Donde tú estés

Capítulo 18

Ariadna: se perfectamente que no estás de acuerdo con mi boda. Solamente quiero que me apoyes y sé que nunca es fácil dejar ir a los hijos para que hagan su propia vida lejos de sus padres.

Rebeca: siempre he estado a tu lado desde el día que naciste. No sabes el trabajo que siento al aceptar esta realidad, pero al principio no pensaba de esa manera.

Ariadna: muy pronto te acostumbraras y más cuando se llegue la fecha de mi boda. Además, él nunca me amará y lo único que nos unirá será este lazo.

Rebeca: precisamente eso no es lo que piensa tu prometido. El destino ya está escrito y solo tú lo podrás cambiar si quieres una vida feliz y tranquila.

Ariadna: eso lo tendré a su lado, madre. Nada más que la única manera en que yo podre serlo es en mi propio mundo de obscuridad donde solo existe mi imaginación.

Rebeca: tan siquiera siempre podemos hablar como madre e hija. El matrimonio puede ser algo demasiado difícil si apenas se acaban de conocer.

Ariadna: el necesita conocerme antes de la boda. Seguramente por eso eligió la fecha, porque esos eran sus planes desde un principio.

Rebeca: estamos a punto de llegar al parque. Ahora me puedes decir la razón por la cual quisiste venir, ya que eso es extraño en ti.

Ariadna: lo que pasa es que necesitaba salir un momento y es que también me gusta escuchar las voces de las personas. No quiero pasármela toda mi vida encerrada en casa y me pregunto cómo será mi vida después de casada con el señor Vaughan.

Rebeca: primero él se tiene que comportar como un buen esposo para ti, Ariadna. Pero en tu nueva casa no tendrás a nadie que te cuide, eso me recuerda que debo de hablar con tu padre y sobre todo con él para arreglar este asunto antes de la boda.

Ellas tiempo después llegan al parque que era el más cercano a su casa, ya que los otros estaban a una distancia considerable. El chofer les abre la puerta para posteriormente ayudarlas a bajar y después de que lo hacen ellas se van a sentar a una de las bancas que tiene el parque

En la empresa Vaughan

Fabián: me imagino que tu matrimonio sigue en marcha. Porque desde que entre a tu oficina no has dejado de sonreír y espero no equivocarme.

Leónidas: tienes razón. Estoy seguro de que ella será mi único amor y solo me bastará con besar sus labios para darme cuenta de que alguna vez existirá el amor en nuestros corazones.

Fabián: jamás imagine que algún día hablarías de amor y precisamente eso se lo debas a tu prometida. Además, a pesar de no tener luz en sus ojos es demasiado bonita.

Leónidas: solamente te pido que tengas mucho cuidado en la manera en que hablas de ella. Ariadna muy pronto será la señora Vaughan y sobre todo tengo el propósito de hacerla feliz.




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