Donde tú estés

Capítulo 30

Ariadna: no tienes ninguna necesidad de hacer lo que te pida. Además, quiero que te sientas libres, porque puedes seguir con tu vida, ya que no seré un obstáculo para ti.

Leónidas: necesito que olvides lo que me acabas de decir para poder continuar con lo que venimos hacer y antes de pedir nuestra cena tengo pensado darte tu primer beso.

Él se acerca un poco más a ella y le da un beso. Leónidas no tenía la menor idea de que con un beso podría sentir tanto, ella se sonroja cuando lo termina. Entonces él toma las manos de su prometida y las pone en su rostro, Ariadna empieza a reconocer su rostro con el tacto de sus manos y sonríe porque en su imaginación él era un príncipe, ahora que término le tocaba su turno y por último le besa su mejilla para posteriormente pedir su cena. El mesero les lleva su cena y al momento en que termina de hacerlo se retira, ellos empiezan a cenar y tiempo después terminan

Ariadna: fue muy lindo el tiempo que duro nuestra cita. Ahora sí debo de regresar a mi casa y recuerda que le dijiste a mi madre que llegaríamos temprano.

Leónidas: tienes razón, mi Ariadna. No quiero que se disguste mi suegra por no hacerlo y dentro de muy poco tiempo serás la señora Vaughan.

Ariadna: cuando me lo dices parece algo tan lejano para mí que no sé qué esperar cuando eso pase. Pero el destino ya decidió por nosotros.

El escucha atentamente sus palabras y sabía que tenía razón. Nada más que el mesero se acerca a ellos con su ramo de flores y su caja de chocolates para dejarlo en la mesa y se despide de ellos. Leónidas se los da a su prometida y ella sonríe al sentir sus flores. Ellos siguieron teniendo citas hasta que al fin había llegado el día de su boda

Ariadna: no puedo creer que el tiempo pasó demasiado rápido. Porque al fin llegó el momento en que me convertiré en la esposa de Leónidas.

Rebeca: definitivamente este es el momento más difícil de una madre y es dejar ir a su única hija para que haga su propia vida como una mujer casada.

Abuela: así es como debe de ser. Será mejor que nos vayamos a la iglesia, porque seguramente tu padre ya te está esperando para poder llevarte.

Rebeca: mi suegra, tiene razón. Pero de repente se me vinieron todos los recuerdos donde estuviste a nuestro lado y antes de que te vayas quiero decirte que siempre te voy a querer.

Ella le agradece sus palabras a su madre. Ellas salen de su recámara, Ariadna estaba a punto de bajar las escaleras, solo que su padre la ayuda hacerlo. Ellos se dirigen dónde estaba su auto y Fernando la ayuda a subirse, el resto de la familia se va en otro auto y de esa manera ellos se dirigen rumbo a la iglesia donde este día será el principio de su verdadera felicidad

En la iglesia

Fabián: ahora sí no me puedes negar que estás enamorado de ella. Porque desde que llegaste no has dejado de ver la puerta de la iglesia.

Leónidas: estoy completamente enamorado de ella. Solamente que me di cuenta de eso hace poco y por esa razón no puedo dejar de sonreír.




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