Donde tú estés

Capítulo 29

Él toma la mano de su prometida para después dirigirse afuera de su casa, pero antes de hacerlo se despiden de ellas. Ariadna se sentía nerviosa y más sabiendo que era demasiado torpe cuando visitaba lugares desconocidos, ella no quería que el sintiera vergüenza. Leónidas la ayuda a subir a su auto para hacerlo el también y ellos se dirigen rumbo a su destino

Ariadna: seguramente notaste que me siento nerviosa. Además, no me diste un ramo de flores y mucho menos una caja de chocolates, pensé que ibas a tener ese detalle conmigo.

Leónidas: jamás se me pasara desapercibido tus sentimientos. Precisamente en nuestra cita te los daré, eso nunca se me olvidaría y déjame decirte que te ves hermosa.

Ariadna: muchas gracias, ya que mi madre eligió este vestido para esta noche. Solamente quería sentirme diferente y sobre todo ser feliz.

Leónidas: siempre tendré la necesidad de hacerte feliz y si esa es una razón para que lo haga. Pero tendremos todas las citas que quieras.

Ariadna: solo me conformo con tener esta. Estoy segura que eres un hombre que tienes muchas obligaciones y lo único que no quiero es ser una carga para ti.

Leónidas: no me gusta saber que te consideras una carga. Esa es la tristeza que llevas en el alma que te hace pensar de esa manera, mi Ariadna.

Ariadna: es algo difícil para mí dejar de hacerlo. Algunas veces quisiera haber nacido normal y no depender de las demás personas.

Leónidas: lo siento tanto. Porque me gustaría poder hacer algo por ti, pero lo único que tengo demasiado claro es que a mi lado ya nunca más sufrirás.

Ella sonríe y tiempo después llegan a su destino. Leónidas estaba seguro de devolverle la felicidad a su prometida, él se baja del auto y la ayuda hacerlo para posteriormente besar la palma de su mano

Ariadna: ahora sí, necesito saber a donde hemos llegado, por favor. Solamente de esa manera me iré haciendo la idea de cómo puede ser este lugar.

Leónidas: te he traído a un restaurante. Además, elegí este lugar porque no quería exponerte a que te pasara algo por mi culpa y prefiero evitar eso.

Ariadna: eso me demuestra una vez más que serás un buen esposo. No quiero que te sientas obligado a estar siempre a mi lado y para eso estará la enfermera que me acompañara durante el día.

Leónidas: quiero que entiendas que nuestro matrimonio no es una obligación para mí. Será mejor que entremos y sobre todo nuestra primera cita ha comenzado.

Ellos entran al restaurante, el mesero los hace pasar directamente a su mesa y él se retira para dejarlos solos. Leónidas la ayuda a tomar asiento y él también lo hace

Ariadna: quisiera pedirte que me dejaras tocar tu rostro para saber cómo eres porque es un buen momento para que lo haga. Ahora que estamos solos sin la compañía de nadie.

Leónidas: está bien, mi Ariadna. Pero también hare exactamente lo mismo que tu hagas, ya que debo de aprender a conocerte de esa manera.




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