentivaba a la gente a fumar.—Eres muy joven.
—Aja, genio—Megan asintió con desgana y abrió mucho los ojos, no esperaba que Sarah fuese tan directa.—¿Quién te encomendó preocuparte por mi salud?—Repuso con enfado.
—Nadie, solo expresé en voz alta lo que pasaba por mi mente—Respondió con suavidad.
Igual de metiche como el hermano, pensó Megan. Su irritación hacia Sarah era un reflejo de su frustración hacia Keythan. No tenía caso desquitarse con ella, su observación ni siquiera había sonado maliciosa, un poco pedante y fuera de lugar, pero no mala. Un suspiro se le escapó. Tiró el cigarrillo al piso y lo despedazó con el zapato.
—¿Qué haces aquí?—Se cruzó de brazos. Interactuar con ella le ponia muy nerviosa.
Sarah no contestó, en vez de eso centró su vista en el rugoso tronco del roble, en las ramas firmes y en las hojas que desprendían su fresco aroma. Luego bajó la mirada. Como cada primavera, los altos tallos de las margaritas sobresalian de las hierbas y salpicaban con su belleza la circunferencia del árbol. Algunas abejas zumbaban y ejecutaban un baile en el aire.
—Desde antes que llegaras al colegio ha sido mi sitio favorito. Deje de venir poque lo invadiste y opté por la biblioteca. Por cierto está todo mucho más ordenado y limpio. Gracias por tu trabajo.
Megan se quedó de piedra.
—¿Estas burlandote de mi?
—No. Soy alergica al polvo. Además fue un castigo que mi hermano pensó para ti, no yo.
Megan suspiró de nuevo. No me lo recuerdes, se dijo en su fuero interno. Lo ultimo que quería era recordar o saber más de Keythan. No en esos momentos en que corazón estaba tan herido. ¿Por qué dolía tanto? A lo mejor porque ahora por fin sabía lo que era el amor. Hermoso pero terrible a la vez. La cabeza comenzó a dolerle.
—¿Qué quieres?—Decidió ir al grano, sin más rodeos.
—Quiero agradecerte lo que hiciste por mí—Sarah habló. Había una gota de dulzura en sus ojos.
—¿Esto?—Se tocó un mechón de cabello, fingiendo indiferencia.—No me corté el cabello por ti, fue por mi. Necesitaba un cambio—Un cambio de vida, de mentalidad, de apariencia.
—Claro, como sea—Sarah sonrió, risueña. Su sonrisa era parecida a la de Keythan. Megan se quedó mirandola embobada. Por primera vez se dio cuenta de que compartían muchas semejanzas, aunque los rasgos de Sarah eran delicados y los de él más bien duros. El color de ojos y de cabello también era diferente. Mientras que Sarah iba por la gama de los dorados, en Keythan dominaba un intenso negro o marrón demasiado obscuro, pero la piel era igual, de un subtono cálido.
Le recordaba tanto a él.
¡Concentrate! Gritó una voz en su cabeza.
—En realidad no me refería a eso—Siguió Sarah.
Megan la miró sin comprender.
—Quiero agradecerte por aquel día en el que me defendiste de Dylan-cabeza-de-chorlito.
El corazón de Megan palpitó muy rápido. Su cabeza punzó. ¿Sarah estaba dandole las gracias? ¿En qué bizarro mundo alterno se encontraba? ¿Se había quedado dormida y todo esto era un sueño? El ardor causado por el pellizco que se dio en el brazo le demostró que no, que aquello era muy real.
No comprendía cómo podía sacar valor para hablarle después de que la humillara y atemorizara. ¿Era por compasión acaso? ¿O su plan era vengarse? Desechó esas ideas absurdas. No tenía caso estar a la defensiva y buscar el lado negativo de las personas, a veces simplemente bastaba con dejar el prejuicio de lado y percibir la esencia del alma. Dejo los brazos caer a los costados, bajando la guardia y dejando su postura de arrogancia. Sentía que Sarah estaba siendo sincera. Un nudo se ciñó a su garganta, Sarah era muy amable y simpatica, y ¿ella como la había tratado?
—No se qué decirte...—Murmuró, con un gesto avergonzado. Un rubor coloreó sus mejillas—Fui yo la que comenzó con eso.
—Y lo terminaste. Gracias. Es decir, nunca creí que fueras a parar con eso y cambiar—Aun recordaba el día en que se lamentó de los esfuerzos de Keythan y los considero inutiles y vanos. No le tenía mucha fe a Megan y sin embargo su hermano nunca se dio por vencido. Megan acabó dejando con la boca abierta a todos.—Supongo que tus amigos no estarán muy contentos—Aventuró.