Leónidas: lo acepto, señor Johnson. Porque puedo esperar un poco más para poder estar con Ariadna y los días pasaran demasiado rápido.
Rebeca: la boda todavía no es un hecho y pueden pasar muchas cosas durante ese tiempo. El destino aún no está decidido y algunas veces nos podemos llevar una gran sorpresa.
Ariadna: en mi destino no existirá nadie más que no esa él, pero Leónidas tiene que hablar con ustedes sobre mi futuro como su esposa.
Leónidas: tiene razón, Ariadna. Solamente que estuve pensando y coincido con ustedes, ella requiere muchos cuidados y más cuando esté trabajando en la empresa. Encontré una solución y es que debo de contratar una enfermera para que la cuide mientras yo no esté a su lado.
Ariadna: pienso que eso no será necesario. Solo necesitare saber dónde están las cosas de mi nueva casa para evitar caerme y presiento que ustedes no lo van a permitir, porque si no lo acepto se preocuparan, eso es lo que menos quiero que hagan.
Fernando: nosotros siempre lo haremos y como no si eres tan frágil. Además, por eso te he sobreprotegido demasiado y sobre todo jamás voy a permitir que sufras.
Ariadna: muchas gracias, padre. Ahora que mi prometido hablo contigo seguramente se tiene que ir a su casa, nada más faltaría que me diga a qué hora va a pasar por mí para llevarme a nuestra primera cita.
Leónidas: tienes razón. Pasare por ti a las 7: 00 de la noche, solo que esta vez te regalare una caja de chocolates ya que te traje un ramo de flores o dime que quieres y con mucho gusto te lo regalo.
Ariadna: está bien con la caja de chocolates. Necesito agradecerte la intención que tienes y mañana te estaré esperando para que pases por mí.
Él se despide de ella y también de sus padres para después levantarse de su asiento y antes de hacerlo le da un beso en la frente. Leónidas sale de la casa de ella y cuando lo hace se sube a su auto para posteriormente dirigirse a su destino
Rebeca: por fin se fue tu prometido y pensé que se iba a tardar más tiempo contigo. Estás segura de querer salir con él, sino para que se cancele tu cita.
Ariadna: si estoy segura de hacerlo. Estoy feliz porque mañana me espera un día demasiado interesante y no estaré encerrada en mi recámara.
Fernando: entiende a tu madre. Solamente que para ella no es nada fácil dejarte ir, además prácticamente él es un completo desconocido para ti.
Ariadna: eso lo entiendo. Pero esta vez quisiera cenar en mi recámara, porque estoy muy cansada y quiero que mi madre me lea una de sus historias.
Ella se levanta del sillón para después subir las escaleras y en unos cuantos minutos llega. Ariadna se sienta en su mesa y lo único que tenía que hacer era esperar su cena, nada más que a los diez minutos su madre sube hasta su recámara para dejársela. Ella empieza a poner su plato de comida en la mesa y solo tenía que esperar a que terminara para contarle otra historia de amor y así lo hace. Rebeca al darse cuenta de que había terminado espera a que su hija se acueste en su cama para empezar con su historia