Donde tú estés

Capítulo 39

Ariadna: no puedo estar viajando contigo cada vez que lo hagas y más sabiendo que será algo referente a tu trabajo y si estoy a tu lado seré una distracción, eso es lo que quiero evitar.

Leónidas: jamás ha sido mi intención dejar que me esperes. No quiero escuchar un comentario sobre eso, porque necesitamos subirnos al auto para poder irnos al hotel.

Ariadna: está bien. Espero que este viaje nos sirva de mucho y lo único que siento es que nos falta llegar a conocernos realmente y esto lo haremos definitivamente en este viaje.

Ellos se acercan al auto que habían pedido en esta ocasión. Él no quería que su esposa pasara ninguna necesidad y sobre todo que se sintiera fuera de lugar, él ayuda a su esposa a subirse al auto para hacerlo el también, Leónidas enciende su auto y de esa manera ellos se dirigen a su destino

Leónidas: te pienso describir la ciudad cuando estemos de compras. Ahora quiero que tomes un descanso para que lo podamos hacer.

Ariadna: entonces sabré el nombre de la ciudad hasta que lo hagas. Porque no me lo has dicho en todo este tiempo y tendré que esperar unas horas más para saberlo.  

Leónidas: me hubiera gustado que fuera una sorpresa, pero no me dejas otra alternativa que decírtelo. Solamente que nunca podre ocultarte nada.

Ariadna: será mejor que no me lo digas. Prefiero que sea una hermosa sorpresa como lo habías planeado y siento que si cierro mis ojos en el auto me voy a quedar dormida.

Leónidas: si tienes sueño duérmete, mi Ariadna. Además, yo no tengo ningún problema en cargarte entre mis brazos y eso es lo que más me gusta de todo esto.

Ariadna: si esas son tus intenciones no lo pienso hacer. Porque no me gustaría que lo hicieras cuando entremos al hotel y puedo descansar perfectamente cuando lleguemos a nuestro cuarto.

Él sonríe al escucharla hablar de esa manera. Leónidas solo quería saber lo que pensaba si lo llegaba hacer y ella definitivamente todavía tenía vergüenza a que los vieran juntos, pero eso tenía que cambiar. El amor que el sentía por su esposa era demasiado fuerte, ellos tiempo después llegan y cuando lo hacen, el ayuda a su esposa a bajar del auto para poder entrar al hotel

Leónidas: necesito que estés tranquila. Porque esta ciudad es completamente nueva para ti, pero sobre todo el hotel donde nos hospedaremos el tiempo que dure nuestra luna de miel. 

Ariadna: tienes razón, Leónidas. Nada más que me imagino que durara unos cuantos días y después volveremos a casa para poder acostumbrarnos a nuestra vida de casados.

Leónidas: estaremos aquí el tiempo necesario. Solamente que yo tengo ninguna prisa por volver y si por mi fuera no volveríamos nunca.

Ariadna: no te creo capaz de hacerlo. Porque necesitas recordar que eres la única persona que puede manejar tu empresa y conoces perfectamente cada uno de los movimientos que se tiene que hacer.

Leónidas: definitivamente me llegaste a conocer en este tiempo, a pesar de que digas todo lo contrario y creo que me equivoque al hablarte de mi trabajo cuando teníamos nuestras citas.




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