Donde Se Esconden Las Mariposas

DOS MARIPOSAS

SIETE AÑOS ANTES

El día que Oriana decidió dejar atrás todo, no miró atrás ni por un segundo. Estaba completamente harta de los gritos, las mentiras y los golpes que le daba Fran, su marido. En la madrugada, cuando la casa estaba en silencio, se levantó como un fantasma entre las sábanas, asegurándose de que Fran siguiera roncando. Su corazón latía a mil por hora, pero no podía detenerse. Se vistió rápido, con manos temblorosas, y se dirigió a la habitación de su hija, Paulina.

Con el susurro más dulce que pudo, le dijo al oído: "Amor, nos vamos. Ahora."

Paulina abrió los ojos lentamente, aún envuelta en el calor de sus sueños. Pero al ver la expresión seria de su madre, supo que no era un juego. Sin decir una palabra, se deslizó fuera de la cama, buscando el peluche desgastado que siempre la acompañaba. Oriana la ayudó a vestirse con rapidez, sus manos aún temblaban, pero su determinación era inquebrantable.

Las dos avanzaron en silencio por el pasillo oscuro, esquivando los crujidos del suelo, como si cada paso fuera un secreto compartido. Al llegar a la puerta de salida, Oriana respiró hondo. Estaba a punto de cruzar el umbral hacia una vida completamente desconocida, llena de incertidumbre, pero también de esperanza. No podía mirar atrás. No esta vez.

Con una última mirada a la casa que había sido su cárcel, Oriana abrió la puerta y el aire fresco de la madrugada las envolvió. "Estamos listas", susurró, aunque era más para sí misma que para Paulina.

Las luces de la calle titilaban a lo lejos, y la ciudad, aún dormida, parecía cómplice de su escape. Con cada paso que daban, el peso del pasado parecía desvanecerse, y lo que antes era miedo, ahora se transformaba en una chispa de libertad.

El camino hacia lo desconocido se extendía ante ellas, pero por primera vez en mucho tiempo, Oriana sentía que todo iba a estar bien. Mientras caminaban juntas, Paulina apretó con fuerza la mano de su madre, y en ese gesto silencioso, ambas supieron que, pase lo que pase, lo enfrentarían juntas.

Este libro está dedicado a mi mejor amiga, cuyo apoyo incondicional y amistad sincera han sido una luz constante en mi vida. Tu presencia ha hecho que los momentos difíciles sean más llevaderos y los buenos tiempos aún más especiales. Gracias por estar siempre a mi lado.

joe rider




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.