Donde tú caminas -Dorsetshire 2

Capítulo 6

 

 

 

 

Un par de días después, Beth  salió de la casa y se sentó junto a Jo que leía en un banco del jardín.

-No quiero irme lejos de Dorset- sentenció la más joven de las hermanas.

-No debes irte si no lo deseas- dijo Josephine algo distraída por la lectura.

-Llegaron cartas – mencionó Beth y eso sobresaltó a su hermana mayor que le prestó atención inmediatamente.

-¿Cartas?

-Sí cartas de Lily – precisó haciendo referencia a la correspondencia de su hermana  casada.

-Ahhh, pero no entiendo qué tiene que ver eso con que tú dejes Dorset.

-Es que … por lo que deduje mamá y ella están planeando arrastrarme por toda Inglaterra para conseguir marido, en verano y supongo que otoño.

-Beth, sabes que nadie te obligara a casarte.

-Lo sé, pero siendo realistas no hay muchas probabilidades de candidatos en Dorset, y sí quiero casarme, llevo planeando mi boda desde los doce años.

-Pero no quieres casarte con cualquiera, si no ya lo hubieras hecho.

-Es verdad, pero ya conozco a todos los hombres de aquí e incluso de condados cercanos y  ninguno de ellos me ha despertado un amor arrebatador, por lo que es probable que mi futuro marido viva en otro sitio. Y en ese caso deberé dejar Dorset, y a ustedes.

-Podrías vivir en Londres,  a ti te gustaría.

-Josephine Lawrence eres cruel, que no ande seduciendo elfos en los bosques no significa que no ame este lugar tanto como tú. Me gusta Londres y conocer sitios nuevos, pero mi casa está aquí.

-Deja de preocuparte por lo que aún no sucede, mi Beth.

-¿No puedo tener los dos, el amor y mi casa?

-A veces, eso es pedir demasiado, pero estoy segura que  lo lograras, aunque sea un misterio aún, estoy segura que tu amor y tú se encontraran. Quién sabe, quizás esté de visita en Dorset y caiga rendido a tus encantos.

-Te estás burlando de mí.

-No querida mía- respondió Jo con ternura-estoy lanzando deseos al aire, confiando en que algún hada buena nos ronde y cumpla ese deseo para que tú seas feliz.

-¿Ves? ¿Cómo podría vivir lejos de ti?

-¿Y si soy quien decido irme? – preguntó Josephine .

-Sabemos que eso es muy improbable. Pero si fuera el caso, a ti si te seguiría a los confines del mundo – respondió teatralmente y Jo le dio un golpecito en la cabeza con el libro que tenía en las manos, luego las dos se echaron a reír.

Ambas tenían preocupaciones e inseguridades sobre el futuro, pero era bueno poder dejarlas de lado.

 

 

Gabriel había pensado en distintas situaciones en las que pudiera encontrarse con Beth para terminar su adeudada partida de ajedrez pero no había encontrado ninguna situación adecuada  sin caer en el escándalo. Así que finalmente había hecho lo único que se le había ocurrido, asistir a la zapatería cada tarde durante dos semanas para jugar con el Señor Smith y esperar que se produjera un milagro. En un principio el zapatero se había sorprendido pero con el correr de los días habían forjado una amistad mientras movían piezas en el tablero y tenían breves conversaciones, a ninguno de los dos les gustaba derrochar palabras y eso los hacía muy buena compañía, cuando hablaban lo hacían de manera sincera y para abordar temas profundos. Además el anciano le había contado sobre Beth, aunque sin ser indiscreto. Sus palabras habían estado llenas de cariño  para aquella jovencita que desde hacía varios años era su compañera de juegos.

 

-Al principio la encargada de  retirar y traer zapatos era su hermana mayor, y ella mataba el tiempo de la espera leyendo. Un día se enfermó y la reemplazó la joven Beth, era curiosa, así que mientras esperaba, descubrió mi tablero de ajedrez. En ese entonces jugaba muchas partidas solo, desafiandome a mí mismo, pero esa vez ella se puso a mover piezas y descubrí que era una buena jugadora. Así que desde ese día se convirtió en mi contrincante favorita- le había contado el hombre y Gabriel se había enternecido al pensar en esa niña que un día había encontrado un refugio en la trastienda de una zapatería.

Finalmente el día que Beth Lawrence entró y sorprendida los descubrió jugando  una partida de ajedrez, pensó que los encuentros casuales eran maravillosos pero que si uno ayudaba a la suerte tampoco estaba mal.

-¿Señor Devereaux? Saludó y preguntó al mismo tiempo, tenía una expresión de desconcierto que a él se le antojó adorable después de escuchar historias sobre la joven Beth.

-Señorita Lawrence- la saludó él

-Bienvenida , Beth- la saludó el señor Smith en el justo instante que Gabriel e ganaba la partida.

-¿Me ha reemplazado? – preguntó inesperadamente ella desde el umbral y eso los hizo reír a ambos.

-Jamás podría, solo que el señor Devereaux se ha convertido en otro amigo que me ha dado el ajedrez. Recordé que tengo un trabajo que finalizar, qué te parce si juegas con él ya que estás aquí, y de paso vengas mi magullado honor – dijo el anciano  con una mirada cómplice hacia Gabriel. Parecía saber muy bien por qué él había iniciado esas visitas.



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En el texto hay: amor, protagonista fuerte

Editado: 02.09.2022

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