Un poquito más, aunque las siguientes actualizaciones serán, con suerte, el fin de semana y dependerá de..ufff...muchas cosas, sobretodo que Beth y Gabriel sigan en mi cabeza y tenga tiempo de ponerlo en papel.
Mi sis @Jeilcy me dijo "¿Te das cuenta que estás escribiendo una saga?" Y casi salgo huyendo porque saga solo Los Blackdalion, de otra forma les huyo como lectora y como escritora. Pero parece que no estaba lista para abandonar Dorsetshire.
PD: no sé si se los dije pero estoy en Booknet también, el mismo nombre Natamarsol
Buen domingo!!
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La joven se les acercó.
-¿Está herido? Lo siento mucho, quería practicar y no me di cuenta que mi mala puntería podría causarle daño, lo siento.- se excusó ella una y otra vez. Era una suerte que Robert no fuera muy perspicaz y que además la joven fueran bonita, una verdadera belleza en realidad con sus ojos vede oscuro y su cabello castaño, eso hizo que Thorpe se distrajera olvidando al cervatillo.
-Estoy bien, no se preocupe.
-Gracias, gracias por perdonarme – musitó ella y se llevó las manos al rostro como si quiera cubrir sus lágrimas. Era una pésima actriz y Gabriel se estaba divirtiendo mucho.
-¿Se ha perdido? – preguntó Robert reflexionando en que la joven estaba sola en el bosque.
-Eso me temo – dijo ella afligida.
-No se preocupe, la llevaremos de regreso, sana y salva, ¿señorita...? – intervino Gabriel y Beth le prestó atención. Era un hombre atractivo, mucho, pero lo que captó su interés fue la forma en que la miraba, como si no creyera sus palabras, como si supiera.Algo le dijo que no podía engañarlo.
-Lawrence- respondió ella.
-Creo que ya fue bastante por hoy, regresemos- dijo Gabriel tanto a Robert como a Beth, pero a ella casi le sonó a advertencia. Tanto que hasta tuvo ganas de rebelarse, pero era verdad que ya había sido demasiado para un día y no quería que su madre terminara enfadada con ella. Así que asintió.
-No nos hemos presentado formalmente – dijo Robert y ella casi gimió, no le agradaba para nada pero no podía ponerse en evidencia de que casi le había dado un flechazo en a mano por intentar salvar a un ciervo – Soy Robert Thorpe y él...- dijo señalando vagamente a su acompañante para dejarlo presentar solo, por lo visto no eran familiares ni amigos, o lo hubiese mencionado.
-Soy Gabriel Devereaux- se presentó escuetamente.
-Soy Beth Lawrence, encantada de conocerlos.
-¿No es de aquí verdad? ¿Vino a la boda?- preguntó Torphe.
-Sí, acompañé a mi madre. Estamos de visita, en un par de días regresaremos a casa- dijo y le faltó agregar el "¡Gracias a los cielos!" que solo dijo para sí misma.
-¿Y dónde es?¿Su casa? – volvió a insistir.
-Ah, en Dorsetshire – respondió captando la atención de Gabriel.
-¿No eres tú de ahí? – preguntó Robert
-Sí, también es mi hogar- respondió él y Beth lo miró asombrada.
-¿Es de Dorsetshire? –preguntó con verdadera curiosidad, no recordaba haberlo visto. Y aunque parecía ser un poco mayor que ella debieran haberse cruzado en alguna ocasión.
-Sí, solo que hace unos años que me fui, a estudiar a Londres y acompañar a mi abuelo.
Beth no lo recordaba, pero su madre sí, así que cuando los vio regresar juntos a la casa, se acercó a saludarlo. Por suerte la efusividad de su madre con Devereaux logró que Torphe se alejara de ellos.
-¿Entonces es el hijo de Beatrix Wethwort? – preguntó la señora Lawrence cuando él se presentó.
-Sí, así es- respondió él y por fin pudo ubicar a la señorita Lawrence dentro del mapa de Dorsetshire. Conocía a los hermanos mayores porque eran de edad similar pero no la recordaba a ella, probablemente porque debía ser una niña la última vez que la viera.
-Hace mucho tiempo que no lo veía, supongo que sigue con su abuelo.
-Sí, sigo en Londres con él.
-¿Pero tampoco ha visitado a sus padres recientemente? Deben extrañarlo mucho.
-Los visito cada verano- respondió él y eso explicaba por qué no se habían cruzado antes, los veranos los Lawrence emigraban hacia el mar- Y ellos van a visitarnos cada vez que pueden, especialmente durante las fiestas de fin de año.
-Me alegro que así sea, Beatrix siempre ha estado tan orgullosa de su hijo, debe ser muy triste para ella no poder verlo con frecuencia. Aunque es obvio que los niños crecen y tienen sus propias vidas, me parece ayer cuando eran niños dijo en un tono casi nostálgico, en verdad recordaba sus años de juventud, de recién casada y cuando habían nacido sus hijos. Gabriel era un año menor que Josephine, así que lo recordaba muy vívidamente-. Espero que nos visite la próxima vez que vaya a Dorset- lo invitó.
-Por supuesto, será un placer – respondió él como cortesía, aunque quizás no fuera una mentira, quizás podría volver a ver a aquella muchacha que lo intrigaba. De hecho estaba callada junto a su madre, asintiendo distraída cada tanto, pero él sentía que su mente estaba llena de pensamientos y le hubiera gustado conocerlos. Beth Lawrence parecía ser capaz de sacarlo del tedio que encontraba en charlas con otras jovencitas.
Había ido por cumplir un compromiso ya que había un lejano parentesco con los Dashwood y la mayor parte del tiempo se arrepentía y había deseado estar en Londres de nuevo, pero ya no. De pronto los llamaron, las mujeres se reunirían en el salón a tomar el té y los hombres tendrían su refrigerio en otro de los salones. Se despidieron y Gabriel se preguntó si volvería a ver a Beth Lawrence y en qué situación sería.
La vio la noche siguiente en el baile que clausuraba aquellos extendidos festejos, y parecía otra persona. Ya no era aquella discípula de Artemisa con una mirada feroz que intentaba proteger a un cervatillo, ni era la que actuaba dando excusas, era otra. Una muchacha llena de vitalidad que bailaba sin parar, una a la que ni siquiera pudo acercarse porque tenía tantos candidatos para bailar que probablemente estaría danzando hasta el amanecer si no quería romper el corazón de sus acompañantes. Sin embargo, también esa versión de ella le llamaba la atención, porque se la veía feliz, no como si intentara coquetear, solo auténticamente feliz por bailar.