Donde Se Rompe La Confianza

Prólogo

Esta es la historia de cómo descubrí que a veces la amistad duele. Y que no todo el mundo que te acompaña desde pequeña está hecho para quedarse toda la vida.

Pero antes de llegar ahí, quiero contar cómo empezó todo.

Me llamo Adara. Siempre he sido de pensar mucho y sentir demasiado. De esas personas que se entregan por completo cuando alguien les importa. Que sonríen aunque por dentro estén destruídas.

Desde pequeña me gustó tener ideas, organizar cosas, hacer que la gente se sintiera incluida. Nunca me gustó llamar la atención, pero sí que las cosas salieran bien.

Conocí a Blanca en infantil. Nos tocó en la misma mesa, manchándonos las manos de témpera y riéndonos sin saber por qué. Desde entonces, todo lo hicimos juntas.

Blanca era más callada. Observadora. Le costaba hablar con los demás. Yo era más abierta, me gustaba hablar con los profes, inventar juegos, pensar en cumples. Éramos diferentes, pero encajábamos.

Jugábamos en los recreos como si el patio fuera un mundo inventado solo para nosotras. Cuando alguien preguntaba si éramos mejores amigas, decíamos que sí sin dudarlo. Porque lo éramos.

O eso creía yo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.