Donde tú estés

Capítulo 4

Ariadna: yo siempre he soñado con un amor como lo que tuvieron mis personajes favoritos. Esa historia me enseña que para el amor no hay nada imposible y que nos hace sentir vivos. Seguramente ya te disté cuenta, porque me gusta tanto esa historia.

Rebeca: eso lo entiendo y es porque te sientes identificada con el personaje. Ahora necesitas esperar un tiempo para que se pueda escribir tu propia historia de amor.

Ariadna: eso jamás pasara, madre. Prefiero vivir en mi mundo de fantasía donde todos mis sueños se hacen realidad y olvido por unos minutos la tristeza que siempre he tenido en mi alma.

Rebeca: pienso que es mejor que te lleve a tu recámara para que puedas descansar o prefieres que te lleve a otra parte de la casa, hija.

Ariadna: llévame a mi recámara, por favor. Porque siento que me voy a enfermar y no te preocupes, ya que solo necesito tomar un descanso.

Ella ayuda a su hija a levantarse de su asiento y le da su bastón para poder entrar a su casa, así ellas suben las escaleras hasta que por fin llegan. Ariadna se acuesta en su cama y Rebeca la observa dormirse, pero cuando lo hace ella vuelve al lado de su esposo

En la empresa Vaughan

Héctor: seguramente debes de estar feliz. Porque tu compromiso ya no existe más y le prometí al señor Johnson que nadie de nuestra familia los molestaría, espero que lo cumplas.

Leónidas: está bien y de todos modos nunca conocí a mi prometida. Eso fue lo mejor para nosotros, además no me imaginaba casado.

Héctor: si hubieras tenido la molestia en conocerla otra historia seria. Solamente que eso jamás paso y tengo que respetar tus decisiones, aunque no esté de acuerdo contigo.

Leónidas: se perfectamente que esto fue difícil para ti, padre. Pero desde hace años se concretó el compromiso y quiero conocerla de lejos.

Héctor: es demasiado tarde para eso. Ahora debes de seguir con tu vida igual que siempre y olvídate definitivamente de la hija de los Johnson.

Leónidas: eso es algo difícil de olvidar. Si estabas empeñado en que me casara con ella y seguramente no tardare en conocerla. Porque precisamente estamos invitados al aniversario de la empresa Johnson.

Héctor: no te atreverías hacerlo, hijo. Además, su padre jamás va a permitir que te acerques a ella y necesitas olvidarte de este asunto.

Leónidas: jamás lo olvidare y ese preciso momento sería el ideal para hacerlo. No pienso perder esta oportunidad que se me presenta.

Héctor: entonces has lo que quieras, pero de lejos. Recuerda que hice una promesa y se tiene que cumplir, eso significa que no te quiero ver cerca de ella.

Leónidas: vas a cumplir con tu palabra, padre. Nada más lo pienso hacer por unos cuantos segundos para después seguir con mi vida después de todo.

Héctor: espero que esto no ocasione ningún problema. Porque te conozco perfectamente y estoy seguro de que puedes actuar por impulso cuando la veas.




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