Donde nacen los sueños prohibidos

Capítulo 1: La chica que nunca fue elegida

En el reino de Eirendal, el amor era tan común como el aire. Se veía en las plazas, en los mercados, en las promesas susurradas bajo los árboles antiguos. Todos parecían tener a alguien que los esperaba… todos menos ella.

Arisse había aprendido a observar.

Observaba las manos entrelazadas, las risas compartidas, las miradas cargadas de ternura. Nadie sospechaba cuánto dolía mirar tanto amor sin sentirlo nunca sobre la propia piel. No era que Arisse no creyera en el amor; era que el amor parecía no creer en ella.

—Ya llegará el tuyo —le decían siempre.

Pero los años pasaban, y ese “algún día” jamás llegaba.

,
Aquella noche, como todas las anteriores, Arisse se acostó mirando el techo de su habitación, preguntándose qué se sentía ser deseada de verdad. Cerró los ojos con el mismo pensamiento de siempre… y el sueño volvió a encontrarla.

Él estaba allí.

Siempre él.

De pie, entre sombras y luz, con una mirada intensa que la hacía estremecer incluso dormida. No conocía su nombre, pero lo sentía cerca, demasiado cerca, como si la conociera mejor que nadie.

En sus sueños, él no hablaba mucho. No hacía falta. Bastaba con cómo la miraba, como si fuera lo único real en su mundo. Cuando se acercaba, Arisse sentía un calor que jamás había sentido despierta: una necesidad suave, profunda, que le recorría el pecho y se instalaba en el vientre como un secreto peligroso.

—Te he estado buscando —le decía él siempre, con voz baja, cargada de algo que no sabía nombrar.

Cuando despertaba, el vacío era insoportable.

Esa mañana, Arisse se sentó en la cama con el corazón acelerado. Sus mejillas ardían, y una extraña sensación le recorría el cuerpo, como si el sueño hubiera sido demasiado real.

—No es normal… —susurró.

Pero lo era.

Porque mientras ella despertaba sola, en un lugar que no pertenecía a su mundo, Caelen abría los ojos pronunciando su nombre.

Él tampoco dormía en paz.

Él también soñaba con ella.

Y la magia que los unía estaba a punto de arrastrarlos a un destino donde el amor no sería un consuelo… sino una prueba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.