Arisse despertó con el sol filtrándose por la ventana. Otro día en la universidad había terminado, y su mente estaba llena de tareas, libros y amigos, pero algo la hacía recordar la noche anterior. La sensación de aquel bosque mágico, de Caelen y del chico desconocido no la dejaba en paz.
—Hoy no puede olvidarlo —susurró—. Tengo que volver.
Esa noche, al cerrar los ojos, volvió al bosque de los sueños, donde Caelen la esperaba. Sus pasos la llevaron al claro donde siempre aparecían, pero esta vez había un aire de misterio más intenso.
—Debemos encontrarlo —dijo Arisse—. El chico… está aquí y no podemos ignorarlo.
—Estoy listo —dijo Caelen, con sus ojos claros brillando—. Vamos.
Caminando entre árboles que brillaban en tonos dorados y azul eléctrico, llegaron finalmente al lugar donde Arisse lo había visto antes. Allí estaba el chico desconocido, solo, observando con cautela.
—¿Quién eres? —preguntó Arisse, acercándose un poco—. ¿Cómo llegaste aquí? ¿Por qué existes en este lugar?
—No esperaba que me encontraran tan rápido —dijo él, con voz calmada—. Este lugar es complejo. Algunos llegaron solos, otros guiados por algo que no siempre entendemos.
—¿Hay más personas como nosotros? —preguntó Caelen, intrigado—. ¿Por qué existen unos que dicen que los otros?
El chico los miró, y por un instante todo pareció más silencioso.
—Sí —dijo—. No están solos. Hay más… muchos más. Algunos llegaron antes, otros después, pero todos intentamos entender por qué estamos aquí.
Arisse lo miró fijamente, con los ojos abiertos de sorpresa y curiosidad.
—Entonces… ¿podemos ir a verlos? —preguntó, emocionada—. Quiero conocerlos, quiero entender este lugar.
—Sí —dijo él—. Pero deben estar listos. No todos son como ustedes, y este mundo guarda secretos que nadie ha descifrado completamente.
Con cuidado, el chico los guió a través de un sendero oculto entre la vegetación luminosa. Allí, frente a ellos, se encontraba un lugar desconocido, donde varias personas se movían con naturalidad, algunas con habilidades extraordinarias, otras simplemente observando. Todos compartían la misma sensación de pertenecer a un mundo que aún no comprendían del todo.
—Wow… —susurró Arisse—. No sabía que éramos tantos…
—Y hay alguien que conoce todo —dijo el chico—. Él es el líder supremo. Llegó hace diez años, y desde entonces ha intentado descubrir qué es este lugar y por qué estamos aquí.
Una figura se acercó, alta y segura, con una mirada profunda que parecía abarcarlo todo.
—Bienvenidos —dijo el líder supremo—. Todos los que llegan buscan respuestas. Yo intento entenderlo desde hace años, y cada uno de ustedes es parte de algo mucho más grande de lo que imaginan.
Arisse respiró hondo, su corazón latiendo rápido. Nunca se había sentido tan pequeña y tan fascinada al mismo tiempo.
—Esto… esto es mucho más grande de lo que pensaba —dijo, mirando a Caelen y luego a las demás personas—.
—Y apenas estamos comenzando —dijo Caelen, con un brillo en los ojos—.
El líder supremo los observó a todos, mientras la luz del lugar parecía envolverlos, revelando la magia y el misterio del mundo.
Y mientras Arisse contemplaba aquel lugar, comprendió que sus sueños no eran solo sueños… eran puertas a un mundo donde cada secreto descubierto abriría otro aún más grande, y lo que estaba por venir podría cambiarlo todo para siempre.🌬