Donde tú caminas -Dorsetshire 2

Capítulo 33

Beth entró a su casa en Londres con un sentimiento reverencial, por un lado porque entraba allí como la esposa de Gabriel, por otro, porque era el lugar que él había compartido durante años con su abuelo.

-Ven- dijo él tomándola de la mano.

La casa estaba iluminada y con flores frescas en los jarrones, era muy grande pero también acogedora. Los empleados que se encargaban de mantenerla, le dieron la bienvenida y los felicitaron.

Gabriel la guió hasta la habitación principal, que había sido recientemente redecorada.

-Puedes cambiarte y tomar un baño, luego si quieres podemos cenar, sé que es tarde, pero debes tener hambre.

-Suena bien- dijo ella- ¿Y tú?

-Iré a bañarme y cambiarme en mi antigua habitación, así estarás cómoda. Ha sido un día largo.

-¿Vendrás a buscarme? – preguntó nerviosa, aún se sentía extraña en esa casa.

-Sí, vendré por ti- le aseguró.

Ciertamente había sido un día largo pero feliz, por ello no se sentía cansada, sino más bien animada. Mientras se bañaba repasó en su mente los momentos vividos, la realidad superaba sus sueños, era feliz y estaba profundamente agradecida.

Apenas estuvo lista, Gabriel golpeó la puerta.                                                                                                         -¿Estás lista?- preguntó cuando ella abrió la puerta y Beth asintió- ¿Qué quieres cenar? Nos pueden preparar lo que quieras, o también unos sándwiches si te parece muy tarde.

-Sándwiches estarán bien. Creo que una cena fría será lo mejor, ya hemos demorado demasiado al personal, también deben querer descansar – dijo ella con consideración

Cenaron  en el enorme comedor, pero estar juntos hacía que el espacio se sintiera cálido e íntimo. Hablaron de la boda y de la casa, Gabriel le contó cosas del pasado compartido con su abuelo e hicieron planes para sus días en Londres. Los empleados se habían retirado así que no tenían que preocuparse por nada, y era agradable aquella sensación de que podían hablar y estar juntos hasta que quisieran porque ya eran marido y mujer, por primera vez ya no tenían que separarse.

-Creo que es hora de ir a dormir, deberías descansar – dijo Gabriel y Beth asintió, entonces él la acompañó hasta la habitación y, sorpresivamente, se despidió.

-¿Dónde vas?

-Dormiré en mi vieja habitación, descansa hoy – le dijo.

-Pero es nuestra noche de bodas.

-Puedo esperar, ha sido un día agotador- le dijo suavemente.

-Gracias, Gabriel…pero ya te dije que no estoy cansada – le dijo sonriendo.

-Beth- susurró

-Ven…-dijo ella y le extendió la mano.

Cuando Beth despertó, demoró un instante en recordar donde estaba, luego  se acurrucó de nuevo, pues no se le ocurría un mejor lugar para ella que estar entre los brazos de Gabriel Deveraux.

-Buenos días, esposa- susurró él cobijándola contra su cuerpo.

-Buenos días- respondió tímidamente

-Por primera vez en mi vida  quiero ser completamente perezoso y quedarme aquí contigo- dijo  acomodándose para mirarla.

-Suena tentador, pero…

-Lo sé, también es tentador nuestro primer día en Londres e hice planes para hoy, aunque en este instante desee no haberlos hecho- protestó y eso hizo sonreír a Beth que se incorporó un poco para apoyarse en él y mirarlo atentamente.

-Quiero salir y conocer la ciudad que tú conoces tan bien, y quiero quedarme aquí contigo, pero siento que es maravilloso que pueda hacer las dos cosas, que nuestros mundos, nuestras vidas, nuestros días estén unidos. Es liberador poder soñar una vida juntos, sin miedo.

-¿Ya no tienes ninguna duda, mi Beth? ¿Eres feliz?- preguntó serio

-Absolutamente feliz, lo supe anoche, lo sé hoy – respondió con igual seriedad y Gabriel la besó. Luego lanzó un pequeño gruñido que la hizo sonreír y se levantó.

-Tendré que compartirte con el mundo, no tengo opción.

-Pero iremos juntos-lo convenció.

-Siempre- susurró

Así que luego de desayunar salieron a recorrer la ciudad, fueron a tiendas a elegir muebles para sus habitaciones en la casa de Dorset, almorzaron en un restaurante que era el favorito de Gabriel, compraron dulces en una famosa pastelería y luego pasearon por el Hyde Park.

Eran lugares que Gabriel conocía muy bien, por los que había circulado gran parte de su vida, pero ahora bajo la mirada de Beth todo parecía nuevo, tal vez parte de amar a alguien fuera ver como  lo cotidiano se vestía de milagro. Ella con si interés , su entusiasmo y su alegría lo transformaba todo, incluso a una ciudad que creía conocer.-Creo que estoy achispado – le dijo mientras caminaban por el parque

-Oh, ¿ te hizo mal el vino que bebimos en el almuerzo?- preguntó sorprendida.

-No, creo que tú me produces el mismo efecto que a ti te causan los licores de las hermanas Alistar.

-¿Te emborracho?

-Me achispas, Beth  y estoy tentadísimo de besarte pero no quiero escandalizar a nadie.

-Es una pena, yo estaba decidida a ser escandalosa- le respondió y Gabriel sonrió, luego le dio un beso ligero en al frente.

-Es hora de volver a casa- le dijo y eso la hizo reír.

Al día siguiente, Gabriel le dijo que había programado un encuentro con unos amigos y ella accedió aunque bastante nerviosa, esperaba caerles bien.

-¿Quiénes son? ¿Crees que les gustaré? – preguntó cuando iban en el coche.

-Ya les gustas.

-¿Cómo puede ser? No los conozco aún.

-Eso no es del todo cierto, conoces a la esposa- le  respondió

-Gabriel, ¿dónde vamos?

-A visitar a Emma- le respondió

-¡Emma! ¿De verdad? ¿Y por qué no me dijiste?

-Quería sorprenderte, te prometí que la veríamos cuando viniéramos a Londres

-Gracias – dijo emocionada.

Apenas bajaron del coche se encontraron con que Emma y su esposo los esperaban en la entrada, las dos jóvenes se fundieron en un abrazo mientras sus maridos se saludaban afectuosamente.



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En el texto hay: amor, protagonista fuerte

Editado: 02.09.2022

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