Leónidas: por eso debemos de salir. No creo que tus padres se nieguen a que lo hagamos, recuerda que prácticamente ya eres mi esposa.
Ariadna: solamente hay un problema y es que todavía no lo soy, señor Vaughan. Debemos de respetar a nuestros padres y necesitamos hacer las cosas correctamente.
Leónidas: tienes razón, Ariadna. Eso significa que les pediré a tus padres permiso para salir contigo y pienso esperar a que llegue tu padre para poder hacerlo.
Ariadna: seguramente falta muy poco para que llegue mi padre. Ahora quisiera que me hablara un poco de su vida mientras lo esperamos.
Leónidas: entonces necesito presentarme contigo como en un principio. Mi nombre es Leónidas Vaughan White soy hijo único de mis padres y sobre todo recibí una buena educación de ellos. Siempre viví para mis estudios, porque tenía que hacerme cargo de las empresas de mi padre, nunca tuve tiempo para el amor solo hasta ahora y jamás imagine que mi prometida fuera tan hermosa.
Ariadna: nunca me ha interesado mi apariencia física y más porque soy ciega, así que no tengo la menor idea de que soy hermosa. Mi ceguera es de nacimiento, jamás tuve la oportunidad de ver los colores y de tener una vida normal, pero ellos se han esforzado tanto para que yo no sufra, nada más que no puedo evitar sentirme triste y por eso siempre sonrió.
Leónidas: lo entiendo y por eso ocultas la tristeza que sientes a través de tu sonrisa. Ahora te olvidaras de eso, porque lo harás de felicidad y me encargare de que ya no te sientas así. Será mejor que empieces a llamarme por mi nombre, ya que de todos modos en unos cuantos días más te convertirás en mi esposa.
Ariadna: necesitamos hablar de eso también. Mi madre está preocupada, ella no sabe qué futuro me espera a tu lado y seguramente te imaginaras la razón.
Leónidas: ella es tu madre y por supuesto que lo hace. Necesitare hablar con ellos para que se tranquilicen y cuando estemos todos juntos se lo diré, solamente falta que me permitas darte un beso, por favor.
Ariadna: no puedo creer que me hayas pedido eso. Nada más que debes de esperar hasta mañana y este no es un buen momento para que me lo des.
Leónidas: está bien. Además, quiero que sea especial igual que nuestra cita y debo de ser demasiado prudente cuando estoy contigo, Ariadna.
Ella escucha cuando su padre llega a la casa y él se dirige a donde estaban, así que su madre también lo hace. Pero ella no podía evitar estar al pendiente de su hija y no sabía que haría cuando ya no estuviera en casa
Fernando: dos veces en un día has venido a visitarla. Mi esposa me aviso de tu presencia y por eso he salido antes. Porque no creo que solo hayas venido a dejarle su obsequio a mi hija.
Rebeca: lo mismo pienso yo, Fernando. Ahora que estamos reunidos nos tiene que decir que es lo que está planeando hacer para saber que esperar de él.
Leónidas: nunca esperaran algo malo de mi parte. Precisamente vine hacerle una invitación a mi prometida para mañana y como usted está aquí necesito su permiso para salir con ella.
Fernando: ella no conoce más allá de su mundo. Además, quiero que me asegures de que la cuidaras y nada más saldrán esta vez, esa es la única condición que te pongo para que lo hagan.